Carne: causa nacional

No hay peor capital para una sociedad que el de no valorar lo que tiene y lo que se ha logrado a lo largo de los años. La creciente ola inversora de capitales brasileños en la industria de la carne local, pone de manifiesto una realidad que merece analizarse de manera urgente.

Si bien el proceso no es nuevo, la inversión se ha profundizado en los últimos tiempos, comenzando por el sector energético y siguiendo -ahora- por el de las carnes.

La firma brasileña Marfrig confirmó que está en proceso de compra de cuatro empresas del sector cárnico en la Argentina y Uruguay, por una cifra global que ascendería a US$ 266,8 millones.

Según confirmaron desde la empresa, ya se tienen firmados los protocolos de entendimiento para la potencial compra de estas empresas, una vez que terminen las auditorías pertinentes. Las cuatro empresas son Quickfood, su controlada en Uruguay, Establecimientos Colonia, la bonaerense Vivoratá (Best Beef SA, con una faena de 800 cabezas por día) y la cordobesa Estancias del Sur, con 1.000 cabezas diarias.

Haciendo una lectura a futuro del mercado mundial de carnes, vemos que el panorama se muestra más que alentador.

La Unión Europea reducirá su producción interna pero no su consumo, por lo que acrecentará su importación de carne; la creciente incorporación al mercado de países emergentes y la consolidación económica de los asiáticos que cada vez consumen más carne así lo confirman.

Este panorama brinda una oportunidad de lujo para países como el nuestro, basándose en las ventajas comparativas por suelo, sanidad y trayectoria productiva.

Sin embargo, aquí -pese a la recuperación económica en general- nos encontramos todavía encerrados en el debate "de cabotaje", con un gobierno nacional lanzado a una cruzada electoralista para ocultar los altos índices inflacionarios y con una sociedad que, pese a ver reducidos los números de la pobreza en general, sigue sufriendo con crudeza las consecuencias de la marginalidad y la falta de oportunidades de los excluidos del sistema.

La lista de desaciertos impuestos para frenar la crecida de los precios sigue desalentando sistemáticamente a la actividad, a través de la limitación a las exportaciones, la intervención a los mercados, y minando las expectativas de los productores. Para la cámara de comercio de la carne, así como para los productores, el Plan Ganadero está bien intencionado, pero "no alcanza para despejar incógnitas y ratificar un horizonte de crecimiento". Es indispensable una conciencia mayor y un trabajo en conjunto entre el sector privado y el público.

La respuesta, al menos por ahora, parece insinuarla el sector privado. Sin embargo, las cadenas productivas siguen sin funcionar como tales, dado que los eslabones siguen siendo compartimentos estancos que no parecen ver más allá de sus propias limitaciones. Una vez más los argentinos, para cada solución nos inventamos un problema.