Segunda jornada de alto el fuego en Líbano
El difícil desarme de Hezbolá pone a prueba la frágil tregua
Los soldados israelíes se replegaban hacia la frontera libanesa y esperaban el arribo de la fuerza internacional de paz, complicada por la negativa de Hezbolá a desarmarse. Foto: AGENCIA AFP. 

Israel consideraba hoy que la negativa de Hezbolá a renunciar a sus armas constituye una primera prueba para el gobierno libanés y la comunidad internacional en la aplicación de la resolución de la ONU que ha permitido el cese de hostilidades en Líbano.

AFP-EFE-Télam

El alto el fuego entre Israel y el Hezbolá, tras 33 días de guerra no declarada, entró hoy en su segunda jornada sin mayores incidentes, pero su futuro es incierto mientras regresan a sus casas los refugiados de los dos países.

Según la resolución 1.701 del Consejo de Seguridad de la ONU, que acordó con Israel y Líbano el alto el fuego, la retirada de las tropas israelíes de las posiciones que conquistaron antes del cese de las hostilidades debe coincidir con el despliegue de 15.000 soldados del gobierno de Beirut, que deben reemplazarlas.

Buena parte de los civiles israelíes que regresaban hoy a sus hogares, muchos a viviendas parcial o totalmente destruidas por los cohetes de Hezbolá, criticaban el alto el fuego acordado y se mostraban desconfiados pues, según el leit motiv popular, "dentro de un tiempo volverán los terroristas".

La población del norte de Israel conoce esos cohetes desde hace más de veinte años, cuando los disparaba desde el sur de Líbano la guerrilla palestina antes de ser expulsada tras la guerra de 1982.

El jefe de operaciones del Comando del Norte, coronel Alón Fridman, anunció hoy que hacia finales de esta semana comenzarán a evacuar el sur de Líbano los primeros reservistas, pero de momento no se sabe cuándo llegará el ejército libanés.

Avanzada de la ONU

Otras fuentes militares pronosticaban anoche que en un plazo de 24 a 48 horas comenzará a desplegarse en el sur de Líbano una vanguardia de soldados de la ONU, aunque de momento se desconoce su constitución y cuáles serán sus misiones específicas.

La resolución 1.701 prevé el acantonamiento de una fuerza de 15.000 efectivos de la ONU, Cascos Azules, que reforzará a un contingente de 2.000 (Finul), que presta servicios en Líbano desde 1978.

La misión de esos soldados será cooperar con los libaneses para garantizar el alto el fuego y permitir al gobierno de Beirut extender su control en el sur hasta la frontera con Israel.

El gobierno libanés, según lo resuelto por el Consejo de Seguridad en su última resolución, deberá asegurarse del cumplimiento de las anteriores resoluciones que exigen el desarme de todos los grupos armados en Líbano.

Pero, por parte libanesa, el ministro de Defensa, Elias Murr, ya señaló que el papel del ejército de su país no es desarmar a Hezbolá.

"El ejército no se desplegará en el sur para desarmar a Hezbolá. Su papel es garantizar la seguridad de la resistencia y de los ciudadanos y proteger la victoria de la primera", dijo el ministro.

No obstante, Murr precisó que, una vez desplegado en el sur del país, allí no habrá otras armas distintas a las del ejército libanés.

Advertencia de Nasralá

Sin embargo, el líder del Partido de Dios, Hasan Nasralá, advirtió anoche que "es un mal momento" para discutir sobre el desarme de la Resistencia Islámica, el brazo armado de su organización.

El desarme de los guerrilleros chiitas, aparentemente más poderosos que el ejército libanés -entre cuyos 50.000 efectivos un 40 % pertenecen a esa corriente islámica- es para los israelíes la pieza clave de la resolución de la ONU.

El jefe de Finul, el general francés Alain Pellegrini, que se reunió ayer en su cuartel de Ras el Nakura con el jefe del Comando del Norte de Israel, Udi Adam, y con un oficial militar libanés, ha declarado a la prensa que la situación "es muy fluida".

El conflicto armado entre los milicianos de Hezbolá y el ejército israelí puede volver a estallar por el menor incidente, advirtió.

Los milicianos, según fuentes militares israelíes, dispararon esta madrugada cuatro proyectiles de mortero, sin consecuencias, contra las fuerzas israelíes acantonadas entre el río Litani y la frontera.

"El desarme de Hezbolá es una obligación asumida por las autoridades libanesas", dijo hoy a la emisora pública un alto funcionario del gobierno israelí no identificado, quien aseguró que "si no lo hace, lo haremos finalmente nosotros".

Pedido a EE.UU.

El viceprimer ministro israelí, Shimon Peres, a cargo del desarrollo de Galilea y el desierto del Néguev, tenía previsto reunirse hoy en Washington con la secretaria de Estado norteamericana, Condoleezza Rice, antes de iniciar una gira por Estados Unidos.

El veterano político solicitará ayuda del gobierno estadounidense y las comunidades judías para conseguir 1.000 millones de dólares, destinados a la reconstrucción de miles de viviendas, edificios públicos, comercios y establecimiento fabriles en el norte del país.

Según fuentes militares, los milicianos de Hezbolá dispararon 3.970 misiles y cohetes Katiusha contra decenas de localidades de las comunidades judía, árabe y drusa en Galilea. Los daños materiales se calculaban en más de 1.500 millones de dólares.

LA CLAVE

Advertencia

El ejército israelí advirtió hoy a la población de Tiro y sus alrededores que no regresen al sur del país, hasta que no se despliegue en la zona el ejército libanés y las fuerzas multinacionales de Naciones Unidas.

"Por su seguridad, les advertimos que no vayan al sur hasta que el ejército libanés y las fuerzas internacionales se desplieguen", dicen las octavillas lanzadas por el ejército israelí, según informaron los medios locales.

La nota, firmada por el Mando de las Fuerzas de Defensa israelíes, dice que "la situación en el sur de Líbano seguirá siendo peligrosa, hasta que el Estado libanés no despliegue su ejército".

Elección

Hezbolá "tendrá que elegir entre ser una fuerza política responsable libanesa o ser una avanzadilla de Irán", estimó el alto representante de Política Exterior de la Unión Europea (UE), Javier Solana.

"Es verdad que las relaciones que tiene Hezbolá con Irán van a hacer este proceso más difícil", admitió Solana, "por tanto, Hezbolá tendrá que elegir", consideró el jefe de la diplomacia de la UE, que a diferencia de EE.UU. no considera al Hezbolá como una organización terrorista.

Una fuerza de paz de difícil conformación

Francia, presionada para que se haga cargo de la fuerza internacional que será desplegada en el sur de Líbano, envió hoy a su canciller a Beirut tras advertir que no mandará a sus militares a suelo libanés sin contar con garantías serias sobre el desarme del movimiento chiita Hezbolá.

El ministro francés de Relaciones Exteriores, Philippe Douste-Blazy, llegará en las próximas horas a la capital libanesa para hablar con el primer ministro, Fuad Siniora, sobre "las condiciones del despliegue de la fuerza internacional reforzada" en el sur de Líbano, indicó una nota de la Cancillería.

Douste-Blazy recordó al gobierno libanés que le corresponde la responsabilidad de definir las "modalidades" del desarme del movimiento chiita.

Francia ya dejó claro en días pasados en la ONU que los hombres de la Finul no deben ser responsables del desarme de Hezbolá por considerar estar labor como suicida.

Ahora, y tras el anuncio de Estados Unidos de que no participará en la Finul reforzada, la comunidad internacional presiona a París para que se haga responsable de esa fuerza y autorice rápidamente el envío de sus tropas al sur de Líbano.

"Mientras Francia no envíe esa señal, los otros países se mostrarán reticentes" y la aplicación de la resolución 1.701 se verá paralizada, explicó una fuente diplomática.

Según esta última, el protectorado que Francia ejerció en Líbano hasta su independencia, en 1944, así como el compromiso personal del presidente Jacques Chirac en favor de este país, convierten a París en el candidato "natural" para hacerse cargo de la Finul.

Según fuentes francesas, París enviaría de 2.000 a 4.000 militares, mientras que también aportarían hombres otros países como España, Italia, Portugal, Bélgica, Turquía, Marruecos, Indonesia y Malasia, si bien la ONU aún no recibió ningún compromiso oficial de participación.

El comandante de la Finul, el general francés Alain Pellegrini, vaticinó que hará falta un año para que el contingente pueda ampliarse hasta los 15.000 soldados previstos para que garanticen la paz en el sur libanés.

A su juicio "la situación es muy frágil y así seguirá durante bastante tiempo. Se necesita muy poco para que el conflicto se reanude", dijo Pellegrini, quien no oculta que ve la coyuntura "con muchas reservas y un poco de aprensión".