Señores directores: En ese suspiro leve, en ese hálito breve que se exhala lento, se desdibuja el trazo de tu vida. Y yo registro la geografía de tu historia en las arruguitas que fruncen tu ceño. Miro tus manos. Me sorprendo de ver perfiles conocidos y extraños a la vez. Son mis manos, pero con la carga que los años les han hecho empujar. Sigo buscando mis rasgos en los tuyos, quiero desgranar la hélice de ADN que empezó en la raíz de nuestro árbol genealógico y que se bifurca en miles de dendritas, hasta llegar a nosotros. Me mirás y me conocés. Te reís de algo tonto que digo para espantar la angustia que me atenaza la garganta y que me quiere ahogar el corazón en llanto. Y enseguida tu mirada viaja lejos, a buscar otros ojos que se perdieron en el tiempo, hace muchos años. Te acaricio la cabeza y te veo sonreír con placer, te gusta que te haga piojito-piojito. Me preguntás de todo y por todos. Te cuento, una y otra vez, lo que ya escuchaste pero tu cerebro no atesora. Pero es porque no quiere retener tonterías, prefiere recordar las primeras palabras que pronunciamos, cómo nos ayudaste a dar los vacilantes pasos que nos enseñaron a caminar la vida, cómo nos diste a probar mate y con eso poder hacer un culto de la amistad, primeros auxilios y lo indispensable para la supervivencia -todo en uno- cuando nos convidaste, siendo bebés, a tomar los primeros matecitos. En el cocinar de todos los días nos transmitiste tu ética de vida. En preparar los alimentos para que creciéramos sanos y en pensar qué ibas a cocinar concentrabas el amor, que finalmente fue el ingrediente que más nos nutrió. Esta carta la escribe cada uno de tus nietos, con diferencia de detalles pequeños, pero con el trazo que es común a los cuatro, y que rubrica nuestras vidas de forma imborrable y definitiva, y ese trazo sos vos. Te amamos Vira, con todo nuestro corazón.

Andrea y Pamela Perna, Juani y Romina Santopietro.>

DNI: 24.275.971. Ciudad.>