Científico de la UNL investiga nuevos inhibidores para el Chagas

El Dr. Sergio Guerrero es investigador del Conicet, profesor de la cátedra de Parasitología de la Facultad de Bioquímica y Ciencias Biológicas-UNL y trabaja en el Laboratorio de Bioquímica Microbiana de la facultad.

Se dedica, entre otros organismos, al estudio del metabolismo del Trypanosoma cruzi, el agente etiológico del mal de Chagas, una enfermedad endémica en nuestra región.

El Trypanosoma cruzi pertenece a una familia de parásitos dentro de la cual podemos encontrar agentes causantes de otras enfermedades que están distribuidas en todo el mundo: la de Chagas en Latinoamérica; la del sueño -la tripanosomiasis africana humana- en toda África, y las distintas formas clínicas de las Leishmaniosis (que afecta a las personas en Asia, África y Latinoamérica). Son enfermedades sistémicas bastante severas.

"La enfermedad del sueño, por ejemplo, sin tratamiento es mortal ciento por ciento, lo mismo que las Leishmaniosis, de las que hay variedades mucocutáneas en las que el parásito crece y avanza causando gran agresión a nivel de los tejidos", explica el Dr. Guerrero, agregando que en el caso de la enfermedad de Chagas en nuestra zona, puede afectar al corazón, pero también al aparato digestivo y al sistema nervioso central.

Intensa labor científicay con perfil social

En este campo, el Dr. Guerrero estudia rutas metabólicas que sean claves para la viabilidad del parásito y que sirvan para diseñar inhibidores que puedan ser utilizados como nuevos agentes quimioterapéuticos que vengan a ayudar a los actuales o los superen en efectividad.

"Como estas enfermedades afectan fundamentalmente a los pobres, los laboratorios no siempre invierten en el desarrollo de nuevas drogas para el tratamiento de quienes no pueden comprarlas", sostiene el científico.

Pero, según agrega, así y todo muchos investigadores de nuestro país y del mundo están trabajando en el desarrollo de nuevos inhibidores, tratando de caracterizar nuevas rutas metabólicas para encontrarle al parásito su talón de Aquiles, y atacarlo con un inhibidor específico.

Para poder seguir investigando, Guerrero relata que, sumado a los subsidios obtenidos de la Universidad Nacional de Litoral y de la Nación, es de gran importancia la interacción con empresas privadas mediante el sistema de servicios y transferencia de tecnología. En este sentido junto con el Dr. Alberto Iglesias (Laboratorio de Enzimología Molecular de la misma facultad), están trabajando para una empresa cosmética de USA en la producción de proteínas recombinantes bioactivas.

Para aportar al país

Sergio Guerrero comenzó destacándose desde sus primeros pasos en la universidad. Como estudiante y por mérito propio fue auxiliar de segunda, luego auxiliar de primera en la cátedra de Química General. Luego de alcanzar su grado en la Facultad de Bioquímica-UNL, otra vez sus méritos lo llevaron a obtener una beca para su formación doctoral, que la universidad otorga a sus docentes. Fue así que entre 1995 y 2000, se doctoró en Universidad Técnica de Braunschweig (Alemania), especializándose en protozoología molecular.

-¿Tuvo propuestas para quedarse allá?-Sí, las tuve, pero decidí retornar, porque en verdad nunca pensé en quedarme. Mi objetivo era terminar mi formación doctoral y volver, junto con mi familia, para insertarme en el medio científico-académico argentino.A pesar de no juzgar en absoluto a quienes no regresan, está firmemente convencido de que cuanto más gente se forme doctoralmente y tenga la posibilidad de venir a volcar lo que recibió, la preparación de los nuevos profesionales mejorará sensiblemente y nos podremos posicionar académicamente en un mejor nivel. -¿Ud. que tuvo la oportunidad de frecuentar universidades de un país central, siente que es difícil hacer ciencia en la Argentina?-Sí, no es fácil. Recuerdo que una vez doctorado, regresé al país y obtuve un subsidio nacional. Fuimos setenta seleccionados entre 600 jóvenes investigadores. Luego, cuestiones políticas hicieron que asumiera un nuevo director en la Secretaría de Ciencia y Técnica de la Nación y lo primero que éste determinó fue eliminar esos 70 subsidios. Esto generó mucha incertidumbre. Después de dos años, me lo empezaron a pagar, mientras tanto, tuve la ayuda de la UNL, que me apoyó a través de un contrato para un cargo full. Posteriormente gané un concurso de profesor adjunto y a fines del 2003 obtuve la aceptación del Conicet para ingresar a la carrera de investigador.Las ofertas de trabajo desde el exterior siempre existen, pero creo que lentamente estoy consiguiendo integrarme al sistema.

Hacer ciencia a pesarde las dificultades

A pesar de estas dificultades, el Dr. Guerrero no está decidido a abandonar el país, porque está haciendo docencia, investigación y transferencia, y esto lo entusiasma mucho, aun reconociendo que trabajar en investigación es algo que se hace con una fuerte carga idealista.

-¿Piensa que el problema radica en la falta de políticas de Estado para el desarrollo de la investigación?-Las políticas de Estado a veces son insuficientes. Yo he escuchado a muchos políticos decir que no saben por qué algunos investigadores se van del país, pero estoy seguro de que lo saben. Piense en aquellos investigadores que consiguen sus subsidios, planifican sus actividades, contactan colaboradores y luego quedan a la espera de la efectivización de estos subsidios que se demoran por cuestiones que para nada son científicas o académicas. Muchas veces la falta de previsión hace nuestro trabajo más difícil.Por otra parte, si no hay presupuesto suficiente para educación, es muy difícil que podamos salir adelante sólo con buena voluntad. Hay cuestiones críticas, más aún en Ciencias Experimentales donde el estudiante debe acceder a la práctica de lo que está aprendiendo; a veces las facultades están repletas y esto se torna imposible. -¿El problema es la masividad?-No lo creo, considero que es legítimo ejercer el derecho a elegir qué carrera se quiere, aunque lo óptimo sería, primero definir un proyecto para nuestro país y luego el proyecto de educación dentro de ese país.

Graciela Daneri