La candidatura de Cristina Fernández

El presidente Néstor Kirchner ha anunciado al fin que su esposa, Cristina Fernández, será la candidata a la presidencia por su fuerza política para las próximas elecciones.

Desde el punto de vista estrictamente legal es poco lo que puede decirse sobre esta candidatura. Pero desde el punto de vista político hay que hacer una observación respecto de la legitimidad de un procedimiento político reñido con la tradición republicana, sobre todo cuando desde la máxima investidura política de la Nación se designa al probable sucesor y éste no es otro que la esposa del presidente. El caso es tan extraño que se da por primera vez en el mundo.>

Una de las imputaciones políticas más habituales que se le hacía al PRI mexicano era la imposición por parte del presidente de su heredero. El ingenio popular había bautizado a ese procedimiento autoritario como "el dedazo". La disponibilidad discrecional de los recursos del Estado garantizaba luego que las elecciones fueran apenas un trámite formal en el que hasta la oposición tenía asignada de antemano su cuota de representación.>

Hablando de México, cabe recordar que Fox -el presidente anterior- intentó promover la candidatura de su esposa, pero la iniciativa se frustró porque la señora fue derrotada en las internas partidarias. Ese trámite de someter una candidatura a una elección interna es lo que está ausente en el caso argentino. Kirchner elige su sucesión y el aparato político del Estado se pone al servicio de esta estrategia. El partido político no está presente en la decisión y no existen deliberaciones internas. El sometimiento del partido a la autoridad estatal es otro de los rasgos que distingue al actual esquema oficial de poder.>

A fines del siglo XIX, el régimen conservador se distinguía porque el presidente era el gran elector. El politólogo Natalio Botana señala en su libro "El orden conservador" que el proceso de elección de abajo hacia arriba que distingue a las sociedades democráticas estaba invertido. El llamado "unicato" resolvía la selección del presidente y de los gobernadores y cualquier disidencia era sofocada por la vía de la intervención federal o el Ejército nacional.>

Hoy estos procedimientos no se aplican, aunque cabe preguntarse si aquellos dispositivos no fueron reemplazados por la metodología menos visible y más eficaz de someter a los gobernadores y a cualquier foco de disidencia interna valiéndose de los recursos que en algún momento se llamaron coparticipables.>

Por último, y atendiendo a ciertas declaraciones de las usinas oficialistas, habría que señalar que el caso en debate tampoco se equipara con el Hillary Clinton, porque ella no ha sucedido a su esposo. En rigor, es una precandidata que -luego de dos períodos republicanos- aspira a convertirse en candidata y, para ello, debe afrontar previamente una larga campaña y una reñida elección interna.>

Digamos, a modo de conclusión, que el caso argentino es inédito y que si de algún lugar se nutre es de la tradición peronista, aquella que instaló a Eva Duarte como "abanderada de los humildes" y a Isabel Martínez como primera dama y, luego, como presidenta.>