Al margen de la crónica
La abogada de los imposibles

Santa Rita fue una mujer nacida en Rocaporena, Italia, cerca de Casia, que tuvo la particularidad de haber pasado por todos los estados de vida posibles: fue hija, hermana, madre, viuda y religiosa. En todos esos casos, se santificó fundamentalmente en el cumplimiento cotidiano de sus actividades, en el ejercicio de una caridad que fue heroica y un amor a Dios por sobre el amor a sus hijos.

La anécdota más conocida sobre esta santa, y por la que se la reconoce como la abogada de los imposibles, cuenta que un mal día mataron a su esposo en una de esas rencillas familiares propias del 1500 y sus hijos prometieron vengarlo. Entonces, ella oró a Dios diciendo que prefería verlos muertos antes que manchados con sangre. En poco tiempo, por distintos motivos, sus dos hijos murieron, pero no fueron víctimas de la violencia.>

Le quedó el apodo de abogada de los imposibles justamente por ser una madre capaz de ofrecer hasta la vida de sus hijos con tal de que no pierdan el cielo. Pero, fundamentalmente, su santidad no le viene por ese hecho en particular sino por haber sido durante toda su vida fiel a Dios, servirlo y ser una gran pacificadora de ánimos.>

Desde adolescente quiso entrar en un convento, pero tuvo primero que lograr la paz entre dos familias enfrentadas. Finalmente, la consiguió y fue aceptada. Desde entonces, se dedicó a atender a los pobres y a los enfermos. Fue una mujer que vivió el amor.>

Hoy, 22 de mayo, se celebra su día. Y la fecha, además, no pasa inadvertida en nuestra ciudad ya que en su parroquia, emplazada en el barrio que lleva su nombre -más específicamente sobre Chiclana, entre Florencio Fernández y 11 de Marzo- se cumplen 22 años de la colocación de la piedra fundamental y de un arduo trabajo.>