Señores directores: Los ciudadanos, los integrantes de una comunidad, deberíamos hacer un alto, un paréntesis, un momento de reflexión cuando se va alguien de nuestra sociedad que marcó un hito, que fue un ejemplo, un maestro y que se destacó en alguna de las áreas de la ciencia, el arte o en cualquier otra expresión.

Se fue el odontólogo Máximo Ledesma...

Recuerdo cuando lo conocí. Yo era muy joven, llegué a su consultorio acompañada de mi madre, también odontóloga y nos recibió con calidez, afecto y una dedicación incomparables, que sólo vi en muy pocos profesionales a lo largo de mi vida. Desde ese momento fui su paciente.

En mi mente joven, por esos arquetipos que uno guarda desde la infancia, lo igualé al Martín Fierro. Era un verdadero "gaucho", tenía innumerables experiencias profesionales locales y extranjeras, daba consejos acertados, tenía dichos propios, conocimientos científicos inigualables y todo eso lo transfería a sus pacientes.

Santa Fe debe estar triste por su ausencia, se fue un grande. Los santafesinos que lo conocimos y compartimos con él hermosos momentos tenemos la obligación de transmitirle a sus hijos y nietos lo valioso que era y la hombría de bien que tenía; que busquen en su imagen y en su recuerdo la fortaleza necesaria para seguir adelante cuando la vida los enfrente a problemas y reveses.

Esto intenta ser mi humilde homenaje a un maestro de la odontología, no sólo santafesina sino argentina como expresa una placa recordatoria que luce en una de las paredes del que era su consultorio y que le entregaron, hace unos años, en la ciudad de Buenos Aires, en reconocimiento a su trayectoria.

Emilce Méndez DNI. 6.368.142.