El patrimonio inmaterial
Las lenguas también mueren
¿Qué ocurre cuando muere una lengua? Que se cierra una ventana al mundo, responden los lingüistas, quienes calculan que se hablan actualmente unas 6.700 y la mitad pueden desaparecer de una a cuatro generaciones.

Así es el agorero vaticinio que hacen los expertos, incluidos los que trabajan en el Programa de Lenguas en Peligro de la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), una de las principales actividades de la Sección del Patrimonio Inmaterial.

El Libro Rojo de las Lenguas en Peligro de Desaparición, el Centro de Documentación Internacional para las Lenguas en Peligro, creado en 1995 en la Universidad de Tokio, y el Atlas de las Lenguas del Mundo en Peligro de Desaparición, cuya tercera edición está en curso de elaboración, son tres de las actuaciones más importantes del citado programa de la Unesco.

Al frente de esa titánica empresa, en la Unesco, está Rieks Smeets, un lingüista holandés "fascinado" por las lenguas y por esa capacidad tan propia del cerebro humano de manejar el lenguaje.

"Las lenguas son las cosas más vivas desarrolladas por el hombre. Siempre hay algo por descubrir en ellas, son muy complejas y con estructuras muy profundas. Lo más complejo elaborado por el espíritu humano y, en concreto, por su cerebro", subrayó Smeets, a quien le parece "fascinante" ver ese don innato en los recién nacidos.

Reconocida desde 2003 como vehículo del Patrimonio Cultural Inmaterial, la lengua es para Smeets la "creación más extraordinaria" de los seres humanos pero difiere del carácter sagrado que algunos le confieren, ya que pertenece a "lo cotidiano".

En ese sentido, el también redactor jefe de la publicación de la Unesco "El Mensajero del Patrimonio Inmaterial" dijo en una entrevista que no siente "pena" cuando una lengua desaparece de la faz de la Tierra, algo que sucede cada quince días de media.

"Como entidades vivas que son, las lenguas están en continua evolución: nacen, se dividen, se fusionan y, a veces, mueren", señaló al afirmar, por ello, que la desaparición de una lengua puede considerarse como "algo natural".

Pero aunque, por la razón que sea, no se pueda salvar una lengua, Smeets sí que piensa que "vale la pena" inventariarla para que "ese tesoro quede documentado".

Hace dos mil años

Se calcula que hace unos dos mil años se usaban entre 10.000 y 15.000 lenguas en el mundo, frente a las 6.700 que se contabilizan ahora, apuntó este experto enfrascado actualmente en la preparación de la tercera edición del Atlas de las Lenguas del Mundo en Peligro de Extinción, cuya publicación está prevista a finales de 2008 o principio edición, que sigue a las de 1996 y 2001 y para cuya elaboración se han aplicado métodos y tecnología punteros, los mapas irán acompañados de textos de expertos que comentarán la situación en cada región del mundo y sus tendencias, de manera que "no habrá espacios vacíos".

Advirtió de que ese esfuerzo por abarcar todo el planeta conllevará igualmente un aumento de las lenguas que serán consignadas en la categoría de "en peligro de extinción".

La mayoría de los expertos calculan que la mitad de las lenguas actuales habrán desaparecido a mediados de este siglo, aunque hay incluso otros que van más lejos y vaticinan que la muerte alcanzará al 90 por ciento de ellas, debido en gran medida a que para entonces tres cuartas partes de la población vivirá en grandes ciudades.

De lo único que están seguros es de que hay unas trescientas con capacidad para superar los vaivenes del tiempo, según Smeets, quien dijo que se daría por contento si en los próximos dos o tres siglos siguen en activo entre 1.500 y 1.600 lenguas de las 6.700 actuales.

"No se puede salvar todo", se resignó, y echó mano a la estadística: El 96 % de las lenguas del mundo son habladas por sólo el 4 % de la población mundial, y el 80 % de las africanas no tienen versión escrita.

Papúa Nueva Guinea, Indonesia, Nigeria, India, México, Camerún, Australia y Brasil son, por ese orden, los ocho países de mayor riqueza lingüística, unas pequeñas "Torres de Babel" donde se hablan la mitad de las lenguas del mundo.

Especialista en las lenguas caucásicas y con un debilidad por el neerlandés (su lengua materna) y el turco, Smeets es rotundo al negar la supremacía de unas lenguas sobre otras.

"Las lenguas son muy democráticas. Hasta un cierto nivel son todas iguales, ya que cualquiera es apta para satisfacer las necesidades de comunicación de sus hablantes", sentenció.

Catalina Guerrero (EFE)