Polémico fallo sobre violencia en los estadios

La Corte Suprema de Justicia de la Nación responsabilizó a la Asociación del Fútbol Argentino y al club Lanús por las agresiones que sufriera un chofer -a quien le arrojaron una piedra que impactó en su rostro- en las inmediaciones del estadio durante un partido correspondiente al torneo Apertura de 1996.

El fallo desató una ola de discusiones y recalentó la polémica relacionada con las responsabilidades que les cabe en materia de seguridad a cada una de las partes vinculadas con la organización de este tipo de espectáculos deportivos.>

Según la Corte nacional, la AFA y los clubes deben indemnizar a las víctimas de cualquier tipo de agresión o acto vandálico que se produzca dentro de los estadios o en sus inmediaciones. A los clubes les corresponde la responsabilidad como organizadores del partido y, a la AFA, como entidad madre del torneo y beneficiaria del evento.>

En el mismo fallo los jueces eximieron de responsabilidad al Estado bonaerense por la participación que le cupo a la Policía de la provincia en la organización del operativo de seguridad.>

La reacción llegó casi inmediatamente. El presidente de la AFA, Julio Grondona, dijo que este fallo genera un precedente "muy complicado" y responsabilizó a la Policía por no haber evitado los incidentes. En Santa Fe, el titular del club Colón, Germán Lerche, advirtió que el conjunto de socios de un club no puede ser sancionado por la actitud vandálica de una persona, sobre todo cuando ésta es identificada.>

Pero más allá de las discusiones generadas por este fallo, resulta imperioso que cada una de las partes involucradas comience a reconocer su responsabilidad frente a la creciente violencia producida, en general, por verdaderos delincuentes que fuera de los estadios prestan sus servicios "profesionales" al mejor postor.>

Los dirigentes del fútbol -tanto de los clubes como de AFA- no deben hacerse los distraídos. Y es que los violentos suelen ser personajes perfectamente identificados que, en muchos casos, establecen sus propias reglas dentro de las instituciones mediante actitudes amenazantes.>

Pero tampoco la clase política puede mirar hacia otro lado y desentenderse de su responsabilidad. De hecho, existen numerosos antecedentes que demuestran cómo estos violentos son mano de obra que prestan sus servicios en el marco de las movilizaciones partidarias o sindicales.>

El fallo de la Corte resulta positivo desde el momento en que establece que los clubes y la AFA no pueden despreocuparse por la seguridad en los espectáculos que ellos mismos organizan.>

Sin embargo, el problema tiene raíces muy profundas y se retroalimenta gracias a una verdadera cadena de complicidades en la que los violentos son apenas la punta de un iceberg sustentado por el delito, la corrupción y el manejo oscuro del poder.>

Frente a esta realidad, resulta una verdadera utopía creer que un fallo judicial puede acabar con el problema. De todos modos, es un paso hacia adelante.>