¿Yo, señor?... íNo, señor!

La gente vive en ciudades más o menos grandes, mejor o peor ubicadas, viejas o modernas, pujantes o detenidas en el tiempo; pero no se tienen registros precisos de personas que vivan en una ciudad acorralada -que no es lo mismo que amurallada.

Eso era hasta no hace mucho tiempo, ya que, para quienes no lo hayan advertido, la nuestra es una, o la única, urbe acorralada.>

Cada calle o avenida por la que un conductor decida transitar cuenta con varios corralitos en su trayecto.>

Días, semanas o meses, estos modernos artefactos, mal señalizados, que usurpan el espacio público se convierten en una especie de piqueteros involuntarios que impiden el libre tránsito de las personas. Ni hablar del riesgo que, como valor agregado, significa tratar de evitarlos. Los conductores deben sortear los pozos que abundan en cada calle, a la par que esquivar estas modernas esculturas urbanas.>

Gran parte de la red de agua de la ciudad ha perimido y la consecuencia lógica es que se destruya más o menos al mismo tiempo. Esa mayoría de caños es para agua y, como es natural, la empresa santafesina debe hacerse cargo de su reparación o cambio. El arreglo del asfalto que se debe romper para la reparación es una cuestión municipal. Sin embargo, la conjunción de ambas responsabilidades parece un evento de imposible acuerdo.>

Desde hace casi dos meses, la madre de los socavones y el padre de los corrales gozan de excelente salud en la intersección de la Costanera con Salvador del Carril. La lentitud en la resolución del arreglo ocasiona grandes trastornos en el tránsito durante todos los días laborales y son enormes los fines de semana.>

Sin semáforo en la esquina y con la total ausencia de controles municipales, el caos se genera cuando la cantidad de autos se incrementa en determinadas horas.>

Algunas organizaciones se esfuerzan para imponer a Santa Fe entre los destinos turísticos. Assa y el municipio parecerían coincidir en que un punto de interés sería promocionar una ciudad acorralada.>

Y, mientras la población se ve obstaculizada por estos nuevos hitos ciudadanos, desde los dos ámbitos, las responsabilidad de quien debería quitarlos de las calles termina en: "¿Yo, señor? íNo, señor!".>