El nuevo turno presidencial de Lula da Silva

El presidente Lula da Silva asumió su segundo mandato y todo parece indicar que la gestión será una continuidad de la anterior. El gran respaldo social, la adhesión fuerte de los sectores más humildes de la población, constituyen su gran capital político al punto que los analistas consideran que es el presidente más popular de la historia de Brasil.

Algunos temas que empañaron su gestión, particularmente los relacionados con la corrupción de funcionarios del gobierno, provocaron algunas dudas, pero para la opinión pública estas responsabilidades no alcanzaban al presidente. Las deserciones se produjeron -como no podía ser de otra manera- en su ala izquierda, cuyos principales representantes lo acusaron de haber traicionado el programa revolucionario del Partido de los Trabajadores o de haber capitulado ante el capitalismo imperialista.>

Ninguna de estas imputaciones parece haber mellado su popularidad y hasta podría decirse que la supuesta deserción de la izquierda fue la condición necesaria para asegurar la gobernabilidad de una de las grandes potencias territoriales e industriales del mundo. Si los antiguos militantes del PT creyeron que la llegada de Lula da Silva al poder era la antesala de la revolución social, los hechos les demostraron que estaban equivocados y que insistir en un camino que la sociedad no está dispuesta a transitar es profundizar el error.>

Lula no "traiciona" sus ideales revolucionarios, en todo caso los adapta a una situación en la que el capitalismo como modo de producción sigue siendo el dominante y, en todo caso, lo que importa es esforzarse por incorporar a su capacidad productiva criterios y políticas de redistribución de la riqueza en un país cuyos contrastes sociales son cada vez más pronunciados.>

Los desafíos que se le abren hacia el futuro son prácticos, no ideológicos. Temas tales como las relaciones con el Mercosur, los conflictos planteados por la nacionalización de las empresas brasileñas en Bolivia, las exportaciones de materias primas, el papel de la industria automotriz, la conquista de nuevos mercados, están incorporados a la agenda pública.>

La pobreza sigue siendo la gran asignatura pendiente y si bien las políticas sociales implementadas han logrado contener a los sectores más desfavorecidos, aún queda mucho por hacer, porque en ese nivel la beneficencia no alcanza. El otro tema que cada vez adquiere más gravedad es el del hampa organizada, el control que sobre barrios importantes de las grandes ciudades ejercen las bandas mafiosas, al punto que en algunas favelas han logrado constituir verdaderos gobiernos paralelos ante la impotencia de las fuerzas de seguridad y del sistema político en su conjunto.>

Digamos, a modo de síntesis, que Lula da Silva asume la segunda presidencia con un alto grado de legitimidad pero con grandes desafíos por resolver, algunos de ellos urgentes. Como bien lo señalara en uno de sus discursos: la clave de la prosperidad de Brasil radica en asegurar el crecimiento de la economía y profundizar las políticas sociales. La enunciación parece ser simple, la realización será mucho más compleja.>