Un ejemplo de esfuerzo y perseverancia
Dos jóvenes sordos cursan Arquitectura
Jorgelina ofició de intérprete en la nota a Damián y Dante (ubicados a la punta de la mesa). También estuvieron Alejandro Pivetta e Indiana Vallejos. Foto: Guillermo Di Salvatore

Dante Rodríguez y Damián Arriaga son dos paranaenses sordos que decidieron embarcarse en un proyecto tan dificultoso como desafiante: estudiar una carrera universitaria. Ambos cursan el primer año de Arquitectura en la UNL.

El año pasado, Dante Rodríguez -un joven sordo, de 22 años- miraba por televisión un documental de arquitectura norteamericana y europea. Al notarlo tan interesado, su hermana le sugirió que averiguara por la carrera de Arquitectura de la Universidad Nacional del Litoral (UNL). Vino desde Paraná dispuesto a enfrentar el desafío y "probarse", como él mismo manifestó a El Litoral por medio de Jorgelina González, la intérprete asignada.

El programa "UNL Accesible" hizo posible que tanto él como Damián Arriaga -de 20 años y no oyente- asistieran a clases en la Facultad de Arquitectura, acompañados por una intérprete en lengua de señas contratada por la propia universidad. Su presencia resulta un eslabón clave en la comunicación entre los profesores y los chicos: traduce las cátedras al lenguaje de señas, explica las consignas y textos y hasta debe estar presente cuando los jóvenes se reúnen con sus compañeros para realizar un trabajo grupal.>

"Desde que la UNL creó la Dirección de Bienestar Universitario, tomamos como eje de trabajo la promoción de aquellas actividades que nos garanticen igualdad de oportunidades, de acceso, permanencia y egreso de los estudiantes universitarios. En ese sentido, había muchas políticas ya en marcha que necesitábamos profundizar", dijo Alejandro Pivetta, director de Bienestar Universitario.>

Una de las nuevas líneas de acción fue el diseño del programa UNL Accesible, a partir de la incorporación de la coordinadora Indiana Vallejos, licenciada en Trabajo Social.>

Vallejos tiene una posición clara respecto de la relación universidad-discapacidad. "Las políticas institucionales tradicionales tendían a `corregir' a las personas, más que a cambiar las prácticas internas. En este sentido, UNL Accesible es un programa que desde su nombre está marcando una línea diferente: garantizar la accesibilidad de la universidad para todos, modificando las prácticas institucionales y no a las personas".>

Desde esta perspectiva, para que los estudiantes sordos puedan cursar en condiciones de igualdad se consideró imprescindible la contratación de los intérpretes. "Ésta es de las pocas instituciones en el país que garantiza institucionalmente la presencia a tiempo completo de intérpretes en lenguas de señas", destacó Vallejos.>

Lectoescritura, la mayor dificultad

El mundo universitario, plagado de especificidades y lenguaje académico, significó para estos dos ingresantes de la Universidad Nacional del Litoral un doble desafío: el de la adaptación a la vida estudiantil y el de la inclusión en un contexto donde la palabra escrita y hablada goza de centralidad.

Por eso, Damián Arriaga se entusiasmó con la Arquitectura, que involucra un alto componente visual. Consideró tener más probabilidades en ésta que en cualquier otra carrera basada mayormente en la lengua escrita y hablada, como es el caso de Derecho, donde estudia el tercer joven sordo que ingresó este año a través del programa UNL Accesible.>

Los estudiantes recibieron acompañamiento desde el cursado de los módulos de ingreso. Actualmente, Dante y Damián han aprobado los contenidos referidos a problemática universitaria y, mientras presencian las materias de Arquitectura, están realizando los cursos remediales de matemática y lectura y compresión de textos.>

La lectoescritura es lo que más les cuesta a ambos universitarios, que provienen de una tradición oralista en la enseñanza de los sordos que se olvidó de la escritura y prohibió, además, la lengua de señas (ver aparte).>

Cuando Damián y Dante se enfrentan a un texto, lo leen y luego necesitan "traducirlo" mentalmente en lengua de señas. Generalmente, requieren la ayuda de la intérprete para comprender correctamente los escritos, cargados de palabras técnicas propias de la carrera. "Hay mucho discurso específico que a nosotros, los intérpretes, nos cuesta explicar. Intento traducir lo más fielmente posible el concepto general y entre los tres acordamos crear algunas señas para poder estudiar. Pero lo correcto sería que la comunidad sorda cree esas nuevas señas que están faltando", comentó Jorgelina.>

La Lic. Vallegos aportó que ese vacío deriva de la escasa tradición de estudiantes sordos en las universidades, una tendencia que ahora comienza a revertirse.>

Un diez

Dante expresó con orgullo que obtuvo su primer diez en el módulo de "representación sistemática", que consiste en cuerpos que ellos deben proyectar sobre el plano o vistas planas que deben convertir en cuerpos tridimensionales. El joven manifestó que la carrera le parece difícil, pero seguirá intentando. A Damián, por su parte, le entusiasman las materias que tienen que ver con la comunicación visual, en las que aprobó todos los trabajos prácticos.

Ambos hicieron notar que el hecho de que los profesores se manejen con los pizarrones y con power point les facilita la comprensión de las clases. "Habrá otras estrategias didácticas que tendrán que modificarse, por ejemplo, las que tienen con ver con la modalidad de exámenes, para que ellos puedan hacer una instancia de ampliación con la intérprete", aportó la coordinadora.>

Cambio de "mirada"

Según manifestaron los jóvenes, en los últimos tiempos hubo un cambio de mirada social sobre los sordos; se sienten un poco más respetados. De todas formas, expresaron que todavía son discriminados en algunas ocasiones, como el año pasado, cuando estaban con un grupo de amigos sordos y otros chicos pensaron que eran tontos. O la vez en que un policía supuso que unos amigos suyos no querían contestarle por rebeldía y vivieron un momento difícil hasta que lograron convencerlo de que no podían expresarse con palabras.

Los trámites cotidianos de la facultad no reportan ningún inconveniente para Damián y Dante porque son conocidos en el kiosco y en la fotocopiadora. En los recreos, se comunican con sus compañeros a través de papeles escritos o de mensajes de textos del celular, que les permiten una comunicación más fluida con los oyentes. La comunidad universitaria, según consignaron, tiene una mirada abierta: se muestra interesada en querer entender y aprender la lengua de señas.>

Readecuar la institución

La contratación de intérpretes no es la única mejora que el programa "UNL Accesible" prevé para contener a los alumnos con alguna discapacidad. También se está incorporando material didáctico y readecuaciones de infraestructura.

Se están pasando los textos de estudio a versión digital para que puedan ser usados -software mediante- por estudiantes ciegos o con un alto grado de dificultad visual. En cuanto a la accesibilidad física, toda la construcción nueva de la UNL está pensada con criterios de acceso para discapacitados motrices, al tiempo que se están diseñando mejoras progresivas para la eliminación de las barreras existentes.

"También es interesante conocer qué nos pasa como institución cuando somos interpelados por la presencia de un estudiante que no es con el que estábamos habituados a trabajar. Cómo nos ponemos en cuestión y nos repensamos en nuestras propias dinámicas, prácticas y saberes", planteó Indiana Vallejos, coordinadora de UNL Accesible.

De la tradición oralista a la lengua de señas

La lengua de señas es la lengua materna de los sordos. Es ágrafa (no se puede escribir) y otorga a esas personas la sensación de pertenencia a un grupo cultural y lingüístico.

La profesora de sordos Jorgelina González explicó que los estudiantes de arquitectura, Dante y Damián, no han tenido una experiencia de acceso a la lengua escrita. "Vienen de una educación oralista que enfatizó la enseñanza del lenguaje oral en los sordos para incorporarlos a la comunidad hablante y se olvidó de la escritura. Ese método les enseñaba palabras sueltas, que no conforman un sistema de escritura. Esta tradición oralista también prohibió la lengua de señas", destacó Jorgelina.

Después de terminar el séptimo grado con ese método, ambos jóvenes participaron en el 2004 de una de las primeras experiencias que hubo en Entre Ríos de integración de 12 adolescentes sordos a un bachillerato acelerado para adultos. Atendían las clases con compañeros oyentes, ayudados por intérpretes en lengua de señas. Así lograron terminar la secundaria.

Esa experiencia fue puesta en marcha por la Facultad de Trabajo Social de la Uner. "Es interesante conocer que el proyecto generó 3 estudiantes universitarios sordos en la UNL, otro en Psicología de la Universidad Autónoma de Entre Ríos (Uader) y otro en la Facultad de Educación Especial de la Uader. Varios de los que hoy están cursando el secundario con esta propuesta ya piensan en la universidad como una posibilidad", completó la licenciada Indiana Vallejos.

Mariela Goy