Crónica política
Las fintas de la política
Por Rogelio Alaniz

En su pasaje por Rosario, Kirchner bendijo a los dos candidatos justicialistas, pero algunas gotas de agua bendita cayeron sobre la humanidad del candidato socialista. Digamos que en Santa Fe el presidente juega a ganador, una táctica a la que ya ha recurrido en otras provincias, pero que en Santa Fe parece ser más un producto de la necesidad que de un acuerdo político más o menos formalizado.

Es muy probable que el oficialismo pierda en Capital Federal y que le pase algo parecido en Tierra del Fuego. Con esos antecedentes no puede darse el lujo de perder en Santa Fe. Es por ello que, si bien desde el punto de vista partidario sus candidatos deberían ser Rossi o Bielsa, desde el punto de vista de la conveniencia política es prudente sumar a Binner.>

La pregunta, en este caso, es si efectivamente el dirigente socialista es el candidato de Kirchner o si está dispuesto a serlo. No hay ninguna razón objetiva y formal para sostener esta hipótesis. Lo máximo que puede decirse es que Binner no es un opositor sistemático a Kirchner, pero de allí a deducir que está sumado a sus filas hay una gran distancia.>

Los matices en política existen y, como en las novelas de Henry James, suelen ser decisivos. Digamos que lo que puede existir entre Binner y Kirchner son razones de conveniencia para estar cerca, no juntos, en una determinada coyuntura. A Kirchner le importa por ahora no ponerlo a Binner en la vereda de enfrente, y Binner no tiene por qué atacar al presidente con los botines de punta.>

Desde el punto de vista del caudillo socialista, el ascendiente social del presidente es alto y ningún político con un mínimo de cintura puede rechazar la adhesión de una franja importante del electorado en nombre de retóricas ideológicas. Por otra parte, Binner no necesita hacer antikirchnerismo o antioficialismo, no sólo porque su temperamento está reñido con ese tipo de oposición, sino porque ese sector del electorado de perfil antiperonista está dispuesto a apoyarlo porque sabe que vota a un candidato que por tradición ideológica y filiación cultural no pertenece al universo simbólico del peronismo. Digamos que Binner al voto antiperonista ya lo tiene, lo que le importa ahora es ganar el voto peronista y para ello sería una torpeza enfrentarse con el presidente en una elección que, repito, es provincial.>

¿Hay puntos de coincidencias entre Binner y Kirchner? Planteado en términos ideológicos, y con la prudencia del caso, podríamos decir que los hay, en la medida en que ambos candidatos expresan o intentan expresar lo que se denominaría el espacio progresista o de centro izquierda. Las relaciones entre Binner y Kirchner no son carnales, pero tampoco son las relaciones entre enemigos.>

Kirchner seguramente no olvida que en las elecciones de 2003, cuando entre la primera y la segunda vuelta se abría un espacio cargado de incertidumbres y riesgos, Binner viajó a Buenos Aires para expresarle políticamente su apoyo. En política esos favores no se olvidan, o, mejor dicho, no se olvidan hasta tanto no surja un motivo o una causa que obligue a un cambio de actitud. Hasta la fecha, ese motivo o esa causa no ha aparecido, lo que no quiere decir que en el futuro no vaya a aparecer.>

Hoy Binner es un aliado de Kirchner, pero es su aliado más peligroso porque es el más independiente. Binner no es un socialista K porque seguramente no cree en esa posibilidad y porque si se le ocurriera serlo fracturaría a su propia coalición política, perdería el apoyo de un amplio sector del electorado que hoy lo vota porque considera que su voto -más allá de las veleidades tácticas- es un voto opositor al peronismo.>

A los candidatos hay que conocerlos no sólo por lo que piensan y hacen, sino por las bases sociales que los apoyan. Ningún candidato en sus cabales traiciona a su propio electorado, pero ningún candidato renuncia a valerse de los instrumentos legítimos de la política para maniobrar según su conveniencia, conveniencia que en los dirigentes de fuste -y Binner lo es- es siempre social y tiene que ver con los intereses de sus representados.>

Desde Maquiavelo en adelante se sabe que la política es una ciencia y es un arte, que en ciertos tramos se ejecuta con procedimientos racionales y en otros con inspiraciones. Un racionalista estricto como Raymond Aron decía que la política es uno de los oficios nobles de la humanidad porque se propone modelar el futuro, objetivo que se logra con las exigencias de la inteligencia y el don de la creatividad.>

Hechas estas aclaraciones, entendamos que la pertenencia de Kirchner y Binner a un mismo espacio puede ser el día de mañana el motivo de una disidencia frontal. Si Binner gana las elecciones en la provincia de Santa Fe -hoy es una hipótesis creíble, pero nada más que una hipótesis- se transformará en uno de los dirigentes con mayor proyección nacional. Si esto fuera así, no cuesta mucho imaginar que su conflicto de poder más inmediato se planteará con Kirchner. Para el presidente, un rival como Macri es previsible y hasta deseable; pero un rival como Binner pone en discusión su propia base social y política. Si la política es la actividad que pone en juego la cuestión del poder, queda claro que en el futuro Binner puede ser su rival más temible, no porque sea diferente sino porque se le parece demasiado, o para decirlo con otras palabras, puede poner en discusión su liderazgo, y ya se sabe que en la política pasa como en el ajedrez: todas las combinaciones son posibles pero lo que nunca se puede entregar es el rey, porque si eso ocurre la partida está perdida.>

Retornando a Santa Fe, digamos que por ahora, y hasta setiembre, las elecciones se ganan o se pierden en la provincia, no en otro lado. Esta verdad ya la sabe Kirchner, ahora importa que la sepan los santafesinos. No creo competir con Horangel si digo que Binner tiene muchas posibilidades de llegar a la Casa Gris -tan confiado se siente que en principio ya ha llegado a Guadalupe con toda su familia- pero conviene advertir a quienes les gusta probarse el traje con anticipación o gastar a cuenta, que al peronismo, por más disminuido que esté, nunca es fácil ganarle una elección.>

Hoy Hermes Binner tiene todas las cartas a su favor para ganar, pero suma a sus méritos el favor de los dioses y de la suerte. Sobre su talento y su capacidad para expresar al amplio arco opositor, no hay mucho que agregar. De la suerte, de esa diosa Fortuna que Maquiavelo ponderaba tanto a la hora de pensar en el destino del Príncipe, sólo sabemos, todo jugador lo sabe, tres cosas: que existe, que hay que aprovecharla y que, como todas las cosas buenas de la vida, dura poco.>