Visita del encargado comercial de Nueva Zelanda
El ejemplo de las cosas bien hechas
José Prunello disertó ante un grupo de dirigentes de Carsfe. En diálogo con Campolitoral explicó las causas del éxito de la industria agroalimentaria neocelandesa.

José Prunello, encargado comercial Argentina, Uruguay, San Pablo, y desde 2007 para toda Sudamérica. Oriundo de Cañada de Gómez, llega al puesto por sus antecedentes como Máster en Administración de Empresas con varios años al servicio de la FAO (Oficina de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación), entre otros, así como también por el conocimiento del mercado local a la hora de asistir a las empresas neocelandesas para ingresar en la plaza.

- ¿Me podría comentar algunos índices económicos actuales de Nueva Zelanda?-Es un país que tiene un nivel económico muy bueno. En estos momentos cuenta con un crecimiento del 3.7% de su Producto Bruto; y estuvo creciendo entre 4.5 y 3.5% en los últimos cinco o seis años. Cuenta con apenas 4 millones de habitantes con un ingreso per cápita alto de u$s25.000, o sea que tiene un buen nivel de vida. Y una tasa de desempleo envidiable: menos del 4%; aunque precisamente en estos momentos uno de los principales problemas es la falta de mano de obra. -¿Cómo contribuye el sector agropecuario para conseguir este nivel económico?-Es fundamental. Si bien el sector sólo representa el 8% del PBI -la mayor parte son servicios- es el doble de lo que en cualquier otro país desarrollado. A su vez, más del 50% de las exportaciones de bienes, que alcanzan los u$s21.000 millones, provienen de este sector. Sobre todo de los lácteos, que son el rubro principal y representan casi un cuarto del total de exportaciones. Nueva Zelanda es el principal exportador mundial de lácteos y Fonterra, que es la empresa láctea más importante; es la quinta o sexta del rubro a nivel mundial, pero es la primera exportadora. -¿Y qué injerencia tienen los productores en las decisiones que toma el gobierno sobre los intereses del sector?-El fundamental. El gobierno no toma decisiones sin antes consultar al sector. Por ejemplo, hasta hace 5 o 6 años el gobierno tenía el monopolio de las exportaciones lácteas a través del Dairy Board (Junta Láctea de Nueva Zelanda). Cuando se cambió ese modelo y se decidió hacer una fusión de las tres principales empresas con este organismo se hizo una consulta con todos los tamberos socios de las cooperativas y ellos votaron a favor o en contra de este cambio de política. Y así, en todas las decisiones políticas que toma el gobierno siempre hay un período de consultas con el sector involucrado, ya sea el agropecuario o el industrial. -¿Los productores tienen peso político específico, mayor presencia en un partido o representantes en el parlamento? -No hay un partido del campo, pero sí están representados gracias al sistema de elecciones uninominales por distrito, de donde surge un representante. Entonces en aquellos distritos donde hay una alta injerencia de la actividad agropecuaria obviamente los candidatos tienen que tener muy en cuenta cuales son los intereses de sus representados. En esos casos, los diputados que van al parlamento tienen que tener un conocimiento muy grande. Y es así que en los distritos rurales normalmente elijen personas que tienen buena sintonía con el sector. -¿Y la obediencia con el partido no empaña esta relación con los productores?-Bueno, como en todo el mundo muchas veces se producen tensiones entre lo que decide el partido y lo que el o la diputada en particular piensan sobre cierta política y se dan diferencias. Y puede haber diputados que voten en disidencia con el partido. En general se da cierta disciplina partidaria, pero también es cierto que hay muchas discusiones internas y se busca conciliar distintas opiniones. -¿Qué características tiene la lechería neocelandesa?-La mayoría de los tambos son empresas familiares. Son pequeños, la media es de 150 a 200 hectáreas con 250 a 300 vacas. Es bastante intensiva la explotación, con una carga animal aproximada de 2 a 2.2 vacas en ordeñe por hectárea. Y se hace un uso intensivo de la pastura, ya que el país es más ganadero que agrícola. Eso hace que los granos se importen y sean muy caros, por lo que la suplementación es relativamente limitada y se usa al máximo el pasto. Incluso el desarrollo tecnológico está orientado al uso intensivo del pasto; se hacen pasturas mejoradas y se perfeccionan variedades. Y por otra parte también se estacionan los servicios. -¿Y los tamberos se organizan para tener vacaciones, no?-Si, en el invierno -por las misma pariciones estacionadas y la merma en la producción de pasto- hay una baja bastante grande en la actividad y los tamberos se pueden tomar vacaciones. Y también las fábricas cierran; entre julio y agosto están paradas. -¿Existe articulación entre los eslabones de la cadena agroindustrial? ¿Trabajan en conjunto con objetivos comunes, por ejemplo?-Sí, porque los mismos tamberos son los dueños de la cooperativa entonces hay una total y absoluta coordinación entre las necesidades de los tamberos y de la industria. Y esa misma industria es el principal comercializador y exportador, entonces la cadena está muy bien integrada. Creo que eso también ha sido una de las claves del éxito. De todos modos hay peleas, no son todas rosas. Hay tamberos que quiere más retorno por los sólidos que produce, pero en cierta manera siempre se llega a un acuerdo. -¿Y cuanto ganan los productores?-Un establecimiento modelo en el año 2005 consiguió una renta aproximada, antes de pagar los impuestos, de unos 90.000 dólares neocelandeses ($180.0000 aproximadamente). Pero si se tiene en cuenta el valor de los activos, tanto de tierra como de mejoras, que es casi de 2.5 millones de dólares neocelandeses, la rentabilidad sobre el capital en el país es bajísima, menor al 3.3%. Este es un problema que surge de la fuerte apreciación de la tierra, entonces los tamberos son ricos en cuanto a sus activos pero tienen ingresos relativamente bajos. Además se da otro problema muy grande: los jóvenes que quieren ingresar en la actividad les resulta muy difícil porque es muy costoso adquirir un establecimiento. Una hectárea de tambo en una buena zona puede costar 4 o 5 veces más de lo que cuesta la tierra más cara de Argentina. -¿Qué nivel de carga impositiva tienen?-Se paga en forma directa 35% de impuesto a las ganancias, más el impuesto a las ventas -similar al IVA argentino- que es de 10.5%. -¿Y qué nivel de vida alcanzan?-La situación ha sido buena pero no fantástica. Pueden vivir bien pero, al igual que en Argentina, algunos abandonaron la actividad en un proceso de concentración en tambos más grandes con mayor escala. -¿En Nueva Zelanda el productor contrata un tambero como sucede en Argentina?-No, el productor es tambero. El tambero clásico es un kiwi, como se le dice a los neocelandeses, con su señora y su familia. A lo sumo tendrá uno o dos empleados que lo ayudan pero él es el que se levanta temprano, se fija como están los pastos, si la vaca está en celo; en fin, es el que controla todos los detalles de su explotación, y el éxito se logra también por eso.

Experiencias contrapuestas

-La principal firma láctea, Fonterra, es de caracter cooperativo. ¿Mantiene sus activos en un 100% locales o incorporó capitales extranjeros?

-No, es una cooperativa 100%. Es de primer grado y los mismos tamberos tienen acciones.

-¿Y qué le sugiere que Sancor, la mayor cooperativa argentina, esté en una situación tan diferente, apelando a capitales extranjeros para poder sobrevivir?-Es una pena que Sancor esté en esta situación. De hecho que Fonterra tiene un acuerdo con Sancor por el cual maneja sus exportaciones de commodities, que creo que en 2005 fueron casi u$s90 millones. ¿Por qué le parece que en Nueva Zelanda el modelo cooperativista resulta tan exitoso y acá presenta estos problemas?-La verdad que no tengo un estudio sobre el tema, pero puedo decir que en el caso de Fonterra tal vez lo que hubo es una injerencia muy directa de los productores en el manejo de la empresa. Hay lo que se dice -no se si Sancor lo tiene- el governance, que fue determinante en el éxito, y es el gobierno institucional de la empresa. O sea, lo tamberos tienen una injerencia directa en la determinación de la estrategia de la empresa, votan a sus propios representantes y todos se involucran muy activamente. Y esto hace que haya un buen control de cómo se maneja la empresa, la situación financiera, etcétera. De todos modos, hay que aclarar que cada empresa es exitosa o no de acuerdo a la realidad político económica en la cual está. A lo mejor si Fonterra estuviese en la Argentina hubiera tenido los mismos problemas financieros que tuvo Sancor.

Juan Manuel Fernández[email protected]