-¿Cómo profundizar una legislación que debe compatibilizar intereses, a veces, tan contrapuestos como por ejemplo el desarrollo económico y el cuidado del medio ambiente?-Bueno lo que se viene es un derecho nuevo, un derecho que desafía las categorías tradicionales. El Derecho Civil que uno ha estudiado en la facultad, el derecho público por un lado, el privado por el otro, los bienes muebles, los inmuebles, son categorías que están empezando a hacer agua con el tema ambiental.Aquí se debe proteger tanto a algo que se mueve, como puede ser un yacaré, como a una cosa que está inmóvil que puede ser una montaña, y se tiene que lograr un punto de equilibrio muy complejo y muy difícil entre el bienestar económico y la calidad de vida, las necesidades de la economía y las necesidades de dejar a las futuras generaciones un pasivo ambiental menos gravoso incluso que el nuestro.Entonces, esa perspectiva, esa mirada de hacerme cargo de las futuras generaciones, de usar pero racionalmente los recursos naturales, supone un derecho diferente que se está empezando a implementar.
Tomar conciencia
-¿Usted nota que empieza a haber conciencia que a partir de esta legislación se debe recomponer e indemnizar por los daños ocasionados al medio ambiente?
-Me parece que cuando alguien desarrolla o inicia una actividad económica y contamina, pensando que la propia economía va a dar después los anticuerpos para limpiar, se mete en un camino de ida y asume el riesgo de que esto estalle en algún momento y deba hacer frente por las consecuencias que ocasiona.
El principio de precaución, tan caro al derecho ambiental, y la obligación tanto de recomponer como de indemnizar cuando uno genera un daño ambiental son muy importantes, no solamente para que estén en la letra de los pactos y los tratados internacionales, sino para que puedan ser cumplidas.
Juan Carlos Scalzo
