Incorporaron tecnologías en la producción de frutilla
Para hacer una fruta menos costosa y de mejor calidad
Coronda, zona productora de amplio reconocimiento en el país. Con el paso del tiempo, ha logrado aumentar los rendimientos, gracias al uso de distintas técnicas y metodologías de trabajo.

La zona hortícola de Coronda caracteriza su desarrollo agroindustrial en torno al cultivo de la frutilla, extendiéndose en la región costera del río homónimo, desde Desvío Arijón hasta Arocena, con centro en la ciudad de Coronda (Departamento San Jerónimo, Santa Fe). La economía de esta población se basa en la producción de este cultivo y depende de su rendimiento y del precio de venta.

La dependencia a este único cultivo puede generar problemas económicos y financieros a los productores, debido a que se obtiene un solo ingreso al año, luego de un largo período de ocupación de la tierra y con una actividad que exige importantes erogaciones en concepto de insumos y mano de obra.

Con el paso del tiempo, los productores incorporaron nuevas tecnologías, con la finalidad de reducir costos, ampliar el período de producción y mejorar la calidad de la fruta.

Entre la producción y el rendimiento

Al analizar cómo evolucionó el volumen de producción de frutilla en la zona de Coronda con respecto al total de la Argentina, se observó que en los quinquenios 1965-69 y 70-74, la participación llegó al 68% con valores máximos durante 1967 (80%) y 1971 (83%). Posteriormente, comenzó una disminución, con altibajos hasta llegar en los últimos años al 35%. Esta menor participación es a raíz de una menor superficie cultivada y a la aparición de nuevas zonas productoras de importancia.

Entre 1970 y 1974, se registraron las superficies más altas, llegando aproximadamente, a las 800 hectáreas (básicamente entre l972 y 1973), según estimaciones realizadas por la Secretaría de Agricultura de la Nación, censos hortícolas y estimaciones propias.

Entre 1960 y 1970, los rendimientos promedio eran de 2000 kg/ha; es decir, 60.000 plantas por hectárea y una producción por planta de 35 gramos, aproximadamente, de acuerdo a la densidad de plantación utilizada en aquella época.

A partir de 1970, los rendimientos fueron en constante aumento; pero, en la década del 80 es cuando se empiezan a lograr importantes incrementos debido a la incorporación de tecnologías. En la actualidad, se está llegando a los promedios de 30.000 kg/ha y a máximos de 65.000 kg/ha (Ver gráfico).

Poco a poco, se fueron introduciendo variedades de alta productividad, cobertura de suelo (mulch de polietileno) y calidad del plantín. También se incorporó el riego localizado y fertirrigación; los sistemas de protección, en especial, microtúneles de polietileno; y la desinfección de suelo, entre otras tecnologías.

La unión dio sus frutos

Los intentos por lograr la agrupación de los productores fueron muchos; aunque, en la mayoría de los casos fracasó. En 1987 se concretó la Agrupación de Productores de Frutilla de Coronda y zona, para dar una solución a los problemas técnicos del cultivo y de comercialización, por medio de la unión y la coordinación de esfuerzos realizados en forma conjunta.

Los logros y avances fueron muy importantes, fundamentalmente, en lo que respecta a la cosecha, presentación del producto (nuevos envases), cadena de frío, exportación, etc.

Todo esto se logró por la agrupación de los frutilleros y el trabajo con otras instituciones locales (Municipalidad y comuna), provinciales (MAGIC-Comercio Exterior) y nacionales (ITA, Universidad Nacional del Litoral, INTA), entre otras.

También se consideró importante la creación del Consejo Denominación de Origen Frutilla de Coronda, como resultado del seminario-taller realizado por la SAGPyA y el Magic, con el apoyo del INTA y la activa participación de productores e industriales. Pero, queda aún pendiente realizar la tramitación legal en los ámbitos provincial y nacional y la reglamentación del Consejo y el Protocolo de Calidad, para contar con un producto de excelente calidad, que sea apreciado, valorado, respetado e identificado por los consumidores.

Según datos del Proyecto INTA/ONUDI, la frutilla ocupaba el 75% de la superficie cultivada con hortalizas, situación que se mantiene desde el inicio del cultivo en esta región.

Hoy por hoy, existe bastante dependencia a un solo cultivar (Camarosa), susceptible a ciertas enfermedades (oidio, antracnosis de fruta y corona, botrytis); además, si se ha progresado mucho en abastecimiento y calidad de plantines, puede mejorarse en algunos aspectos relacionadas con las desuniformidades en tamaño, problemas sanitarios, época de entregas de las plantas, etc.

Cuestión de precio

Hoy por hoy, existe una dependencia al mercado interno con bajo consumo y una tendencia hacia precios más bajos. A partir de 2003, los precios mejoraron sustancialmente al concretarse importantes ventas al exterior de fruta congelada, tanto desde Coronda como de otras regiones productoras del país. Por esta razón, la oferta al mercado interno se redujo.

Ante este nuevo escenario, se considera que es importante aumentar la eficiencia en las distintas etapas de producción y comercialización, con el objeto de lograr un menor costo del producto que hará posible aumentar el número de consumidores y la frecuencia de consumo. También hay que prestar atención y servicios sobre el producto, por medio del empleo de buenas prácticas agrícolas, lo cual, permitirá incrementar la confianza del consumidor (externo e interno) con respecto a la calidad y a la seguridad alimentaria; incrementar las posibilidades de exportación de fruta fresca y congelada; explorar nuevas alternativas de expansión agroindustrial; desarrollar formas asociativas que permitan la reorganización de los factores de producción, usufructuando la economía de escala; y lograr una mayor diversificación de cultivos.

Indispensable

Hay que ser consciente de que se necesita disponer de estudios de investigación y experimentación que permitan mejorar la producción (para consumo en fresco e industria), su comercialización y transformación.

Para concretarlo, es necesario formar un Centro de Experimentación y Capacitación, integrado por todos los sectores de la producción, servicios, industrialización, gobierno, etc., tendiente a mejorar el material vegetal y las técnicas de producción, investigar técnicas capaces de reducir los costos de producción y reducir los tiempos de trabajo y asegurar el mantenimiento de la calidad de producción después de la cosecha hasta el momento de la venta.

También es importante contar con un Centro de Documentación que centralice toda la información científica, técnica y económica.

Para destacar

Durante 1989 y 1992, la AER Santa Fe realizó ensayos en las quintas de Ricardo Peverelli y Daniel Dip, con distintos tipos de polietileno (microtúneles), demostrando que era posible lograr una producción más temprana con esta metodología. Los polietilenos utilizados en aquel momento eran del tipo cristal perforados y sin perforar; y los mejores rendimientos se obtuvieron con este último.

Los resultados obtenidos hicieron que esta técnica tenga una difusión muy rápida y un mejor manejo de los macrotúneles, la utilización de un polietileno de mayor espesor (80 a 100 micrones) y de larga duración térmica (LDT) permitieron lograr rendimientos precoces superiores a los ensayos.

La calidad, lo primero

El plantín es el insumo que mayor incidencia tiene sobre los aumentos de rendimientos. Es inútil incorporar todas las tecnologías si no se parte de un plantín de calidad (tamaño, madurez, libre de enfermedades, pureza varietal, etc.). Desde los comienzos, los plantines fueron producidos por los propios productores hasta que a fines de la década del 70 (especialmente a partir de 1980) comenzaron a adquirirse de Buenos Aires, Mendoza, entre otros lugares.

Hay que reconocer que desde hace unos años también se empezaron a hacer viveros en zonas más frías y de mayor altura sobre el nivel del mar como en la provincia de Chubut. Se obtuvieron excelentes resultados en sistemas de plantación bajo microtúneles, en cuanto a producción total de fruta y precocidad, ya que la misma comienza a los 60 ó 70 días del transplante.

Ing. Agr. Eduardo ScagliaAux.Tec. Toberto Taborda(INTA, Estación Experimental Agropecuaria Rafaela-Agencia de Extensión Rural de Santa Fe)