Apuntes de política provincial
Cimbronazo en la espina dorsal
Por Teresa Pandolfo

El triunfo del Frente Progresista Cívico y Social, que obtuvo para la categoría de gobernador y vice 856.641 votos en el territorio santafesino, ha sido un verdadero cimbronazo en la espina dorsal del justicialismo y no sólo en el provincial. El silencio de la Casa Rosada así lo corrobora.

Luego de 25 años de gobierno, llegó el turno de la alternancia, en una provincia que era considerada como "la que mejor" había entendido el ideario de la doctrina kirchnerista. El Frente para la Victoria, además, perdió la capital, Rosario, Villa Gobernador Gálvez y Reconquista; de las seis principales ciudades sólo obtuvo dos. Quedó, sí, con trece senadores de los diecinueve departamentos. Éste es el punto débil de la coalición triunfadora porque se impuso sólo en cinco, quedando el sexto, San Cristóbal, en manos de la Unión Cívica Radical.

Lecturas

Contribuyeron a este resultado muchos factores y en una extensión acotada de líneas se pueden abarcar unos pocos. Lo primero que habría que remarcar es que la elección santafesina ha sido una señal clara para las expectativas nacionales kirchneristas: no vale todo ni emplear cualquier procedimiento para obtener un triunfo. En esta provincia, un importantísimo número de votantes dijo no y se volcó hacia otro modelo.

Dentro de las causas propias, en el tope de la catarsis santafesina figura la decisión de Jorge Obeid de derogar la ley de lemas. Craso error. El mandatario santafesino se vio obligado a enviar este mensaje a la Legislatura y reemplazarlo por otro -que se debe perfeccionar- porque las elecciones en Santa Fe habían perdido credibilidad. La ciudadanía llegó a asimilar la ley de lemas con un fraude. Pero, aun con lemas, el Frente Progresista habría ganado la elección.

En enero pasado, en "Apuntes..." y en un programa televisivo que conduce Rogelio Alaniz, esta periodista había señalado que la candidatura a gobernador de Hermes Binner estaba instalada. No tenía ganada todavía la elección, pero en el imaginario colectivo su figura estaba anudada con la necesidad de una oxigenación, de un cambio, de otra metodología de hacer política; con la esperanza. Incluso, esto se intuía más allá de quién lo acompañara en la fórmula. La elección de Griselda Tessio vino después de aquellos días de enero y no sin dificultades internas entre los socialistas y sus socios radicales y aristas.

Pero el justicialismo tuvo también su tiempo para armar una fórmula que resultara más convincente. Aquí, sí, esta periodista considera que hubo un error de apreciación del gobernador o de sus íntimos cuando se buscó a Rafael Bielsa, un hombre de exquisita preparación intelectual y que llegó a conocer y querer esta provincia, pero que hacía mucho tiempo que se había ido de ella. Vino como diputado nacional por Capital Federal, y Santa Fe nunca lo asimiló como propio.

Los ojos claros de Bielsa no resultaron ser la misma mirada, en su hora, de la de Carlos Reutemann, también avenido a la política desde la galera de un mago. El origen y la recepción de una y otra candidatura tuvieron procesos totalmente distintos.

Obeid se apuró en el apoyo al ex canciller cuando todavía estaban apareciendo otras opciones, que luego no tuvieron desarrollo, como la de Omar Perotti, que volvió a ganar en Rafaela el domingo pasado.

Muchas veces, Agustín Rossi -quien jugó las primarias abiertas con Bielsa- advirtió que no había movilización partidaria. También señaló el quietismo del consejo partidario del PJ. En realidad, por lo menos desde afuera, nunca se vio al justicialismo motivado para una batalla como la que debía dar. Es que, para todos, 25 años fue mucho tiempo y los dirigentes estaban anquilosados en estructuras cada vez más inmovilizadas, y en la ronda de cargos: de uno se saltaba a otro. Había como un seguro a perpetuidad.

El mismo fenómeno ocurrió en el departamento Las Colonias, que cambió de signo político, y en Villa Gobernador Gálvez: ¿alguien pensó alguna vez que se le podía ganar a Pedro González? Sin embargo, el veterano dirigente del PJ fue uno de los primeros en aceptar la nueva situación.

Otro elemento digno de considerarse es el abandono político que hizo Carlos Reutemann del distrito y su falta de relación con el gobierno provincial, siendo su senador ante el Congreso. Su actuación en la campaña fue limitada, como sabiendo desde siempre cuál iba a ser el resultado. No pudo cambiar la historia el hecho de que, tres días antes de las elecciones, levantara las manos del presidente Néstor Kirchner y de Rafael Bielsa, en el acto armado en el Parque Industrial de Sauce Viejo, foto que ocupó las primeras planas de los diarios nacionales.

Detrás del escenario electoral

Porque, en realidad, lo que estaba sucediendo detrás del escenario electoral era que la gente buscaba un cambio en su calidad de vida. Esta deuda social, en la provincia de Santa Fe, se había atenuado sólo en parte. Obeid encaró mucha obra pública con recursos santafesinos, pero el norte sigue sin gas; el oeste, sin agua potable, y ciudades grandes y chicas, sin cloacas. La inseguridad pasó a ser el gran tema de preocupación que registraron las encuestas, dado que las medidas que se fueron tomando en la materia no dieron los resultados esperados.

Es que detrás de la inseguridad continúa latente la cuestión social irresuelta, con una enorme cantidad de personas bajo la línea de indigencia y/o pobreza. Jóvenes sin educación ni expectativas de vida, y una escuela pública en la cual comenzó a resolverse el atraso de los niveles salariales y condiciones laborales, pero en la que persistían problemas crónicos de carácter edilicio, de contenidos educativos, de falta de tecnología y sobreabundancia de obligaciones administrativas para los docentes, que no se alcanzaron a solucionar.

En la derrota de la ciudad capital colaboraron -y mucho- la oferta electoral y también el hecho de que el justicialismo estuviera dividido. Las lluvias de marzo convirtieron en irreversible la impresión negativa de la ciudadanía sobre el gobierno municipal. Ya había pasado el tiempo de los anuncios y de traer nuevas promesas del gobierno nacional. En Santa Fe, no se aprendió -como sí había sucedido en otras ciudades- la lección de la catástrofe de 2003.

Como se ve, muchos son los factores que provocaron el cambio de signo político. Y muchos, también, los factores que se espera que ordene y revierta el gobierno de Binner.