Cartas a la dirección

Recuerdos de un bachiller

Señores directores: Hace muchos años... Colegio Nacional Simón de Iriondo, turno noche: el glorioso "Bachillerato de las Estrellas" en su época de esplendor.

Como diría don Rosa: "No ha habido ni `haberá"' una plantilla de profesores de semejante calidad humana y profesional: los ingenieros Piñeyro, Cruellas, Cohan, Schivazapppa; los doctores: Bentolila, Argüelles, Leiva, Prosello, Serrichio, Esquivel y los profesores: Megnie, Niklison, Fernández, De la Vega, Perazzo, Barbosa, Miss Laura, Millen; asistidos por los preceptores: Laperchia, Saba, Pane, Chena, Rosatti y Fernández; y, como rector, el señor Drago.>

En 4° y 5° años, el profesor de Literatura era don Carlos Capitaine Funes, "protagonista" de este recuerdo.>

Orador vehemente, a veces, romántico; otras, histriónico o agresivo, irónico y, muchas veces, "boca sucia", íun personaje!>

Ese día, su aspecto exterior era el de siempre: ambo azul, camisa blanca, corbata roja, unos mechones blancos asomando por la parte posterior de su infaltable boina negra, y unos libros bajo el brazo.>

Repito: su aspecto exterior era el de siempre, porque había algo...>

Alguien preguntó: "¿Cansado, señor?". Pensó un momento y contestó: "No, no estoy cansado, estoy dolido por algo que pasó en mi casa". Nosotros, por consideración, quedamos expectantes, pero él quería contarlo y siguió: "Cuando llegué a casa, a mediodía, me encontré a mi hijo con los ojos colorados e hinchados, de haber llorado, y a mi señora, callada y esquivándome. Pregunté: "¿Qué está pasando acá?". Como él no contestaba nada, ella me aclaró la cosa: "Hoy tenían ejercicio físico". "Sí, ¿y?". "Para hacer ejercicios hay que sacarse el guardapolvo.". "Sí, así es". "Resulta que, cuando se lo sacó, y los otros chicos vieron los remiendos del pantalón, le empezaron a decir que tenía dos ventanitas en el culo. Entonces, se enojó, tuvo que intervenir el profesor y llegó llorando avergonzado".>

Hizo una pausa y luego siguió: "De entrada sentí el golpe, pero en seguida pensé, si se la doy ganada, este mocoso de mierda no va más a ejercicio, tengo que atacar. `Así que llorando, avergonzado por esa pavada; a mí me da vergüenza tu proceder, porque el hijo del profesor se tendría que avergonzar si en su casa faltara la comida o no hubiera libros para aprender a ser gente en la vida, así que acá se termina el asunto y que sea la úl'..." Y ahí se cortó la luz.>

El silencio y la oscuridad en nuestro salón parecían más profundos por el salvaje griterío que llegaba de los otros cursos. Luego de unos instantes, alguien, nunca pude saber quién fue, dijo: -Siga, señor...>

Unos minutos después, volvió la luz.>

El viejo profesor don Carlos Capitaine Funes, sentado entre nosotros, para no discriminar, decía, estaba llorando.>

Con un inmenso pañuelo blanco se enjugó primero y luego de una estrepitosa sonada, dijo: "Nunca, en mi larga carrera de maestro había tenido una muestra de respeto como ésta, ígracias, muchachos!".>

Ya casi a medianoche, volviendo a nuestras casas en bicicleta, y después de varias cuadras en silencio, uno de mis compañeros de ruta dijo: "Se emocionó el viejo...".>

Yo no pude contestarle nada.>

Invierno de 1957 (otros tiempos).>

Rolando Prósperi.>

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