MIGUEL ROBLES EN LA VII BIENAL DE ARTE JOVEN

"El desafío de la danza es manejar la simbología"

Para pensar. "Lo performático está asociado a lo televisivo. ¿Qué pasa con todo aquello que no tiene pantalla y está sucediendo con mayor calidad artística?", se pregunta este coreógrafo y apunta al rol de las instituciones públicas. Foto: AMANCIO ALEM.. 

Empezó con el ballet, "el abecedario de todo bailarín". Buscó su propio estilo, y hoy está convencido de que "el lenguaje del movimiento está supeditado al guión coreográfico".

Coreógrafo, bailarín, y autor de reconocidas obras en el campo de la danza contemporánea, Miguel Robles llegó desde Buenos Aires para dictar un curso sobre "Improvisación y montaje coreográfico", en el marco de las actividades que nutren la agenda de la VII Bienal de Arte Joven, organizada por la Universidad Nacional del Litoral y la Federación Universitaria del Litoral.

Las implicancias del lenguaje del movimiento, y sus desafíos frente al público, son algunas de las temáticas sobre las que reflexionó en esta entrevista con El Litoral.

-¿A qué apunta la idea de "improvisación"?-La idea es realizar una búsqueda propia del movimiento. Todos tenemos un caudal de información que se filtra cuando estamos improvisando -explica-. El tema es cómo evitar los lugares comunes, evitar que el cuerpo trabaje con una información que ya le es conocida. Intento hacer tabula rasa, y a partir de ahí ver cosas que en la propia experiencia sean interesantes para uno, y para el que lo está viendo. Cuál es la diferencia entre un cuerpo que danza con sus propia intencionalidad, y un cuerpo que tomó prestado un montón de elementos y los está desarrollando. -¿Cómo incursionaste en la danza contemporánea?-Empecé con la danza ballet. Una técnica ineludible para cualquier formación de bailarín. Es un abecedario por el que hay que pasar. A partir de ahí, uno entiende conceptos que de otra manera sería muy difícil de asir en la danza contemporánea, porque ésta proviene de esa primera escuela. Después, busqué diferentes estilos, y fui armando mi sistema. Sucedió que las ideas teatrales y los guiones coreográficos me ayudaron a encontrar el estilo. -¿Cómo se traduce ese estilo en tus obras?-Tengo obras que difieren mucho unas de otras. Si bien hay una raíz reconocible, el lenguaje está supeditado al guión coreográfico. No puedo contar físicamente todo de la misma manera. Lo coreográfico es el canal para poder expresar y mostrar lo que subyace detrás de la danza.

Las temáticas de la creación

-¿Y cuáles son las temáticas que movilizan la creación?

-En el colegio secundario tuve una formación católica. Con el paso del tiempo, no me identifiqué con esa manera de vivir. Mis primeras obras estuvieron atravesadas por la temática religiosa. Al principio se manifestó desde una fuente muy oscura. La danza sirvió para exorcizar ciertos demonios. Me encontré con un mundo tortuoso. Fue una experiencia que anímica y psicológicamente me llevó a confrontarme con el dolor. Después de eso, hubo un renacimiento con una obra que hablaba de lo mismo pero que ya excedía al catolicismo y a su ideología. Luego, pude dar un salto y quedarme con una sensación más espiritual, que prescindía del dogma.

-¿La danza contemporánea se alimenta de otras disciplinas?-Hay ideas que flotan en el aire. Más allá de las fuentes de las que uno se nutre, hay cosas que son mucho más misteriosas. Están en nuestra sociedad. Además de la búsqueda del movimiento, algo tiene que ver con lo visual. Trabajo con la idea de puesta en escena y de instalación. Me confronto con las artes plásticas. Intento que mis obras lleguen porque tienen un marco que excede al movimiento. -¿Y cómo se construye el diálogo con el público? -Lo difícil para la danza es manejar la simbología. Es lo que hace que el planteo de un coreógrafo pueda llegar a los otros. Hay algo que el otro no termina de entender, pero al mismo tiempo hay algo que está entendiendo. Tampoco adhiero a que la danza se ponga obvia. Creo que el desafío de lo corporal es poder jugar con la ambigüedad. Pero el problema es el símbolo. -¿Cuál es el estado actual de la danza en el país, y cuáles son sus desafíos?-En el área de danza, hay mucho hecho y mucho por hacer. Falta que desde los organismos públicos haya una mayor planificación. Lo cierto es que si la danza tuviese más incentivos económicos, mayor difusión y mayor infraestructura, habría más posibilidades de producción. Es una actividad que ha crecido gracias a que sus protagonistas lo han decidido y lo han empujado. Hay que sistematizar, saber en qué se está trabajando, educar, intercambiar. También hay un problema cultural serio. Acá lo performático está asociado a lo televisivo, ¿qué pasa con todo aquello que no tiene pantalla y está sucediendo con mayor calidad artística? Por eso el rol de las instituciones públicas es fundamental.

"Es posible"

Robles encabeza la Compañía que lleva su nombre, con la que ha recorrido diferentes festivales de nuestro país y el exterior. Entre sus obras, se destacan "Tabula Rasa", "Maldita Tierra Bendita" y "Kyu Ping Show".

En estos momentos tiene previsto, a partir de un convenio con Telecom Arnet, "hacer una gira por Córdoba, Rosario, Mar del Plata y el Teatro Coliseo en Buenos Aires. Es un desafío que una empresa privada convoque a una compañía de estas características. Es importante que el establishment ponga los ojos en otros formatos artísticos, que confíe en que es posible, y que esto tenga un rédito comercial. Está bueno, para nosotros como compañía y para el sistema de la danza", sintetiza.

De la redacción de El Litoral