En barrio Acería
Una vecinal local produce biogás para preparar la copa de leche
En el gasómetro que se encuentra a la derecha del biodigestor se acumula el biogás que utilizan en la institución. Foto: Guillermo Di Salvatore

Cada semana, el biodigestor recibe varios kilos de desechos orgánicos y genera el combustible que la institución utiliza para calentar 25 litros de leche por día y 60 porciones de comida los sábados. Una experiencia para imitar.

Desde hace casi tres meses, en la Vecinal Juana Azurduy de barrio Acería preparan la copa de leche para un centenar de niños, adultos y ancianos con el biogás que ellos mismos generan a partir de un biodigestor, que fue donado en 2001 por el Rotary Club.

Luego de permanecer varios años en desuso debido a problemas técnicos, el equipo fue reparado a fines de junio, en el marco de un proyecto de extensión de la Universidad Nacional del Litoral denominado "Gestión y Capacitación para la operación de biodigestores en el ámbito educativo".

Desde entonces, el presidente de la Vecinal, Cándido Hernández, se encarga de arrojar por la boca de carga del equipo entre "10 y 20 kilos de desechos orgánicos por semana" para que interactúen con las bacterias anaerobias -que se alimentan de la basura- y generen biogás.

La cantidad de residuos que incorpora al biodigestor varía de acuerdo al consumo. "Cuando vemos que el gasómetro baja un poco, enseguida le ponemos residuos orgánicos como cáscaras de papa, zanahoria y restos de comida; todo lo que fermente", comentó Hernández.

Además de biogás el equipo genera desechos que se utilizan como abono porque tiene características similares al humus. Antes se destinaban a la huerta que tenía la institución, pero luego de la última inundación perdieron lo que cultivaban y la tierra quedó con demasiada humedad.

Barato y de calidad

Cada mañana, el biogás sirve para calentar 25 litros de leche y los sábados para cocinar 60 porciones de comida. Como la cocina a la que está conectado el "combustible biológico" tiene una única hornalla, el día que la vecinal provee el almuerzo a veces utiliza otra, que alimenta con gas de garrafa.

No obstante, la copa de leche se abastece en un 100 % del biogás y parte del almuerzo también. Y si no se logra suplir por completo el consumo del combustible envasado es por cuestiones operativas y no por falta de biogás. "Para el comedor compramos una garrafa de 10 kilos por mes y antes se compraba una por semana", ejemplificó Hernández.

"Para nosotros es algo muy positivo porque nos ahorra dinero. La vecinal no tenía recursos para comprar gas envasado. Y en estos momentos, el biodigestor nos produce gas y se cocina con eso. Además, otro problema que teníamos era el traslado de garrafas porque no te las traen como antes, tenés que ir a buscarla y a veces se nos complicaba porque no teníamos vehículo. Teníamos que buscar la garrafa y hacerlo a hombro", comentó Hernández.

Ahorran dinero, pero también generan un buen combustible mediante el proceso de biodigestión que "no produce malos olores", ni a gas ni a basura. "Es un gas azul que, aunque no tiene buena presión, calienta rápido. Genera una llama como la de los calentadores a alcohol", graficó Hernández.

Equipo

En la Vecinal Juana Azurduy tienen un biodigestor prefabricado en polietileno por rotomoldeo, con una cámara de digestión de 2,50 m3 de volumen, con boca de carga y descarga por vasos comunicantes y un agitador manual que sirve para mezclar la basura orgánica con el agua. A su lado se encuentra el gasómetro, que tiene 0,75 m3 de volumen, y está fabricado en plástico reforzado con fibra de vidrio.

De la redacción de El Litoral