La fábrica de galletitas será inaugurada la semana que viene
Pacientes del Mira y López elaboran masitas artesanales
Los pacientes producen dos veces por semana, pero pretenden hacerlo todos los días. Foto: Eduardo Salva

Tras haberse capacitado en normas de higiene y elaboración de alimentos, unas 15 personas con patologías mentales -próximas a ser externadas- participan de esta actividad productiva, que pretenden expandir.

Con su gorro y delantal blancos, y con una manga de repostería llena de dulce de leche en la mano, Pablo nos dio la bienvenida para que conozcamos las instalaciones de lo que va a ser la fábrica de galletitas, que se inaugurará la semana próxima.

Verborrágico, tomó la palabra en nombre de sus compañeros, en medio de la tarea que estaban haciendo: armar alfajores de maicena. "Estamos haciendo alfajores que rellenamos con dulce de leche y después le ponemos coco. Hace bastante que estamos y aprendimos lo que nos enseñaron María Luisa y Miguel. Aprendimos a hacer el encremado (manteca con azúcar) para la masa, que después ponemos clara de huevo. Luego estibamos los bizcochos en aquellas placas, pero antes ponemos manteca y papel arriba. Las ponemos en el horno y ya está".

Los alfajores no son los únicos productos que elaboran artesanalmente unos 15 pacientes del hospital Mira y López, algunos de los cuales están internados y otros concurren al Hospital de Día o a la consulta ambulatoria. También hacen pepas, masitas de variados gustos y palmeritas. Trabajan en el marco de un proyecto productivo que se viene concretando gracias al esfuerzo de tres entidades: el hospital, la cooperadora y la Dirección de Salud Mental de la provincia.

Lo hacen con el asesoramiento de Soledad Schmuck, trabajadora social; Sebastián Marini, psicólogo, y Natalia Colombo, estudiante de Trabajo Social, además de la colaboración de enfermeros y personal de servicios generales de ese hospital, comprometidos con esta iniciativa.

El proyecto recibió un subsidio del Ministerio de Economía y Producción de la Nación, que sirvió para pagar a dos capacitadores del oficio (sobre higiene personal y del lugar de elaboración, normas de Bromatología para funcionar, y la producción de galletitas propiamente dicha) y para comprar insumos para poder trabajar.

Aprendiendo juntos

Y Pablo continuó explicando: "El grupo es hermoso. Con algunas chicas ya nos conocíamos de antes porque veníamos al Hospital de Día. También vienen chicos de la sala 1. La otra vez cobramos por las masitas que vendimos". Quiso darle la palabra a Sandra, que estaba a su lado también rellenando tapitas, pero su timidez le impidió participar. Entonces, intervino Miguel: "Hacemos masitas dulces de vainilla, naranja y limón, alfajores, palmeritas y pepas con membrillo. Es más o menos fácil y todos trabajamos para hacerlas".

El último en hablar fue Gustavo, también ataviado con gorro y delantal: "Tuvimos una capacitación en la que había una parte de higiene, que consistía en el lavado de uñas y manos, pelo con una bandana y delantal. Nos dijeron que cada vez que se sale del lugar tenemos que volver a higienizarnos. En la otra parte aprendimos a hacer las masitas, que nos están saliendo bien y estamos vendiéndolas. Por ahora, nos está yendo bien".

Los profesionales a cargo explicaron que "trabajamos bajo los lineamientos de la Dirección de Salud Mental y la nueva reglamentación de la Ley de Salud Mental, que prevé crear dispositivos alternativos para la atención de estos pacientes y algún tipo de inserción en la comunidad. Son una población pobre, que tiene una historia de exclusión no solamente por la locura sino exclusión del mundo productivo. De alguna manera, este proyecto apunta a producir un lugar para que ellos trabajen pero también se apunta a un objetivo de externación".

Próxima inauguración

Por último, los profesionales plantearon que "hasta el momento conseguimos armar un circuito y con las ventas se reponen los insumos y va quedando alguna ganancia. El grupo de trabajadores decide qué hace con ese dinero, por ejemplo, compraron una balanza y en otra oportunidad repartieron un dinero de ganancia entre ellos".

En este sentido, aseguraron que "el hecho de poder participar en las decisiones de su empresa tiene que ver con poder democratizar el espacio y construir un ámbito que no tenga que ver con la explotación ni con no poder apropiarse de lo que producen. Además, los pacientes están aprendiendo ciertas cuestiones administrativas referidas con la comercialización de estos productos".

El proyecto productivo está por recibir el certificado de Bromatología de la provincia para poder vender las galletitas fuera del hospital, ya que desde hace un tiempo comercializan sus productos dentro. También pretenden -en algún momento- lograr alguna fórmula con un nivel nutricional agregado para que tengan alguna particularidad y así puedan ubicarse en el mercado.

Finalmente, los profesionales aclararon que "hacemos la logística del trabajo y articulamos la actividad con los terapeutas de cada paciente. Nos encargamos de delinear estrategias para cada uno de ellos, que no son comunes a todos. Nosotros no somos terapeutas, sino que hacemos el enlace entre ellos y los pacientes".

De la redacción de El Litoral