Jorge Schvarzer presentó su libro sobre la historia de Siam
"No hay país desarrollado que no sea industrial"
El economista destacó lo esencial del apoyo estatal y una clase empresaria industrial emprendedora para lograr el desarrollo. Dijo que para seguir creciendo es necesario crear un banco de fomento.

De la Redacción de El Litoral

"El desarrollo económico de un país es siempre el desarrollo industrial. Yo insisto con esto porque en la Argentina hay quienes creen que, con soja y un poco de petróleo, salimos. Salen ellos; el país, no. La Argentina necesita una estructura industrial. No hay ningún país desarrollado que no lo sea y no hay ningún país industrial que no sea desarrollado. Estados Unidos produce tres veces más soja que nosotros y a nadie se le ocurre decir que es un país agropecuario. Es un país industrial que tiene soja".

El comentario pertenece a Jorge Schvarzer, que visitó Santa Fe para participar en la presentación de la segunda edición del Plan Fénix y de su último libro sobre la historia de la empresa Siam, en la Unión Industrial de Santa Fe.>

-¿Cómo se logra el desarrollo industrial?-El desarrollo industrial en un país no puede darse en condiciones de mercado porque el mundo ya tiene una cantidad de enormes empresas contra las cuales no se puede competir. Si no hay algún apoyo, no hay forma de crecer. Esto implica que hacen falta un Estado consciente de la importancia del desarrollo industrial, como el de los países desarrollados, y una clase empresaria dinámica y activa. No es imaginable que esto surja de la nada. -En la Argentina, ¿falló la mentalidad empresaria o el Estado?-Las dos cosas. La experiencia Siam muestra que el Estado no siempre tenía claro lo que tenía que hacer para defender a los empresarios. En Europa o Estados Unidos, los activos fabriles son activos nacionales. Si un empresario no funciona, lo van a echar y van a poner a otro, pero no van a cerrar la fábrica. -¿Qué piensa de la política económica actual?-La economía está andando muy bien. Luego de la caída más importante del PBI de la historia de la Argentina y una de las crisis más grandes conocidas en el mundo, desde mediados de 2005 estamos creciendo genuinamente. Este año vamos a estar cerca del 9 %. Pero creo que el gobierno no está tomando algunas políticas muy decididas de promoción del sector industrial, como el fomento del crédito industrial. -La cuestión es que los bancos y los empresarios han dado muchos malos ejemplos...-Como el Estado argentino se equivocó, que no lo haga más. Como los empresarios fueron malos, no hay que darles más nada. La única forma de asegurar que un país se desarrolle es con un Estado eficiente y empresarios conscientes de su tarea. Si no la podemos crear, este país no puede funcionar. Si partimos de la base de que el Estado siempre lo va a hacer mal, entonces, es un país imposible.

Compre nacional

-Un tema es el crédito, la otra pata de un proyecto de desarrollo es que el Estado tenga un proyecto. Eso, ¿existe hoy?

-Me parece que es lo que falta en la acción política del gobierno. Nunca es claro con respecto a su vocación de defender a los empresarios industriales. Es cierto que este gobierno tiene menos herramientas que los anteriores. Por ejemplo, en todos los países del mundo las compras del Estado son un elemento importantísimo para el desarrollo industrial. Los americanos tienen la ley de compre americano desde mediados del siglo XIX, que dice: "Primero compre en Estados Unidos, después compre en Estados Unidos y, si no hay en Estados Unidos, haga una empresa en Estados Unidos y después exporte".>

-La idea dominante es que este tipo de decisiones cierra el país al mundo.-Una vez, una delegación de la comisión atómica de los Estados Unidos visitó el Invap y quedó asombrado de la tecnología que desarrollaban. Entonces, les ofrecieron venderles y la respuesta fue contundente: "Ni pensarlo, nosotros compramos americano". Los americanos son tan estúpidos que se cierran y así les va. En Europa no podemos colocar un gramo de trigo porque son tan tontos que se cierran. Así nunca van a poder crecer. En Japón no podemos vender nada. A nosotros nos dicen que lo inteligente es hacer lo contrario de lo que hacen lo que tienen altos ingresos. Y nosotros compramos esa idea y la aplicamos con entusiasmo. En Europa no dejan entrar coches japoneses y coreanos; recién lo van a poder hacer con cupos a partir de 2007, pese a que tienen la industria más avanzada del mundo. Acá parece que no dejar entrar coches coreanos es una agresión al desarrollo.

Mercosur

"El desarrollo ocurre por regiones. No es casual que toda Europa Occidental esté desarrollada. Hay procesos de cercanía y de imitación que han hecho que todos esos países hayan crecido y el África no. En Medio Oriente nadie encontró el camino pero en el Sudeste Asiático todos se están desarrollando. Claramente hay fenómenos de interrelación regional. En este mundo desarrollado las regiones son muy importantes. Por eso creo que Argentina y Brasil tienen que reforzarse mutuamente para crecer juntos. Que Brasil crezca no es una amenaza, es un desafío. Hoy no podemos imaginar el liderazgo argentino porque Brasil nos superó. Ya no somos iguales como hace 30 años. Pero podemos ser socios plenos de Brasil y desarrollarnos juntos. Y creo que el Mercosur debería ser el proyecto estratégico para los argentinos".

"Siam es una parábola de la Argentina"

-¿Qué fue Siam?

-Siam fue la empresa metalmecánica más grande de Argentina y América Latina a principios de la década del 70. Para la gente era la heladera, el lavarropas o la licuadora. También la motoneta o el auto. Pero Siam fue también un fabricante de bienes de capital de excelencia. Era un complejo industrial gigantesco que en cualquier lugar del mundo se considera un activo básico para el desarrollo. Sucesivos gobierno no supieron comprender la importancia de ese activo productivo hasta que el gobierno de Martínez de Hoz decidió destruirlo de manera alevosa. En un sentido Siam marca una parábola en Argentina. Cuando era la empresa más grande de América Latina, con media docena de plantas industriales y 15 mil trabajadores, Corea del Sur era el país con ingreso per cápita más bajo del mundo. Corea hizo política industrial y la Argentina destruyó a Siam. Corea se convirtió en una potencia industrial cuyos productos se ofrecen en el mundo entero, como los de Samsung o de Daewo, que en los 70 era un taller de reparación de autos de las afueras de Seúl, y nadie sabe de Siam.>

-¿Qué enseñanzas, buenas o malas, nos dejó el caso Siam?-Que el desarrollo es una vocación, no un problema del mercado. No casualmente Guido Di Tella, el fundador de Siam, decía que quería ser el Henry Ford de la argentina. Y que tiene que haber una decisión estatal en promoverlo. Por eso a veces no sólo hay que convencer al Estado sino a la sociedad de la importancia de proteger a la industria. -En el libro se marca el viaje de algunos funcionarios de Siam como Ricardo Zinn y, especialmente, Guido Di Tella, que pasó de ser heredero y director de Siam a decir que la mejor política industrial era no tenerla...-Di Tella soñaba que sus hijos fueran sus continuadores pero a ninguno le interesó la empresa. Actuaron como los hijos de los latifundistas, creyeron que siempre iba a dar ganancias y, entre otras cosas, fundaron el Instituto, al que mantenía la empresa. El problema de Siam fue que no logró pasar a una estructura gerencial moderna, quedó con un grupo de señores que tenía poca habilidad organizativa y técnica. Y cuando Guido quiso tomar el control de la empresa y renovarla llegó tarde o lo hizo mal. Esto genera otra paradoja. En ningún país del mundo una persona que quebró su empresa puede ser ministro. Es al revés. En Argentina parece que quebrar una empresa no es un símbolo de ineficiencia sino un dato sin importancia para las elites argentinas. Y esto me parece que es una tragedia que hay que marcarla. -Usted marca en el libro que con Siam el país se perdió la oportunidad de convertirla en una empresa rectora, en un espejo para las otras empresas.- Todos los países que crecen tienen un grupo de capitanes de industrias que en colaboración con el gobierno generan el desarrollo. En Argentina, Techint, Arcor o Aluar podrían ser ejemplos, pero hay un problema de masa crítica. Son pocos. Necesitamos por lo menos una docena de casos como estos. El tema es como hacemos para generar el crecimiento de grupos dinámicos y eficientes, de manera tal que la vanguardia empresaria este formada por grupos por vocación tecnológica e industrial y no por grupos parasitarios y cortesanos.