Como ocurre siempre, o en la mayoría de los casos, quienes pagan los platos rotos son los más indefensos. Y ello puede trasladarse a los usuarios del transporte urbano de pasajeros que, desde hace dos semanas, son víctimas de sorpresivos paros por parte del sector de los trabajadores que no logran un acuerdo con la patronal.
Llegadas tardes a los lugares de trabajo, cambios de recorridos que perjudican a los pasajeros y largas esperas en las paradas son algunas de las consecuencias de la medida adoptada por los choferes. Aunque también hay que mencionar el costo que deben enfrentar muchas personas, como mujeres con criaturas en brazos, que optan -en realidad no les queda otra alternativa- por viajar en taxis o remises.>
La Real Academia Española define al servicio público como una actividad destinada a satisfacer las necesidades de una comunidad, en este caso la de transportarse, que es llevada a cabo por el Estado o garantizada por éste a través del control a una organización.>
Pero en la ciudad de Santa Fe tal definición no es tenida en cuenta, ya que la Municipalidad, tal como expresa en los partes de prensa y en lugar de exigir la prestación del servicio, sólo media en el conflicto.>
Hay otro aspecto, no menor, que es para destacar de esta situación que involuntariamente involucra a los pasajeros: las agresiones que sufren las líneas que no se sumaron a las medidas de fuerza. ¿Qué pasaría si un piedrazo -forma en la que se materializaron los dos ataques acontecidos el fin de semana contra dos colectivos que transportaban personas- golpea en la cabeza a un usuario? Evidentemente, además del servicio, la seguridad de la gente a bordo de un colectivo tampoco está garantizada hasta que termine el conflicto.>
Es de esperar que la Municipalidad, pese al tiempo transcurrido, intervenga como es su deber y garantice un servicio público que satisfaga a los usuarios la necesidad de trasladarse, porque son ellos los más perjudicados y sin haberlo elegido están dentro del enfrentamiento.>
