Deliciosa tradición italiana
Restaurant del Castelar Hotel. Cocina internacional, espacios amplios y confortables, variedad y buenos precios en vinos son las características que distinguen al restaurant del hotel Castelar; un espacio para el placer.

Como tantos inmigrantes que llegaron al país en otros tiempos, Carlos Foglino desembarcó en Santa Fe desde su Italia natal, y en la década del 40 fundó el Castelar Hotel en el mismo lugar donde se mantiene hasta hoy -25 de mayo y cortada Falucho-. A la par, como legítimo tano amante de la buena vida, los banquetes y el trabajo, organizó el espacio donde comerían sus huéspedes.

Hoy el restaurant del Castelar Hotel conserva la impronta de su creador: calidez y buena atención. Cada detalle de los servicios es custodiado por la tercera generación descendiente de Foglino; una empresa familiar que en este último tiempo, además del comedor del hotel sumó el Castelar del Sol, Tratoría del Sol -ambos en el shopping Paseo del Sol-, Bodegas del Castelar, Bodegas del Castelar Guadalupe y el Castelar del sur. Las recientes incorporaciones apuntan a dar una atención de bar para el santafesino típico, al que le gusta sentarse al aire libre a disfrutar de una cerveza.

La cocina del comedor permanece como desde sus inicios bajo el mando de Luis Pescatore, otro italiano que acompañó desde un primer momento, y cuida fielmente, el proyecto de Foglino. Con platos de nivel internacional, se destaca por su variedad en la oferta en mariscos, carnes y pescados; con un estilo clásico y casero la cocina de Pescatore como desde hace 67 años sirve pastas amasadas y preparadas por él mismo. También recomienda los `calamares a la leonesa', con el sello de Luis, por supuesto.

Platos bien acompañados

Si hay algo que marca y enaltece los servicios del Castelar es su vinoteca formada por aproximadamente 170 etiquetas de prestigiosas bodegas nacionales. Además de la variedad, la conservación de los vinos está garantizada por un exhibidor cerrado para los tintos y otro refrigerado a cuatro grados para los blancos y champan. Además, el Castelar cuenta con un sótano donde las botellas reposan en las condiciones indicadas de luz y temperatura. Pero entre las paredes del antiguo sótano no hay sólo vidrio, una habitación fue especialmente remodelada para recibir a 10 comensales que se reúnen en esas ocasiones en que se necesita privacidad, serenidad y un agradable clima.

Además de degustar un vino o champan bien servido, el Castelar asesora a sus clientes sobre las marcas que tiene para la venta. En sus bodegas se implementó un sistema de descorche, práctica común en vinotecas españolas e italianas, que consta en agregar un monto fijo al precio de costo de la botella, pero que no es un porcentaje de lo que cuesta en el mercado como se hace comunmente, lo que vuelve muy accesible el consumo. Lo que se busca con el costo de descorche es estimular el consumo de productos de alta gama.

Tanto los platos como los vinos del Castelar se pueden disfrutar en su salón principal que fue remodelado hace poco tiempo ya que conservaba el estilo de construcción de época y no se ajustaba a las exigencias actuales en lo que tiene que ver con la refrigeración, calefacción y la ambientación. Con ventanales que dejan ver la cortada Falucho, detalles en madera tanto en las paredes como en el techo, buena iluminación, la música indicada se buscó darle al espacio una orientación moderna respetando sus orígenes y hacen del lugar un sitio ideal para el relax y los buenos momentos.

Sugerencia: abadejo a la crema de hierbas

Es uno de los platos más pedidos por los comensales del Castelar; está elaborado con:

Filet de Abadejo -400 grs-, crema de leche -150 cc-, vino blanco, jengibre -una pizca-, sal y pimienta a gusto, romero, ciboulette, cilantro, tomillo, salvia y

orégano.

Grillar el filet de abadejo, calentar a fuego moderado la crema de leche con el jengibre y reducción de vino blanco, salpimentar a gusto. Sobre fuego bajo, agregar las hierbas aromáticas frescas.

Servir el filet y salsear con la preparación de crema de hierbas. Acompañar el plato con flan de queso y espinacas decorado con unas hojitas de perejil fresco.