El músico publicó su quinto álbum
Abonizio, "extraño conocido" defendiendo sus canciones
En el trabajo, repasa una decena de sus más conocidas canciones.

El cantautor rosarino Adrián Abonizio acaba de publicar su quinto álbum solista "Extraño conocido", en el que hace un repaso por una decena de sus más conocidas canciones a las que visita desde un compromiso nunca antes expresado como intérprete.

Ampliamente conocido por un repertorio que popularizó su coterráneo Juan Carlos Baglietto, a Abonizio siempre pareció pesarle la responsabilidad de exhibir y defender su obra desde el formato estético en que la concibió y que, en muchas casos, el gran público conoció a partir de otras aproximaciones.

Tal vez condicionado por la mirada interpretativa de Baglietto, al también escritor y poeta le costó posicionar su inspirado cancionero, pero la cuidada edición del reciente "Extraño conocido" viene a cubrir buena parte de ese vacío.

Con producción artística y dirección de arreglos a cargo del guitarrista Carlos Casazza, la placa grabada en Rosario se apoya en las cuerdas de las guitarras (pulsadas por Casazza, Abonizio y Claudio Bolzani) y del contrabajo (a cargo de Charly Pagura), para crear una atmósfera que permite apreciar la probada estatura compositiva del creador y, quizá por primera vez, su mejor versión propia.

Austero y luminoso equipaje

El entramado musical que se desenvuelve en torno de cada canción termina siendo el austero y luminoso ropaje para que Abonizio le ponga el cuerpo y la voz a un puñado de canciones que concibió y que, en muchos casos, son mojones en el tránsito de la música popular de esta parte del mundo.

El material se inaugura con "Mirta, de regreso" (pieza emblema del denominado y difuso movimiento llamado Trova Rosarina), "Dios y el diablo en el taller" (que ya había registrado en "15 bonitas melodías", su anterior cd en solitario que editó en 2002), la honda canción de cuna "Dormite patria" y el clásico "El témpano".

Sobre esa pieza, Adrián escribió en el sobre interno de la placa "cuando lo terminé se me acabó con la última línea la furia que sentía. Lo escribí en una cocina embrujada y lo mandé por carta para que lo grabe Baglietto. Cuando lo anoté le agregué el título al azar, sin pensar en nada, sólo por el gusto del absurdo: luego entendí que somos como los témpanos, por abajo, por dentro, somos más profundos y nos ocurren más cosas que las que dejamos ver".

El recorrido incluye tres viejas páginas no tan transitadas: la inquietante "Cantándole a los vivos", las zigzagueantes "Plantas argentinas" y la fantástica, por lo buena y lo imaginativa, "Rieles de San Pedro".

También se suma la justificada recuperación de las imágenes de "La villa de los milagros", un tema que originalmente volcó en "15 bonitas melodías".

El tránsito inclye otra aproximación a "Historia de Mate Cocido" (a la impulsada por Baglietto, en 2004 se le agregó una casi experimental que Adrián Iaies, Raúl Carnota, Liliana Herrero y Mono Izarrualde compartieron para sumar a "Cualquier tren a ningún lado", el disco que lo unió a Sergio Sáinz) y una reposada "En tierra firme" que cierra el paseo por estas canciones argentinas.

Sergio Arboleya-Télam