Y cenizas muy pronto serán

Se pelearon por ellos antes de que tuvieran materialidad corpórea. Que la sigla, que el escudo, que el apellido con letras más grandes, que los colores... Después, se pusieron de acuerdo; cada uno hizo su boceto y presentó, ante quien correspondía, el diseño definitivo. Se superó así una etapa.

Pero después vino otra, durante la cual todos se volvieron a pelear por ellos, esta vez, para ver cómo los conquistaban. Que afiches, que propaganda, que actos, que discursos... Todo, para ver quién podía lograr más para su casillero. Cada uno hizo lo suyo; los supuestos conquistadores y los eventuales conquistados. Y así quedó atrás otra etapa, pero, claro, vino una más. En ésta -como no podía ser de otro modo-, todos volvieron a pelearse por ellos. Unos denunciaron haber sido engañados en la suma de la cosecha; los otros, que aquellos exageraban. Se repasaron los costales, y todo se volvió a aclarar. >

Ahora ellos están ahí. Todos se pelearon por ellos, pero ellos no tendrán otro destino que la hoguera. í¿Herejes?! No, es la ley; es lo que la legislación determina para ellos como futuro. Ahora sólo esperan, rotos, manoseados y amontonados en bolsas negras que se apilan unas sobre otras.>

Quien visite la sede del Tribunal Electoral en estos días podrá verlos; son sólo bultos que, ensimismados, esperan su destino. Ahora tienen los días contados; después de las elecciones del 2 de setiembre, cuando otros como ellos sean usados en las mismas urnas, serán reunidos en un mismo recipiente y se destruirán. Arderán en las llamas -así lo dice el Código Electoral- y los que tanto se pelearon por ellos serán testigos -y disfrutarán- del espectáculo. En fin, ésa es la vida de un voto.>