Miles de personas intentan recuperar sus bienes

Ecuador empieza a recibir ayuda luego de la erupción volcánica

Un habitante del área de Los Pájaros posa frente a lo que queda de lo que fue su vivienda. Foto: AFP. 

El fenómeno afectó a cuatro provincias y devastó a varias aldeas. La ceniza volcánica se extendió por cientos de kilómetros, afectando las plantaciones.

AFP/EFE

Ecuador comenzó a recibir ayuda internacional para atender la emergencia en cuatro provincias del centro por la erupción del volcán Tungurahua, mientras unos 15.000 damnificados intentaban recuperar sus bienes y salvar animales y cultivos de las cenizas.

El ministerio de Relaciones Exteriores informó que la asistencia humanitaria de Estados Unidos y España llegó a Cotopaxi, Tungurahua, Bolívar y Chimborazo, las provincias afectadas por la catástrofe, que provocó cinco muertos, 13 heridos, devastó siete aldeas, dañó 20.000 hectáreas de cultivos y mató a cientos de animales.

Habitantes de los caseríos de Bilbao, Palitahua y Manzano acompañados por militares y organismos de socorro regresaron a sus localidades destruidas por el flujo de materiales incandescentes -cerca de 8.000 toneladas según el Instituto Geofísico- para rescatar algunas pertenencias de entre los escombros.

En Bilbao, donde el techo de la Iglesia se vino abajo y la escuela quedó en ruinas por las emisiones del volcán, los miembros de la familia Mariño Ruiz rescataban a cientos de pollos y gallinas de sus galpones para intentar reubicarlos en un sitio más seguro.

Una extensa capa de cenizas sigue cubriendo las zonas más afectadas. Por los caminos y carreteras de la sierra andina avanzan familias enteras que cargan con televisores, colchones y ropa, mientras arrean a los animales que sobrevivieron.

En Riobamba (180 km al sur de Quito), en el costado oeste del volcán, los habitantes retiraban sacos de ceniza recogida con ayuda de militares.

"Es imposible cruzar Riobamba, por donde se transite se encuentran cierres con gente" que trabaja para intentar desbloquear los caminos de ceniza, comentó exasperado a la AFP Lenin, un taxista, mientras buscaba salir del laberinto de troncos y vehículos atravesados.

El Instituto Geofísico reportó que la actividad del volcán se mantiene baja como ha sido constante tras la erupción del jueves, aunque se mantiene una deformación en el costado norte que indica que hay acumulación de magma y gases al interior de la montaña de 5.020 m de altura, que podrían desatar una nueva erupción.

También advirtió en su comunicado diario que la lluvia que cayó en la zona podría "removilizar los depósitos de los flujos piroclásticos y ocasionar problemas, razón por la cual hay que extremar los cuidados al circular en los caminos y carreteras".

Garganta de fuego

Las actividades de seguimiento a la actividad del volcán, cuyo nombre indígena significa "Garganta de Fuego", se han dificultado por la pérdida de tres de los equipos de monitoreo, dañados por la erupción. Uno de ellos fue repuesto con la colaboración de campesinos, indicó el Geofísico.

Con estos instrumentos que siguen en pie, los geólogos del Instituto han logrado detectar la deformación sobre el flanco norte de la montaña, que fue la menos afectada por la erupción.

Sobre está zona se ubica Baños, un balneario turístico que aprovecha las aguas termales que surgen del volcán, y en donde a pesar de la emergencia muchos de sus 18.000 habitantes se niegan a salir.

El gobierno, que declaró la emergencia en las cuatro provincias donde viven 1,4 millones de personas, coordinaba la entrega de ayuda y provisiones a los damnificados, unos 15.000 según estimó la cancillería.

La embajada de Estados Unidos indicó que en la zona se encuentran ya ocho médicos militares, enviados desde la base aérea que ocupan en Manta (oeste).

Por su parte la delegación diplomática de España informó que entregó 10.000 mascarillas y 1.000 protectores para los ojos, así como agua y sacos para recoger la ceniza.

Advertencia de los geólogos

La actividad del volcán Tungurahua en Ecuador se mantiene estable en nivel bajo, una constante desde la erupción que el jueves mató a cinco personas y obligó a evacuar a 15.000 en cuatro provincias, pero la lluvia en la zona puede causar avalanchas, advirtieron los expertos.

"Las lluvias que se están registrando pueden removilizar los depósitos de los flujos piroclásticos y ocasionar problemas, razón por la cual hay que extremar los cuidados al circular en los caminos y carreteras que cruzan" la región, señaló el Instituto Geofísico en un comunicado emitido en Quito.

"Hasta el momento, el volcán presenta condiciones similares después de la erupción del 16 de agosto, y aunque la actividad ha disminuido considerablemente, aún no se descartan cambios súbitos en la misma", añade el texto.

El instituto señaló que se mantiene una leve inflación en el flanco norte del volcán, ubicado a 135 km al sur de Quito, que indica que se mantiene la acumulación interna de gases y magma que podrían desatar un nuevo evento eruptivo.

Cuatro años

Carlos Puente, alcalde de Penipe, indicó que si el volcán se apaga -lo que no está dentro de las previsiones inmediatas del Instituto Geofísico- "no serán menos de 4 años lo que tarde en recuperarse la tierra, posiblemente más", por lo que esas personas no podrán volver a sus casas.

"Ya tenemos 4.500 refugiados en Penipe procedentes de los caseríos de la zona, aunque muchos sólo vienen a comer, a ver sus poblados y luego van a dormir a Riobamba (capital de Chimborazo), donde tienen familiares", agregó.

A mil de ellos habrá que reubicarlos, pues sus caseríos han quedado arrasados e inhabitables. El alcalde insistió en que se puede producir otra erupción, quizá mayor que ésta, y entonces "el siguiente sitio de evacuación será Riobamba", donde deberán trasladarse las 6.500 personas que hay actualmente en Penipe.