De acuerdo a una investigación

Micros de dos pisos son más inestables


Son ómnibus confortables que poseen una mayor capacidad de pasajeros. Sin embargo, desde el punto de vista de la física, resultan más inseguros que los de una plataforma. Vientos menores a 100 km/h pueden volcarlos. Los choferes admiten que, cuando las condiciones climáticas son adversas, deben manejar con mayor precaución.

Una investigación realizada por los ingenieros civiles Gustavo Balbastro y Victorio Sonzogni y por el ingeniero mecánico Gerardo Franck determinó que la velocidad de un viento inferior a 100 km/h, incidiendo en forma perpendicular, sería suficiente para producir el vuelco de un colectivo de dos pisos; y dicha velocidad no es inusual dentro de los vientos que se registran en nuestra zona.

El estudio, llevado a cabo en el Centro Internacional de Métodos Computacionales en Ingeniería (dependiente del Intec), tomó como caso testigo un accidente ocurrido sobre la autopista Rosario-Buenos Aires, cerca de la localidad de Fighiera, en noviembre de 2003, y fue presentado el año pasado en el marco del XIV Congreso Argentino de Vialidad y Tránsito.

"Esta investigación se originó como una forma de estimar la velocidad del viento que había producido daños en determinadas construcciones. El colectivo tenía una forma muy fácil de estudiar y fue por eso que lo elegimos para especificar qué velocidad había tenido el viento para producir su vuelco. En primer lugar hicimos un cálculo con valores de coeficientes de tabla, que figuran en los reglamentos, y después una simulación por computadora del flujo de viento incidiendo en forma perpendicular al coche", dijo Balbastro. Y agregó que "se obtuvo que una velocidad inferior a 100km/h, que tiene un período de recurrencia media en nuestra zona, podía producirlo".

-Teniendo en cuenta que un colectivo de dos pisos mide 4,10 metros ¿de qué manera influye sobre él un viento a 100 km/h? -El viento provoca presiones sobre cualquier objeto que esté expuesto a la corriente de aire. Estas presiones, sobre un cuerpo, generan fuerzas. Si un cuerpo tiene mayores dimensiones, en particular mayor altura como es el caso de los colectivos, la presión es mayor y, por lo tanto, las fuerzas que van a tender a moverlo también. En toda situación tiene que haber un balance entre las fuerzas que intentan mover un cuerpo y las fuerzas que se oponen a ese movimiento, que normalmente se da en el peso. En este caso, los colectivos son relativamente livianos y la presión que reciben por parte del viento sería suficiente como para moverlos con velocidades de viento relativamente bajas. Si el colectivo circula con un viento en contra o de frente, el viento lo frenará más y la tendencia de vuelco será mucho menor. En cambio, si el viento es transversal, las probabilidades de vuelco suben. -¿Podemos decir entonces que más que en la altura el tema está en el peso y, por ende, en cómo están construidos?-En cualquier diseño son varios los factores que intervienen, a veces opuestos. Estos factores se deben balancear para conseguir una solución. En este caso, los factores principales son la altura, el peso y su distribución, el ancho, la forma y las relaciones de dimensiones. -¿Por qué la forma?-Porque distintas formas favorecen o no la aparición de mayores esfuerzos frente al viento. Una forma aerodinámica, por ejemplo el ala de un avión, pone poca resistencia. En este caso, el viento lo roza y prácticamente lo empuja muy poco. En cambio una que no lo sea pone mucha resistencia y es peor. -¿La extensión del colectivo influye en el vuelco?-Todas las dimensiones influyen y las relaciones entre ellas también. Uno podría decir que aumenta la altura si aumenta el ancho, pero no puede hacerlo por una limitación de la ruta. Hay que balancear los factores: si uno da más altura debe compensar con el peso. Cualquier objeto puede dejar de ser estable con determinadas condiciones. En ese sentido el tema pasa porque esas condiciones sean lo suficientemente poco probables. Un edificio bien diseñado puede dejar de ser estable si, por ejemplo, cae una bomba o hay un terremoto de determinada magnitud; en condiciones normales va a seguir siendo estable. Lo mismo pasa con los colectivos: pueden ser o no estables en función de las condiciones de los fenómenos que se produzcan a su alrededor. En particular si hay un viento de determinada magnitud siempre va a haber algún valor de viento que lo pueda volcar. Frente a eso, lo importante es que ese valor sea lo suficientemente poco probable que ocurra. Si es un viento que se produce una vez cada 100 años podemos estar tranquilos, pero si es un viento que se produce cada seis meses es preocupante. Las opiniones de los choferes

Muchos no quieren hablar por temor a perder su fuente laboral; otros se animan pero sin que medie el grabador. Seguros de que no será revelado ni su nombre ni el de la empresa, se sinceran.

Están los que creen que los colectivos de doble piso deben sacarse de circulación y los que opinan que se pueden manejar siempre y cuando se tomen los recaudos necesarios.

Debido a la dimensión y altura del coche, los choferes coinciden en señalar que son muy vulnerables bajo condiciones climáticas adversas, lo cual los hace más proclives a volcar.

"Cuando hay viento o lluvia tenés que ir más despacio porque si no se hamacan. Para evitar que pase eso tenés que ir a menos velocidad de la reglamentaria. Además estos coches son más peligrosos que los de un piso porque si tenés que doblar o hacer una maniobra brusca no tienen la misma estabilidad", dijo uno de los choferes.

Otro conductor (y mecánico) elogió el confort y la carrocería, pero tuvo algunos reparos a la hora de hablar de la seguridad. "Los colectivos de esta clase tienen motores potentes, muy buena dirección y visibilidad; pero para manejarlos hay que tener experiencia. Son lindos pero peligrosos. Por eso cuando el clima está feo hay que aflojar el pie".

Pero no todos creen que levantando el pie del acelerador se solucionan los problemas. "En los países del Mercosur no existen; acá todo es una farsa. No me preguntes más porque ésa es mi opinión", dijo el trabajador antes de marchar rumbo a Buenos Aires.

Igual de categórico fue un ex chofer, que luego de 27 años decidió retirarse y dedicarse a la actividad privada. "Alcancé a probar estos colectivos y no se pueden dominar porque tenés todo el peso arriba y abajo van livianitos. Tienen mucha altura y la misma trocha de hace 50 años, que es la establecida por ley. Por eso empiezan a tambalearse de un lado para otro", sostuvo.

A diferencia de este grupo, hay otros que consideran que los micros son seguros y no tienen nada que envidiarle a los de un piso. "Son tan estables como los demás y hay que tomar los mismos recaudos al manejar que tendrías con cualquier otro colectivo", dijo un chofer.

"Los dos son seguros; en una curva cerrada ambos tienen las mismas probabilidades de volcar. El problema acá está en Transporte que no audita la parte técnica: una amortiguación que falla hace tambalear tanto a un colectivo de un piso como a uno de doble nivel. Acá el control se hace como todo en este país... Qué podés esperar, estás en la Argentina", opinó otro trabajador, instalando el debate sobre los controles que debe realizar el Estado.

Muy laxos

En Santa Fe, ¿los conductores sienten el rigor de los inspectores o se trata de controles esporádicos? Los consultados opinaron que la CNRT está presente, pero su eficiencia deja mucho que desear.

"Hay empresas que te proponen trabajar doble turno y está en el chofer aceptar o no. Algunos dicen que sí porque les viene bien el dinero y otros por falta de conciencia. Hay conductores que llegan a trabajar hasta 16 horas pero, te repito, depende del chofer y de la empresa. Los de la CNRT lo saben", dijo un conductor.

Para otro trabajador, las horas que pasan al volante es un tema candente. "Llegué a estar cuatro o cinco días manejando y durmiendo arriba de un colectivo cuando manejaba los coches de turismo, pero ya dije basta. Muchas veces los choferes aceptan porque les conviene tener más viajes y a la empresa también porque contrata menos empleados", sintetizó.

El problema del diseño

El ingeniero Rubén Arias dirige el grupo de Investigación en Tecnología Vehicular (Gitev) de la Facultad Regional de Pacheco de la UTN y fue el primero que, en 2004, realizó un ensayo de vuelco de colectivo en la Argentina.

El experto explicó que antiguamente se medía la eficiencia técnica de los coches controlando el sistema de frenos y se pasaba por alto un punto central: la estabilidad. En este aspecto, el diseño del vehículo juega un rol importante.

"El equilibrio de los coches de dos pisos está logrado por el apoyo de las ruedas sobre el suelo. Cuanto más altos son los colectivos, más elevado está el centro de gravedad y, en consecuencia, están más propensos a volcar. Por eso los vehículos de competición en un curva derrapan pero no vuelcan", explicó Arias.

Si a la altura de los coches y a su extensa superficie lateral se le agregan condiciones que tienen que ver con el inadecuado mantenimiento de los vehículos (sistema de frenado ineficaz y rolido -balanceo- importante) las posibilidades de vuelco se incrementan.

Para evitar que los ómnibus tumben, Rubén Arias cree conveniente diseñar un vehículo con una suspensión que tenga poco efecto de rolido y un centro de gravedad lo más bajo posible.

Otro elemento de utilidad para prevenir accidentes es el dispositivo de control de estabilidad vehicular que ya se utiliza en otros países del mundo y cumple la función de avisar al conductor -por medio de una señal auditiva y visual- cuando el colectivo está inclinado o se aproxima al ángulo de vuelco.

María Sol Pogliani/Mónica Ritacca