El invitado
Otro récord del gobierno
Por Eloy Rodríguez

El gobierno nacional catapultó un nuevo récord: luego de 120 años con presencias oficiales en la apertura de la Rural de Palermo, el actual presidente, que nunca concurrió, habría "aconsejado" la ausencia de todo adlátere disciplinado, incluido el canal estatal que no transmitió el acto inaugural de la muestra agrícola ganadera más importante del país. Un acto de coherencia con la discriminación hacia el campo argentino.

Las encuestas electorales cierran como cerraron las exportaciones de trigo, justo en el momento de la siembra y las cárnicas deshinibidas parcialmente. La prórroga en las retenciones a los lácteos fue la respuesta obnubilada ante el éxito del paro agropecuario, que soslayó la sobreoferta que aconseja exportar el excedente hacia países ávidos de nuestra excelente leche, sin riesgo para los precios internos. Un nuevo desaire hacia la horda utilitaria que intentó disminuir las retenciones, del 15% a 10% para la leche en polvo y del 10% al 5 % para los quesos vacunos, valores a julio del año pasado, y porque la coyuntura, herramienta oficial favorita, justificaba su eliminación. La producción de leche aumentó casi un 10% en el período enero-mayo 2006, comparado con el mismo lapso del año pasado, a pesar de la persistente disminución en la cantidad de tambos en funcionamiento (con 2.000 establecimientos menos se produjo más), el escaso valor de la vaca de descarte que complica la reposición "fabril", los mayores costos directos, la quita de reintegros, el intempestivo control de precios y los valores, al pie de tranquera, en baja. ¿ Valió la pena disminuirle el precio al tambero sin el correlato en el consumidor?

No obstante este escenario, flagelado por soberbia y autismo, la lechería rumbea hacia un nuevo récord histórico que, este año, se estima en casi 11.000 millones de litros, contexto que sobre abastecerá la demanda interna.

El segundo semestre de este año, con excelentes precios para la exportación láctea, necesitaba del raciocinio para eliminar, sin comprometer la continuidad de la producción, las distorsiones que gravan uno de los sectores más dinámicos de la economía (incorpora considerable mano de obra y valor agregado) que, desde la vaca en tambo y tecnología mediante, convierte el forraje en uno de los alimentos básicos para el ser humano. El productor duda de la mano crediticia, quiere rentabilidad y que le saquen la mano del bolsillo. Es irrefutable: los ausentes en Palermo demuestran una coherencia reverencial.