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Se trata del establecimiento educativo Alfonso Durán, ubicado en el límite norte de la ciudad. Los alumnos, docentes y madres realizaron una protesta esta mañana para solicitar que se añada el 3er. año del secundario a partir de 2008.
Envueltos en remolinos de viento, los alumnos de la Escuela Particular Incorporada N° 1413 Monseñor Alfonso Durán salieron al patio esta mañana para reclamar que se agregue el secundario a partir de 2008.
La urgencia de esta escuela primaria parroquial es que el Ministerio de Educación, a través del Servicio Provincial de Enseñanza Privada (Spep), les reconozca las horas cátedras necesarias para ofrecer el año que viene el 3er año del nivel medio e ir incorporando sucesivamente los cursos restantes.
De esta manera, resolvería la situación de los alumnos que terminan 9no de EGB y no cuentan con una escuela secundaria en la zona, ya que la más cercana es la técnica N° 324 de Monte Vera, distante a 8 kilómetros.
"Ya no sabemos adonde implorar la inclusión del secundario", dijo la directora Mirta Zapata de Querimi, mientras los 500 chicos de la institución elevaban pancartas y batían palmas para hacerse escuchar.
La escuela Alfonso Durán está perdida en el límite norte de la ciudad. Ubicada en calle Los Nogales 2400, en el barrio Altos del Valle, se siente olvidada en su realidad.
"Ahora que vinieron ustedes, los medios de comunicación, puede ser que nos conozcan. Debido a la ubicación geográfica, nuestros alumnos quedan fuera del radio de las escuelas oficiales y privadas y los padres deben peregrinar buscando un lugar para sus hijos", señaló la directora.
Los anuncios de la ministra de Educación de la provincia sobre la creación de nuevas secundarias, no incluyó a las escuelas privadas, ni siquiera a las parroquiales que atienden una matrícula de alumnos de la periferia de la ciudad con escasos recursos económicos y que no pagan cuota.
Por eso, varias instituciones de estas características salieron a reclamarle al Estado un subsidio para abrir el 3er. año del secundario en el 2008. Así, los chicos podrán continuar su escolaridad, tal y como lo estipula la nueva ley nacional de Educación que extendió la obligatoriedad a la escuela media.
"Esta zona está atestada de nuevos barrios producto de los planes de vivienda y acá vienen también los chicos de Angel Gallardo. Con esta nueva ley, nuestros alumnos quedaron desconectados: teníamos una articulación con la escuela técnica de Monte Vera pero está desbordada porque atiende un radio muy amplio", describió Zapata.
Aún sin banco
Belkys Balbona, madre de mellizas, comentó que hace rato que deambula por escuelas públicas y privadas de Monte Vera y el centro de Santa Fe. "Las mellis quedaron anotadas en forma condicional. Igual, de conseguir banco, voy a tener gastos de colectivos y lo que más me preocupa es que estén dando vueltas con toda la inseguridad que hay. Acá los adolescentes están contenidos, se conocen todos, están en el barrio", destacó.
Las mamás presentes en la protesta reclamaron también por su derecho a elegir la educación de sus hijos, que en este caso es católica. "Esta es una escuela basada en valores, que apunta a la importancia de la familia, y eso es lo que tenemos en cuenta los papás porque no es fácil encontrar una institución con los mismos parámetros", destacó Norma Escudiero, otra progenitora.
"Si quieren enviarlos a una secundaria privada de las mismas características tienen que pagar aranceles carísimos, y no es la realidad de nuestras familias", agregó la directora.
Construcción parada
Una obra a medio terminar se erige detrás del edificio escolar, que fue levantado a pulmón por los padres hace 15 años. En febrero, una empresa constructora levantó nuevas aulas pero un mes después paró la obra porque no recibía el pago convenido. "Era un subsidio del Ministerio de Educación pero al no llegar los fondos, la empresa paró los trabajos. Sentimos un abandono en todo sentido", se quejó la directora.
Un crecimiento
importante en la demanda de bancos registró la escuela Alfonso Durán en los últimos tiempos debido a los planes de vivienda radicados en el norte de la ciudad, que son habitados por gente trabajadora, de escasos recursos. Esta situación impide que sean los propios padres quienes aporten al pago de docentes, al sostenimiento de la institución o a la ampliación del edificio para agregar el nivel secundario.
