Preservar la industria papelera

Un entredicho desatado por advertencias del gobierno de Entre Ríos a Santa Fe amenazó con enturbiar el proceso de inversión de Celulosa Argentina en su planta de Capitán Bermúdez. Los gobernadores de ambos distritos parecen haber superado esa instancia, pero es imprescindible dejar en claro que ni la gestión política ni una mala interpretación ambientalista deben entorpecer el crecimiento de la industria papelera.

La sombra del caso Botnia se proyectó innecesariamente sobre la inversión en el sur de la provincia. El conflicto que tiene por escenario al río Uruguay es un penoso caso de torpezas políticas y moras diplomáticas, que dibujaron un escenario sin salida para que dos países amigos confronten por aquello que debe y puede ser compatible, en torno de la radicación de una industria, la sustentabilidad del turismo y la preservación de un río y de sus orillas.>

Para explicar que nadie puede ser exitoso sin su vecino o su región, los economistas suelen expresar que ningún barco flota por encima del nivel del agua. En el escenario regional, Uruguay y la Argentina comparten su destino tanto como el curso del río. Lo mismo pasa con Santa Fe y Entre Ríos en la Región Centro.>

La inversión de Celulosa es para contaminar menos y producir más en un modelo que, proyectado a escala tiene mucho para sumar a ambos lados de las fronteras nacionales y provinciales. La del papel es una economía en la que todos los interesados tienen mucho para ganar si se suman, y mucho por perder si se restan.>

Desde 100 años antes de Cristo, el papel -otro invento chino- juega un rol fundamental en la cultura humana. Soporte documental, vehículo de formación e información, insumo sanitario, seguirá jugando un rol imprescindible para el desarrollo cultural y la calidad de vida. El uso de bosques sustentables como materia prima, la aplicación de tecnologías modernas para el blanqueo de la pasta celulósica y la promoción del reciclado son los valores que los gobiernos deben preservar.>

La empresa privada que posee la planta de Capitán Bermúdez acaba de cambiar de manos. Más allá de sus propietarios o sus nacionalidades, la inversión de 13 millones de dólares es para reconvertir a dióxido de cloro el proceso para blanquear la pasta celulósica; esto quiere decir menor contaminación y más trabajo, y nadie en su sano juicio puede oponerse a ello por inconducentes sentidos nacionalistas.>

Tampoco el criterio ambientalista tiene argumentos válidos en este caso. Toda acción humana, y en particular la económica e industrial, tiene un impacto en el medio ambiente. Si una empresa invierte para disminuir el daño, no existen razones para dudar u oponerse, a menos que se trate de sofismas que esconden otras intenciones.>

La economía Argentina necesita y promueve a la industria, que supone más trabajo, mejor distribución de la riqueza, valor agregado a las materias primas, democratización en el acceso a bienes y servicios, generación de divisas y promoción de desarrollo económico y social. La política, como las organizaciones de la Sociedad Civil, no pueden darse el lujo de negar semejante proceso.>