Al margen de la crónica
Soluciones de fondo

Hace mucho tiempo que Santa Fe dejó de ser una ciudad cordial y cada vez se torna más difícil convivir en ella. Poco a poco se fue ubicando a la cabeza de cuanta lista negra se elabora por allí. Y si no logra el puesto principal, se coloca cómoda entre los primeros lugares: si no es reina seguro sale primera princesa.

Desde hace años lidera el ranking de muertes por accidentes de tránsito; los pobres e indigentes superan a los de la mayoría de otras capitales de provincias, al igual que los desempleados; sufrió dos inundaciones en menos de cuatro años y casi no hay tierras seguras para ordenar el crecimiento; y ahora se encamina a barrer todos los récords de asaltos, tiroteos barriales y asesinatos. ¿Y qué se hizo para cambiar?>

La violencia ha ganado las calles de esta ciudad que, hasta hace unos años (no tantos), conservaba costumbres pueblerinas, con vecinos tranquilos que se conocían entre sí y se ayudaban mutuamente.>

Hoy, cuando cae el sol, cuesta encontrar un anciano leyendo el diario en la vereda y niños jugando al aire libre. Ya no se ven viviendas sin rejas, y mucho menos, comercios. La seguridad no se encuentra ni viviendo en un edificio, cada vez más vulnerables a las manos ajenas. Hoy todos conocen a alguien que fue asaltado o sufrió un hecho delictivo y lo que antes sucedía extraordinariamente, se transformó en algo para contar todos los días en la tapa del diario.>

Es necesario que los gobernantes ordenen con urgencia las soluciones de fondo que requiere esta emergencia. Llenar las calles de policías nunca será suficiente, si no se adoptan medidas que apunten a incluir socialmente a los marginados. Nada cambiará de un día para otro. Pero hay que emprender el camino.>