Ayer se conmemoró el día mundial de la enfermedad
Hay 20 millones de personas con Alzheimer en el mundo
La pérdida de la memoria no es la única manifestación de esta patología, que cada año afecta a 4,6 millones de personas. Se calcula que su incidencia se duplicará en los próximos 30 años.

El Alzheimer forma parte de las enfermedades cerebrales llamadas demencias. Aunque su manifestación más importante es la pérdida de memoria, presenta una gran variedad de alteraciones de otras funciones mentales que conducen a una discapacidad funcional en el ámbito familiar, social y laboral, que promueve a una dependencia creciente conforme avanza la enfermedad.

Hoy en día, la enfermedad de Alzheimer es la causa más común de demencia entre los ancianos. La enfermedad afecta a 20 millones de personas en todo el mundo. Cada año, 4,6 millones de personas nuevas desarrollan la enfermedad, y se calcula que su incidencia se duplicará en los próximos 30 años. A pesar de que todavía no se conoce su origen, el único factor de riesgo de gran impacto es la edad avanzada.

Hasta 1986, unos 80 años después de que el médico alemán Alois Alzheimer descubriera las anormalidades cerebrales asociadas con la enfermedad, los médicos entendían poco de ella. Pero hace varias décadas, el ritmo de los descubrimientos comenzó a acelerarse.

Estudios en marcha

Imagínese el día en que una visita rutinaria al médico de cabecera incluya un sencillo análisis de sangre para predecir el riesgo de desarrollar la enfermedad de Alzheimer.

Si el análisis arroja un resultado preocupante (demasiadas proteínas cerebrales pegadizas que podrían comenzar a paralizar la memoria y el pensamiento en un lapso de 10 a 15 años), el médico podría ofrecer al paciente una píldora similar a la aspirina para mantener esas proteínas a raya. Tal es el futuro que desea alcanzar un visionario equipo de investigadores de la Clínica Mayo en Jacksonville, Florida.

Por eso, están estudiando los efectos del envejecimiento en miles de ancianos para saber cómo el envejecimiento cambia la estructura cerebral, los procesos del pensamiento y la química sanguínea, con el fin de modelar y predecir la progresión de la enfermedad de Alzheimer.

"Será tan sencillo y directo como el análisis del colesterol en la sangre para evaluar el riesgo de desarrollar una cardiopatía", señaló Steve Younkin en la Clínica Mayo. "Si usted tiene el perfil de colesterol fastidiado, el tratamiento con un sencillo fármaco de estatina podría reducir ese riesgo. Nuestra meta es desarrollar un tipo similar de análisis y de tratamiento para mantener el cerebro en equilibrio".

El Dr. Younkin contribuyó a descubrir que una sola proteína cerebral, conocida como amyloid-beta 42 (Aá42), parece ser el jugador principal que interviene en el trastorno. Y gran parte de la investigación farmacológica sobre Alzheimer está centrada en las diferentes maneras de atacar Aá42, el blanco vulnerable -el talón de Aquiles-, según se cree, de la enfermedad de Alzheimer.

Más información Mayo Clinic de Jacksonville, Estados Unidos; en Internet: www.mayoclinic.org/news2007-jax/.

Envejecer saludablemente

Los siguientes son algunos elementos que ayudan a combatir la pérdida de memoria:

- Ejercicios mentales (leer, hacer rompecabezas o crucigramas).

- Ejercicio físico (caminar, andar en bicicleta).

- Mantener un peso corporal ideal.

- Consumir vitaminas del complejo B (una al día).

- Vitamina C (500 mg. al día).

- Un puñado de frutos secos (almendras, nueces, etc.).

- Pescado dos a tres veces por semana (salmón, caballa).

- Curry.

- Alimentos ricos en antioxidantes (jugo de uva y de granada, habas, fresas, frambuesas, moras, arándanos, etc.) y té verde.

Proteína tau

En los centros funcionales más elevados del cerebro (los responsables del pensamiento y de la memoria) se ensamblan retorcidas marañas de hebras, constituidas por cadenas de diminutas proteínas "tau" en miles de millones de células nerviosas (neuronas).

Fuera de las neuronas, otras proteínas amyloid-beta (Aá) se fusionan en masas (placas), parecidas a la sustancia que obstruye las arterias del corazón. Juntas, esas marañas y placas trastornan el funcionamiento normal de las neuronas, destruyendo las vías por las que transitan los paquetes de "información" química. El paciente, así, no puede almacenar ni extraer los recuerdos y el cerebro no puede controlar el cuerpo.

De la redacción de El Litoral