El productor como el pato de la boda

La sospechada Cuota Hilton ha vuelto a ocupar un oscuro escenario con actores esmerados en enseñar, en una tragicomedia, cómo esquivar los controles en la administración de los recursos públicos.

A la ONCCA, varios diputados nacionales le pidieron explicaciones porque concedió parte de la Cuota Hilton 2007 a frigoríficos embargados por evasión impositiva, con pedidos de quiebra, en concurso preventivo y con millonarias deudas financieras. Las resoluciones 113/04 y 904/04 de la Sagpya prohíben esta distribución y el artículo 16 es taxativo en cuanto al cumplimiento de las obligaciones impositivas y previsionales. La resolución 269/07 hizo caso omiso a las resoluciones anteriores y distribuyó entre 4 frigoríficos (viciados para acceder al reparto) 929 toneladas del preciado corte. Es una situación que se reitera, ya que la Sigen (Sindicatura General de la Nación) dictaminó sobre las irregularidades que se habrían cometido en el reparto cárnico de los períodos 2003-2004 y 2005-2006.

Habría un serio problema de interpretación, si fuese desconocimiento sería aún más grave, que lleva a actuar como si la Cuota Hilton fuera un beneficio cuando en realidad la historia de los últimos 28 años indica que es un resarcimiento, una compensación para aquellos exportadores, perjudicados durante la década del 70, por la competencia desleal originada por las políticas proteccionistas de Europa.

En 1979, durante la ronda del GATT (Acuerdo General sobre Comercio y Aranceles, traducido a nuestro idioma) celebrada en Tokio, la Comunidad Económica Europea decidió implementar este recobro y en 1980 a nuestro país le correspondió una cuota anual de 5.000 toneladas; en 1983 se incrementó a 12.500 tn, por el ingreso de Grecia al comercio europeo y luego a 17.000 toneladas por la incorporación de España y Portugal. En 1994 se llegó a un máximo de 32.625 toneladas e inmediatamente se estabilizó en las actuales 28.000 tn. Por la crisis aftósica que impidió los envíos durante 2000 y 2001 se recibió un resarcimiento de 10.000 toneladas.

Los dueños de la cuota no son los frigoríficos, ni lo exportadores, ni los productores, que serían los damnificados, y tampoco el Estado, que es sólo un árbitro, designado por Europa, por las compensaciones de sus políticas proteccionistas.

Según Jesús Leguiza, fuente de esta nota, "la cuota no fue creada para promocionar el comercio de las carnes, ni para lograr una razonable distribución espacial de la actividad, tampoco para salvar a las empresas concursadas, ni mucho menos, para financiar los servicios de la policía sanitaria. Fue y es un resarcimiento, liso y llano". íTodavía se emplea el término beneficio para discutir a quien le corresponde parte de la cuota!

Algunos avizoraron un opíparo negocio ya que la tonelada de Hilton tiene un valor oscilante entre los 10.000 y 13.000 dólares, casi u$s 6.000 más de los valores normales.

Esta, quizás, sea una de las causas del interés extranjero por comprar frigoríficos argentinos. Los brasileños Friboi y Marfrig y los estadounidenses Tyson Food y Cargill se han asegurado la módica compensación de u$s 70 millones anuales que representa un 40% de la Cuota Hilton destinada para la Argentina, incluida la última compra de Quickfood.

Según Marcelo Rossi, ex-titular de la ONCCA, "si este proceso de extranjerización y concentración continúa, el pato de la boda será el ganadero, al que le pagarán lo que quieran por su producción".

En realidad, hace bastante tiempo que el Estado Nacional paga lo que quiere.

Eloy Rodríguez