Problemas de infraestructura y mobiliario urbano adecuado
Santa Fe: ciudad poco accesible para personas con discapacidad
El edificio de Anses, ubicado en la peatonal San Martín, es uno de los tantos lugares que aún no han readecuado su ingreso para facilitar el acceso de las personas con discapacidad. Foto:Archivo El Litoral

Falta de rampas, veredas en mal estado, carteles y aparatos de aire acondicionado a baja altura, así como colectivos que no están preparados para trasladar a personas en sillas de ruedas, constituyen algunas de las barreras que afectan la calidad de vida de quienes tienen dificultades motrices o visuales.

Taparse los ojos o subirse en una silla de ruedas durante todo un día e intentar realizar nuestra rutina cotidiana puede ser una buena prueba para entender la impotencia que sienten las personas con alguna discapacidad al toparse con una ciudad que les impide cruzar la calle o tomar un colectivo por sus propios medios, ingresar al bar al que concurren sus amigos o utilizar algunos teléfonos que están dispuestos en la vía pública.

A cada paso nos toparemos con barreras arquitectónicas y urbanísticas que nunca vimos como tales. Unos centímetros (de más o de menos) pueden ser motivo de un golpe, una caída o la imposibilidad de acceder a un servicio.>

Para las personas no videntes, los equipos de aire acondicionado ubicados a baja altura constituyen uno de los principales obstáculos. "Hemos tenido casos de gente que se ha fracturado el mentón o el tabique y otros que, al chocarse los aparatos, se les rompieron los anteojos y se les incrustaron los vidrios en los ojos", comentó Graciela Palombi, presidenta de la Asociación Nueva Cultura.>

Los toldos de los negocios, los carteles mal ubicados y las persianas que se abren hacia afuera constituyen un peligro potencial para las personas ciegas porque el bastón sólo detecta los objetos ubicados por debajo de la cintura. A éstos se suman las motos y bicicletas estacionadas en las veredas y los autos que quedan cruzados en la acera, frente a los garajes.>

Otras barreras

Para la gente con movilidad reducida, los problemas son otros. "No podés circular por las veredas porque no tenés rampas en todas las esquinas y porque, además, están todas desniveladas. Por eso, aunque es peligroso, tenés que andar por la calle. Lo que tendrían que reglamentar es que las pendientes de las entradas a los garajes, que es por donde generalmente no nos queda otra alternativa que subir o bajar, se hagan con una inclinación adecuada, que permita que una silla de ruedas pueda circular", opinó Luis Bianchi, quien está en silla de ruedas desde hace 25 años.

El ex empleado bancario enumera una serie de dificultades que hacen más difícil concretar trámites sencillos con privacidad o disfrutar de la cultura y la recreación. "Yo tengo que pensar adónde puedo ir y en lo que se siente más es en los cajeros automáticos. El eje de la cuestión es que una persona realiza todos sus movimientos en la módica suma de 40 centímetros, pero el que está montado en un aparato que tiene ruedas desarrolla todas sus actividades en 1,25 metros. Todo está pensado para las personas que caminan: las puertas son de 60 centímetros, cuando por ley tienen que ser anchos de 85 centímetros como mínimo, los mostradores son altos y al cajero lo tengo que accionar de lejos y con la puerta abierta. En la gran mayoría de los bancos pasa eso", comentó, tras mostrarse satisfecho de que se hayan habilitado, en el último tiempo, algunos cajeros de grandes dimensiones y sin escalón de ingreso.>

Bianchi señaló, además, que puede ingresar "a muy pocas cabinas telefónicas" y debe hablar sin cerrar la puerta, perdiendo privacidad y resignando comodidad.>

Una persona con discapacidad motriz no puede elegir -sin condicionamiento alguno- el lugar para ir a tomar algo, dirigirse a la biblioteca que tiene el libro que precisa o intentar movilizarse hasta el quiosco de la esquina, a menos que decida aceptar la ayuda de alguien.>

Las limitaciones que encuentran las personas discapacitadas determinan quiénes están o no contemplados en el diseño de la ciudad. "Quiero ir a los mismos lugares adonde vas vos. Haceme entrar por la puerta de atrás o por donde sea, pero dejame llegar", reclama Bianchi, quien afirma que, en muchas dependencias públicas o lugares de esparcimiento, no tienen rampas y, en otros sitios, son peligrosas porque poseen mucha pendiente.>

Amante de las manifestaciones de la cultura, siente la interposición de las barreras urbanísticas y edilicias "más en la parte educativa y cultural. El Liceo Municipal no tiene rampa de acceso y tampoco puedo ingresar a ninguna biblioteca", ejemplifica Bianchi, pero es justo a la hora de indicar que en determinados sitios, como en el Museo Rosa Galisteo, la Legislatura, el Automóvil Club, un hotel internacional, algunos sanatorios y la avenida Alem se han realizado correctamente los accesos.>

Buenas y malas

Una legislación nacional, otra provincial y varias ordenanzas no han modificado sustancialmente la accesibilidad de las personas minusválidas en la ciudad.

"La ley provincial que establece la eliminación de las barreras arquitectónicas es del año 83 y se tardó hasta el 88 para hacer la reglamentación. En ese año se resolvió que tenían que adaptarse los edificios públicos en un plazo no mayor de diez años. Pasaron casi 20 y algunos no están adaptados. La Casa de Gobierno es la paradoja más grande: no tiene rampa. Cuando vas, sacan una de madera que tienen guardada", comentó Jorge Allevi, presidente de la Unión de Entidades de y para Discapacitados de la provincia de Santa Fe.>

Allevi se sacó el sombrero a la hora de hablar de los edificios del Poder Judicial santafesino y elogió las nuevas obras que hizo la Universidad Nacional del Litoral. "El único que ha tomado una política al respecto es el Poder Judicial porque todos los edificios, sean remodelados o nuevos, fueron adaptados. La UNL también ha cumplido bastante con la eliminación de las barreras arquitectónicas, por lo menos, en la Facultad de Abogacía, en El Pozo, en el Foro Cultural y en la de Ciencias Económicas", repasó.>

A pesar de que hay excepciones, los cambios aún son lentos y están lejos de ofrecer una ciudad accesible. "El transporte público para las personas con discapacidad es gratuito, pero no se ha adaptado y quien está en una silla de ruedas no puede subir solo. Hay gente que vive en el norte de Santa Fe y quiere venir a trabajar o a pasear y no lo puede hacer porque no hay colectivos preparados para ellos", sostuvo el presidente de la Unión de Entidades de y para Discapacitados.>

Los no videntes, como Allevi, muchas veces apelan a la solidaridad de la gente para cruzar una calle o tomar un colectivo, ya que hay "un sólo semáforo sonoro en la ciudad" y ninguna parada ha incorporado la información en braille en los carteles indicadores de las líneas de colectivo que están en las esquinas.>

Allevi no se olvidó tampoco del problema que deben enfrentar las personas sordas. "Aquellos que no leen los labios quedan totalmente desconectados del mundo porque casi nadie conoce el lenguaje de señas".>

Allevi sostiene que los avances que se dieron en materia de accesibilidad son sólo parches a una situación que requiere de una planificación y decisión política para encararla. "Todos los edificios que se remodelan es por iniciativa de las instituciones que `pinchan' para que se readecuen; si no, no se hace", dijo.>

Consultado por los motivos que llevan a que en tantos años se haya avanzado tan poco en la materia, Allevi adoptó una postura crítica. "Creen que la población discapacitada no vota o no les ha tocado de cerca el problema. Desde que actúo en todo esto, el tema de la discapacidad nunca fue prioritario para ningún gobierno. Crean organismos, pero, cuando salís a la calle, te encontrás con un escalón", graficó Allevi.>

A pesar de todo, Palombi sostiene que la sociedad "ya ha despertado y ha tomado conciencia. Estos temas hace 10 años no se hablaban", dijo la mujer, tras señalar que las empresas que no adoptan medidas para facilitar el desenvolvimiento de la gente que padece alguna discapacidad no lo hacen "por falta de información".>

Compromiso oficial

Jorge Allevi comentó que las asociaciones reclaman a la Municipalidad la construcción de las rampas desde 1998. "En un acto que se realizó en diciembre, el intendente dijo públicamente que se iban a hacer. Espero que se lleve a cabo antes de fin de año, cuando termina su mandato".

Además, manifestó que "nos han pedido que hiciéramos un informe de los lugares donde podrían ir colocados los semáforos y nosotros propusimos en las esquinas de los centros donde van las personas ciegas, en la terminal de ómnibus, en los sectores en los que están los edificios de la administración pública y en la zona céntrica, pero eso no se concretó todavía".

Allevi sostiene que han propuesto que los taxis y remises, además del cartel en tinta, tengan uno en braille en donde figuren la información del chofer, la empresa y las tarifas. Otro servicio para las personas no videntes podría estar dado por la incorporación de un cartel en relieve con el recorrido de los colectivos dispuesto al lado de los dos primeros asientos reservados para discapacitados.

Devolver de a poco la accesibilidad a los distintos espacios de la ciudad no es utópico."No es algo costoso, pero falta decisión política. Es tan sólo darle un pequeño presupuesto para que, de a poco, se vayan haciendo cosas. Las ONG no queremos una resolución de hoy para mañana, pero que algo se avance", concluyó Allevi.

María Sol Pogliani