Editorial

Cuestionables acciones de Hugo Chávez

La reciente gira internacional del presidente de Venezuela, Hugo Chávez, más que atender a los intereses estratégicos de su nación pone en evidencia su orientación ideológica. Las reuniones con los dictadores de Belarús, Irán y Vietnam van más allá del principio de autodeterminación para expresar una abierta adhesión ideológica a un sistema de gobierno y a un régimen político.

El primero en jactarse de esta hazaña diplomática fue el propio Chávez quien no tuvo empacho en reunirse con Alexander Lukashenko, el presidente de Belarús denunciado por los organismos internacionales a causa de las permanentes violaciones de los derechos humanos perpetrados desde el poder. Lukashenko debe ser el único sobreviviente político de la vieja guardia stalinista y, además, se jacta de su adhesión al credo del ex dictador ruso responsable de la muerte de millones de campesinos y disidentes durante sus treinta años de gobierno.

Tan escandalosa como la reunión con Lukashenko, fue la que mantuvo con el delirante y xenófobo mandatario de Irán, Mahmoud Ahmanidejad.

Desde que asumió el poder, el gobernante iraní ha insistido en transformar a su país en una potencia nuclear y en anunciar una guerra de exterminio contra Israel. Como es de público conocimiento, Irán financia a la organización terrorista Hezbolá, una banda criminal de fanáticos islamistas responsables de las penurias que hoy sufre el Líbano como consecuencia de la guerra que ellos contribuyeron a desatar contra Israel.

Hezbolá está acusada de ser la responsable de los atentados terroristas contra la AMIA y la embajada de Israel, operativos que están por ser considerados crímenes de lesa humanidad y que fueron considerados sendas agresiones a nuestro Estado nacional. En el acto público con Ahmanidejad, el presidente Chávez se animó a comparar a Israel con el régimen de Hitler, un disparate histórico y una provocación al pueblo judío que padeció el Holocausto.

La gira del mandatario venezolano incluyó a Rusia y Malí. En Rusia, se suscribieron contratos de compras de armas por valor de mil millones de dólares, con licencia para fabricarlas en Venezuela. Analistas políticos consideran que hay motivos para sospechar que una parte de estas armas serán destinadas a las Farc colombianas.

La gira no se agotó en los negocios y los respaldos a dictadores o regímenes autoritarios. Chávez pretende que Venezuela integre el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, y Rusia ya ha adelantado su voto a favor. Si en la ONU Libia y Cuba integran las comisiones de derechos humanos y ahora Venezuela se suma al Consejo de Seguridad, el futuro de las Naciones Unidas como institución creíble y democrática queda puesto en tela de juicio.

Capítulo aparte merece el tema de lo que debe hacer el Mercosur, ya que el presidente venezolano con sus posiciones internacionales y sus declaraciones públicas compromete la credibilidad y la legitimidad de esta unión de países. Tradicionalmente, la Argentina y la mayoría de los países miembro del Mercosur han abogado a favor de la coexistencia pacífica y la seguridad. El giro que Chávez le está dando a su política exterior contradice abiertamente la tradición latinoamericana de condena a las dictaduras.