Lo golpearon brutalmente ante su madre de 88 años
En Villa Hipódromo apalearon a un hombre para robarle un televisor
La patota en la que formaban entre seis y ocho adolescentes asaltó una casa de calle Gorostiaga y Solís, pero fugó cuando los vecinos "hicieron ruido", para que dejaran de castigar a la víctima.

Un hombre fue brutalmente apaleado ante los ojos aterrados de su anciana madre, cuando los integrantes de una patota se colaron en su casa de Villa Hipódromo, esta mañana.

Alrededor de las cuatro, ocho adolescentes saltaron por sobre las rejas que separan de la calle el patio de la vivienda -una construcción humilde, al igual que la mayoría de ese vecindario- y, en seguida, cayeron sobre las víctimas, el dueño de casa, de 56, y su madre, de 88 años de edad.

Los asaltantes, que en ningún momento exhibieron armas de fuego, iban armados con palos. Con ellos exigieron a Leopoldo Valdomir que revelara el sitio donde guardaba su dinero.

Valdomir y su madre, Esmeralda, no habrían encontrado qué responder porque, en realidad, nada de valor, excepto un televisor, tenían por esos momentos en la casa de Solís y Gorostiaga.

Entonces, ante la falta de respuesta, los asaltantes fueron contra Valdomir y empezaron a golpearlo salvajemente, pero los palos que no lograrían arrancarle ningún secreto provocarían su reacción.

El hombre se defendió como mejor pudo mientras pedía a gritos la ayuda de sus vecinos. De ese modo, Valdomir lograría esquivar o atajar muchos de los golpes y pondría en alerta a otras personas que encendieron las luces de sus casas y se asomaron a puertas y ventanas en actitud amenazante.

Posiblemente fue por esto último que cesó el castigo y los patoteros volvieron a saltar por sobre las rejas para ganar la calle y huir en distintas direcciones.

Mientras el magullado Valdomir recibía a la policía, advirtió con alivio que la furia de sus atacantes no había alcanzado a su madre, pero denunció la golpiza sufrida por él y, no sin amargura, la sustracción de su televisor.

Los vecinos

"El hombre -Valdomir- es uno más y, como cualquiera de nosotros, trata de protegerse de los ladrones con esas rejas que, como se ve, sirven poco y nada", dijo uno de los vecinos que hizo "ruido" para "espantar" a la turba.

En tanto, otra de las personas afligidas por la violencia que impera en el barrio lamentó que "éstos te roban un televisor o cualquier cosa de valor que pagás con el trabajo de todo un año y te lo venden por monedas".

Nuestros entrevistados, mientras Valdomir recibía primeros auxilios, coincidieron al denunciar como drogadictos a esos pibes que caen en bandada sobre las casas del vecindario.

"Venden un televisor por unas monedas y con eso consiguen droga para consumir ellos mismos o para revenderla en los `puestos' que tienen en cualquier esquina". Esas transacciones, dicen, se hacen a la vista de todos en cualquier esquina a cualquier hora de la noche, o a la luz del día.

De todos modos, los vecinos celebraron que esta vez los patoteros se vieran obligados a escapar y que los golpes sufridos por Valdomir no tuvieran la gravedad que temieron en un primer momento.

Pero, cuando "pudieron haberlos matado a los dos", esas mismas personas que esta mañana rodeaban y tranquilizaban a Esmeralda, la madre de Leopoldo, se decían entre ellas que era un milagro tenerla con vida.

Temor en el Centenario

Horas atrás, vecinos del barrio Centenario, al igual que otras personas que viven en los aledaños del puente ferroviario que cruza calle Suipacha, dijeron que, alrededor de los "puestos" o "kioscos" establecidos en cualquier esquina por los pequeños traficantes de drogas, son frecuentes los enfrentamientos armados. En el Centenario, aseguran que los roces por la competencia en el tráfico ilegal desencadenaron un intenso tiroteo en calle Fray M. Pérez. De acuerdo con esa versión, muchos vecinos debieron buscar refugio en la casa más cercana y otros no trabajaron el miércoles, por temor a salir a la calle. En el "Puente Negro" -en la calle de acceso a los barrios Estrada, Santa Rosa y Villa Oculta-, la situación es peor, si se tiene en cuenta que allí, últimamente, los balazos arrojaron consecuencias fatales.

José Luis Pagés