OPINION
Un amplio universo
Por Germán De los Santos

El universo del presidente Néstor Kirchner es tan complejo, que las certezas nunca parecen brindar verdades absolutas. Su paso por Rosario dejó al descubierto que, como ocurre desde que llegó a la Casa Rosada, el pragmatismo será su forma de pensar y actuar en Santa Fe de cara a las próximas elecciones, en las que el justicialismo puede perder su hegemonía después de 23 años de estar en el poder.

Luego de medir con encuestas su imagen en la provincia, el presidente sacó del ostracismo a Rafael Bielsa, a quien había relegado a un plano secundario en el Congreso, tras el magro tercer puesto que obtuvo en las elecciones pasadas en la Ciudad de Buenos Aires y después de la polémica que desató la resistencia del ex canciller de ocupar la embajada argentina en Francia. Kirchner dejó varias postales y una fue la que lo muestra bajando por las escalerrillas del Tango 01 delante de Rafael Bielsa y Agustín Rossi, quienes aparecen como las armas más concretas que tiene el Frente para la Victoria para enfrentar a Hermes Binner, tras la decisión de Carlos Reutemann de desistir de emprender la carrera electoral para suceder a Jorge Obeid.

Bielsa no pronunció una sola palabra. Fue parte de la escenografía política del presidente, algo que en el entorno del presidente se valora mucho.

Sin embargo, unos minutos después de aterrizar en Rosario, a la imagen del presidente bajando del avión con sus dos supuestos delfines y el gobernador, se superpuso otra bien distinta, cuya composición era mucho más abarcativa, más amplia, que sumaba a los socialistas Hermes Binner y a Miguel Lifschitz.

El universo de Kirchner implica ese ejercicio permanente, casi frenético, de orientar sus señalas hacia quienes puedan ser protagonistas en un futuro cercano. "No cierra ninguna puerta. Deja abiertas todas las que le pueden servir", comentó tras el acto en el templo un dirigente socialista, quien admitió que a esa fuerza también le puede ser útil y hasta imprescindible si Binner llega a la Casa Gris.

Por eso también Lifschitz, quien parece ser en el socialismo uno de los que mejor maneja los códigos K, ensayó un discurso que estuvo mucho más cerca de Kirchner que el propio Obeid, que se preocupó por viajar antes a Buenos Aires para descender de la aeronave presidencial junto al primer mandatario.

El fugaz paso de Kirchner por Rosario dejó señales, marcó posibles escenarios futuros, con Bielsa y Rossi como los alfiles más fuertes del Frente para la Victoria. Pero también los 45 minutos de estadía en la ciudad marcaron que su relación con el socialismo seguirá por ahora bajo la tutela de la "amistad", para que los planes futuros queden abiertos a la buena dicha de la coyuntura política, la que guía los movimientos de la gestión presidencial.