LENGUA VIVA
La cintura de la lengua: el nivel sintáctico II

Lic. Evangelina Simón (*)

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Decíamos que "el nivel sintáctico" nos obliga a pensar, razonar y comprender. Es el nivel superior (Benveniste) que nos induce a formalizar nuestro pensamiento; su unidad, la oración, aparece ante nuestros sentidos: audición-visualización y debemos de encontrarle un significado. En ella, debemos descubrir las intenciones y el pensamiento de nuestro emisor en pro de esa interacción que pretende establecer con nosotros. Tendremos que enfrentar el desafío del descubrimiento, preguntándonos por qué a un elemento le dio un valor y a los demás, otros o el mismo dentro de esa estructura, tendremos que comprender el juego establecido por el hablante desde lo que piensa hasta lo que expresa, cuál es la realidad que está queriendo representar a partir del uso simbólico de la lengua. Tal vez, lleguemos a visualizar que aquel que posea un conocimiento del sistema y sus normas y el valor semántico de la palabra tendrá infinitas posibilidades representacionales de esa realidad a la cual refiere.

Será la "sintaxis" la encargada de la organización coherente de nuestro pensamiento; la exteriorización de nuestras ideas; la sutileza de nuestras intenciones y sus huellas; nuestra presencia o ausencia en el propio discurso; la organización discursiva como reflejo de nuestras competencias; la pertenencia a un sistema, dialecto o sociolecto denunciada por el idiolecto. Lo expuesto, y mucho más, lo reflejamos en esa estructura superficial cumplido el pasaje desde la profunda. Nuestra vida comunicacional (verbal) parte siempre de la palabra, así ha quedado demostrado en los avances planteados por otras corrientes que juegan al "decir y comunicar", en las que está claro que sólo descubriremos lo comunicado a partir de lo dicho, aun reconociendo su insuficiencia.>

Cuando nos levantamos (salvo que estemos solos) saludamos, normalmente, con un "íBuen día!" u "íHola!". Esto es lo que aparece en la "Estructura" superficial, pero lo que, en realidad, está en lo profundo es nuestro deseo de que ese día vaya todo bien y se desarrolle con normalidad. Lo mismo pasa a la noche con el "íHasta mañana!" o "íQue descansen!". En definitiva, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos pensamos en términos sintácticos y nos expresamos de igual manera. La "sintaxis" aparece ante mis ojos como "la cintura de la lengua", pues alrededor de su unidad giran en espiralado todos los niveles del lenguaje, dando cada uno lo que el pensamiento necesita para su representación. ¿Cómo es posible que no hayamos logrado que nuestros educandos le encuentren un sentido a este nivel?; ¿cómo pueden aburrirse ante tal desafío y descubrimiento? Tal vez, frente a la reflexión obligada, podamos sortear nuestras dificultades y volvamos a darle la dimensión cognitiva que merece.>

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(*) La autora es docente de Lingüística en UNR y UCSF e investigadora.