(C) SeCyT - CERIDE - EL LITORAL
El Pierre Auger es un ambicioso proyecto científico que ocupa 3.000 km2, a la espera de captar partículas invisibles dotadas de una inexplicable energía tras viajar millones de años luz por el Universo. Traen consigo información acerca de lejanos sistemas astronómicos: agujeros negros, supernovas y cuásares. A pesar de las largas investigaciones, todavía no se sabe qué son, de dónde vienen, cómo son creadas.
La planicie que se ve desde la ruta 40 es de tonos ocres. Inmensa la tierra árida y la bóveda celeste. La línea del horizonte es la cordillera de los Andes. El aire es claro, despejado y el viento mueve los arbustos bajos. Estamos a 1.400 metros sobre el nivel del mar, en Pampa Amarilla, en el departamento de Malargüe, provincia de Mendoza, el lugar del globo que fue elegido para montar este proyecto internacional en el que participan 350 investigadores de 17 países.
Este observatorio es un experimento de la espera, un laboratorio que, a cielo abierto, aguarda agazapado ese rayo que permita entender las profundidades del Universo. Aquí reina el silencio. Sólo mirando con atención se distinguen en el campo los detectores de superficie. Como piezas de un enorme tablero, esperan, minuto a minuto, todos los días. Y en cada extremo del campo tres telescopios de fluorescencia hacen su parte cuando cae la noche.