SOCIEDAD / PERSONAS E INSTITUCIONES
55 años al calor de la misma llama
Centro Friulano de Santa Fe. Es una de las instituciones que congrega a descendientes de italianos en la ciudad. Comenzó como una casa en la que se reunían los friulanos para recordar a su tierra. Hoy es un club social que recibe en sus salones, a miembros de toda la comunidad santafesina.

"Por mi apellido pareciera que no, pero mi vieja era tana hasta la maceta", dice Juan Carlos Tuljak, presidente del Centro Friulano. Su figura esbelta, casi desgarbada, aparece en la foto de tapa del libro "Al calore della stessa fiamma", corroborando su pertenencia al club desde los primeros cimientos. "Ahora tengo unos años y unos cuantos kilos de más", se ríe. Como él, miles de hombres y mujeres pasaron por esta casa a lo largo de 55 años.

Al principio el Centro Friulano, ubicado en Salvador del Carril 2394, fue un espacio destinado específicamente a congregar a aquellos que llegaban desde la región Friuli-Venecia-Giulia, del noreste de Italia.

Necesitaban un lugar donde poder reafirmar su identidad, sostener sus costumbres, rearmar sus nuevas vidas sin desprenderse del pasado. Necesitaban, de algún modo, superar esa cruda realidad que los encontraba separados de sus familias y de su tierra.

El 1° de julio de 1951, en una improvisada reunión en el bar que por aquel entonces tenía la familia Paviotti en Aristóbulo del Valle y Pedro Zenteno, se sentaron las primeras bases de lo que sería, con el tiempo, una de las instituciones representativas de los descendientes de italianos.

La primera comisión organizadora estuvo formada por Sergio Gon, Antonio Pontoni, Cornelio Paviotti, Ludovico Franzolini, Ludovico Lenarduzzi y Francisco Cainer. Al año de la fundación, ya había más de 300 socios.

Con el paso del tiempo el club fue incorporando a la nueva generación y tomando diversos rumbos, siempre con la misma impronta: dar vida y sentido al pasado.

El sueño de la casa propia

Al poco tiempo de colocar la piedra fundamental, comenzó la primera etapa de la construcción: muros de cierre, salón principal de 400 m2 cubiertos y pabellón sanitario. En esta etapa se contó con la colaboración de socios como Nilo, Sergio y Victorio Gon, Molinas, Bearzotti, Dorigo, Flebus, Lenarduzzi, Toniutti, Bergagna, Juan, Julio y Luciano Mattiazzi, Contardo, Sclavi, Vosca, Maier, Romanut, Beltramini, Sedrán, Danielis. Ellos, entre otros tantos, con sus propias manos le fueron dando forma a ese sueño tan anhelado: el de la casa friulana. Don Antonio Pontoni dirigió las obras sin cargo; así como diversos colaboradores donaron materiales.

Las más características costumbres friulanas fueron tomando vida en el marco de esta casa. Una de ellas es la del almuerzo aniversario, que cada 2 de julio convoca a todos los descendientes y amigos de esta gran familia. En el último encuentro, más de 300 personas asistieron a la fiesta.

Una de las comidas típicas de esta zona es la polenta. "Queremos recuperar esta tradición. La idea es que los viejos le enseñen a nuestra generación a cocinar", dice Tuljak. Por eso organizaron la Primera Fiesta de la Polenta Friulana, que se hará el 6 de agosto y contará en el menú con otros dos alimentos típicos: los codeghines (especie de chorizos) y los crostuis (masitas tradicionales de la zona).

El desafío actual radica en impedir que se pierda la costumbre, el recuerdo. Pero hay otro imperativo, quizá más complejo: incorporar a las nuevas generaciones en esta rueda de la historia, para que no deje de girar.

De ayer y hoy

"No nos resulta nada fácil: no sabemos qué hacer para atraerlos", admite Daniel Gon, vicepresidente de la entidad.

Y en el análisis se vuelve inevitable la comparación con otras épocas. "Con el tema de las confiterías, se perdió la costumbre de ir a bailar al club de barrio. Antes íbamos sábados y domingos, con los amigos y con toda la familia. Si mi viejo me decía: `Vamos al club', yo no le podía decir que no. En cambio ahora, vos le decís al pibe que te acompañe y te pregunta para qué", explica Tuljak.

Las actividades que se desarrollan actualmente en el club son diversas: dos coros (el Coro del Centro Friulano y Voces de Italia, que dan vida a una de las tradiciones gringas, la del canto), artes marciales, escuelas de patín, juegos de bochas (todo un emblema de la institución), clases de italiano y propuestas para la tercera edad.

"Antes la gente miraba de reojo al club. Era `de los gringos'. Hoy es un centro social, un punto de referencia. Quién no lo conoce, quién no pasó alguna vez por sus salas...", sostiene Gon.

Actualmente son más de 200 los socios. "Estamos pensando en hacer una convocatoria. Hasta hace un tiempo, había diversos grupos que formaban parte de nuestra institución: los piemonteses, los vénetos. Llegó un momento en que teníamos más de 500 socios. Pero el gringo quiere su casa, y cada uno fue buscando su propio espacio", analiza Tuljak.

Los proyectos a futuro son muchos y apuntan a un doble objetivo: hacer camino, pero sin perder el rumbo trazado hace 55 años.

"Ideas hay muchas. Pero cada uno de nosotros tiene su trabajo, su familia, sus preocupaciones. Necesitamos más gente que colabore, que pueda brindar un poquito de su tiempo", expresan los dirigentes.

Mirar hacia atrás

En el libro "Al calore della stessa fiamma", editado en el marco del 50° aniversario de la institución, el friulano Pascual Dorigo describe algunas anécdotas: "Los friulanos, pese a ser numerosos, eran al principio desconocidos para los santafesinos, lo mismo que sus costumbres y juegos. Por ejemplo: al jugar a la murra, los vecinos se asustaban escuchando los gritos o golpes de los puños sobre las mesas y creían que se trataba de peleas", cuenta.

A la hora de desmenuzar recuerdos, aparece una figura que sintetiza el espíritu de ese pueblo: la del fogolar: "El fogón con el fuego de leña debajo de la cocina; alrededor los banquitos oscuros, los platos cerámicos decorados, la vajilla de bronce colgada, la gran olla con tres pies, la rústica leña clara. Se trata del fogolar friulano, pero se refiere a algo más que un lugar para cocinar: es el centro y eje de la casa, sala de estar, lugar de encuentro, punto de referencia obligado en la nostalgia", describe el libro en su capítulo sobre cocina.

Todas las historias, todos los relatos, todas las músicas y los aromas encuentran su punto de reunión en el club. Ese edificio es mucho más que ladrillos: es una mezcla de sentimientos, afectos y fuerza. Los cimientos son la voluntad y el trabajo de los hijos y nietos de aquella lejana tierra.

Memoria inteligente

Por Aníbal Fornari (*)

"¿Acaso vivir la memoria de las raíces, es un vivir nostálgico del pasado y distraerse del presente y ser incapaz de futuro? Por el contrario. Por la memoria viva nos volvemos herederos, beneficiarios, afortunados. Si vivimos la filiación, también nos volvemos capaces de paternidad, de proseguir una construcción, de brindar una casa, de generar personalidades y continuar una historia. Nos volvemos innovadores reales y no ilusas flores que pretendían inventar el mundo nuevo del florero para perecer. Sólo quien en el presente es capaz de recibir una herencia con afecto y con sentido de lo valioso, se vuelve también capaz de auténtico futuro, de construcción a partir de la amistad y de la solidaridad profundas que generan una memoria viva de las raíces. Quien tiene memoria inteligente de las raíces, también tiene seguras huellas para proseguir abriendo otras nuevas. Así deja que lo eterno abrace lo temporal y lo inmortalice".

(*) "Al calore della stessa fiamma", libro editado en el marco del 50° aniversario del Centro Friulano

Almuerzo

Camaradería

El almuerzo aniversario del Centro Friulano de Santa Fe es la excusa que, año tras año, congrega a todos los emigrantes, hijos y descendientes de esta región.

Símbolo

El águila

El logo simboliza la esencia de la institución: "Si el nono no cuenta y el nieto no escucha, se corta el fino hilo de la historia". De fondo, el águila que representa al Friuli.

Pioneros

Inmigrantes

El primer grupo de inmigrantes de esa zona de Italia llegó a Argentina en el año 1876.

Los primeros lugares donde se radicaron fueron las localidades de Resistencia (Chaco), Colonia Caroya (Córdoba), Avellaneda (Santa Fe) y San Benito (Entre Ríos).

Dirigentes

La comisión

La actual comisión directiva del club está formada, además de Tuljak y Gon, por: Aída Molina (secretaria), Ana Toniutti (prosecretaria), Alejandra Persello (secretaria de actas), Jorgelina Gon (tesorera), Rodolfo Gon (protesorero), Leonardo Vosca, Elbio Cupelín, Daniel Pitich y Alfredo Bernardi (vocales), Adriana Gon y Federico Bar (vocales suplentes), Miguel Schmidt y Norma Toniutti (revisores de cuentas), Celsio Fumis (asesor legal) y Próspero Presacco, Pía Gon y Gino Bailo (junta consultiva).

La casa

Para los socios

Desde el punto de vista arquitectónico, los actuales responsables del Centro Friulano plantean la idea de jerarquizar el ingreso del local, por Salvador del Carril.

Planean construir un buen hall que integre los diversos sectores del edificio.