A 20 años de su muerte crece el prestigio de Borges

Mora Cordeu y Julieta Grosso (Télam)

A veinte años de su muerte, la figura de Jorge Luis Borges ha activado una serie de registros que, ya sea desde la temática abordada o la audacia del formato, aporta nuevas significaciones a su obra y le permite entablar una relación diferente con las nuevas generaciones.

Borges murió el 14 de junio de 1986, pero varios años antes ya se había convertido involuntariamente en un clásico, es decir, el autor de una obra venerable e indiscutible que encarna un conjunto de valores culturales instituidos como "superiores".

Por eso, el desafío ahora pasa por encontrar nuevas aristas al legado del autor de "El Aleph" en términos de sustraer esta obra del panteón de los clásicos para transformarla en una experiencia en curso sobre la que no se ha dicho todavía la última palabra.

En ese sentido trabajan "Borges", una biografía escrita por el británico Edwin Williamson; "Literatos y excéntricos" (Sudamericana), una investigación de Martín Hadis -que acaban de aparecer-, así como "Borges y los orangutanes eternos", novela del brasileño Luis Fernando Verissimo (Sudamericana) y el ensayo "Borges y la traducción", del estadounidense Sergio Waisman (Adriana Hidalgo), publicados el año pasado.

La monumental biografía de Williamson sobre el escritor argentino desembarcó en Buenos Aires hace un mes, instalando la polémica a partir de un texto que baja a Borges de su pedestal.

La cristalizada caracterización del escritor como un "hombre sin vida: un manso bibliófilo que vivía ensimismado, casi fuera del tiempo, encerrado en una `biblioteca total"', como describe el propio Williamson, da paso a un Borges real alejado de la leyenda.

"Descubrí a un Borges apasionado en su juventud, criollista, de vanguardia, involucrado en la política. Muy distinto del que se conoció luego fuera de la Argentina", aseguró Williamson a Télam.

El biógrafo hace una doble lectura, que incluye contextualizar la literatura de Borges en el país y cruzarla con el registro de los acontecimientos vitales que lo marcaron, como su relación amorosa con Norah Lange, antes de que la escritora y musa de la vanguardia se enamorara del poeta Oliverio Girondo.

Al frustrarse este vínculo, el escritor habría intentado suicidarse, como reconstruye Williamson a través de diversos testimonios y una exégesis de la escritura de Borges de esos años.

También el argentino Martín Hadis eligió un abordaje lateral: él sostiene que la vocación literaria y la pasión por los libros de Borges tienen origen en una dinastía tan ilustre como pintoresca que se remonta al siglo XVIII.

A lo largo de 510 páginas, el ensayista describe a un clan -los Haslam- , narra la serie de episodios fortuitos que trajeron a varios de sus integrantes a la Argentina y analiza las formas en que el legado de esta rama inglesa influyó en el autor de "Ficciones".

"Como le podría pasar a cualquier otra persona a la que le preguntan sobre sus antepasados, Borges tenía datos aproximados pero no siempre certeros sobre el origen de sus ancestros. Lo indudable es que ellos tuvieron una influencia fundamental en su vocación literaria", analizó Hadis al ser entrevistado.

"Borges proviene de una familia que adhería al metodismo, un movimiento religioso que daba importancia a los libros y a la palabra impresa. Este antecedente le otorgó un sesgo literario y agnóstico a su obra, que incorpora relecturas de la Biblia desde una óptica protestante", explicó.

Hadis le atribuye a Borges una genealogía integrada por pastores, escritores, maestros, científicos, editores y libreros ingleses que, además de signar su inclinación literaria, le legaron los matices que definen su obra.

En muchos de sus antepasados, "entre ellos, un médico que llegó a dirigir un manicomio, se advierte esa mirada entre risueña y condescendiente ante la falencia humana que es toda una marca en Borges, quien compartió con sus ancestros un cierto tono irónico".

Aunque tal vez sin la pretensión explícita de examinar el legado borgeano, el autor brasileño Luis Fernando Verissimo consigue una de las aproximaciones más originales en su novela "Borges y los orangutanes eternos".

En su caso, la exploración del universo de Borges adopta el formato de una clásica novela de misterio, en la que al autor de "Ficciones" se le asigna la misión de resolver un crimen cometido en el marco del Congreso de la Israfel Society en Buenos Aires, que reúne a estudiosos de la literatura de Edgar Allan Poe.

El presunto asesino discurre claves literarias en las que aparecen los intrigantes orangutanes del título y en las que Verissimo exhibe qué tan bien leído tiene a Borges.

El ensayo de Sergio Waisman analiza la importancia de la traducción en la obra de Borges y cómo el concepto de "infidelidad creadora" constituye la marca central de su escritura y está inscripto en la tradición literaria argentina.

Interesado en llegar a Borges "por la puerta de atrás", el investigador norteamericano declara que "esta idea de tomar un texto original y transformarlo por medio de una traducción (infidelidad creadora) está presente en la literatura borgeana a través de alusiones, citas de filósofos y figuras históricas.

"La infidelidad creadora, como la llama Borges, reinscribe esa obra en un contexto nuevo y la traducción aparece como un proceso de apropiación, donde siempre hay una pérdida, pero también una transformación y el potencial de crear algo nuevo".

Situado en la periferia, "Borges, además, reclama el margen para cuestionar y reescribir las tradiciones del centro a través de una postura de irreverencia. Algo que ocurre con la transformación del original o su reescritura o apropiación en un nuevo contexto; en el caso de Borges, las orillas del Río de la Plata.

"Ahí surge una nueva literatura, que es a la vez un eco de las tradiciones anteriores, pero recontextualizada, desplazada hacia la Argentina y orientada a la formación de la tradición literaria local. Borges dice: yo también puedo hablar de temas universales, pero lo hago desde un arrabal de Buenos Aires".