Llegan cartas

Ancianidad y vejez

Señores directores: La ancianidad y vejez ¿serán los últimos valores alcanzados en la vida? Orgullo de dos palabras que se conquistan con el correr del tiempo vivido. Llegar a anciano y viejo es un privilegio legado a nuestro andar.

Si no sabemos valorar nuestra ancianidad, nos vamos marginando y abandonando y desperdiciamos nuestra propia vida que tanto nos costó sobrellevar. La vejez nos va marcando el camino de nuestro pasado y haciendo ver a nuestros jóvenes que sin memoria no hay orientación ni futuro. En la vejez, podemos seguir sembrando y dando frutos, transmitiendo nuestras vivencias y consejos de nuestra historia. Miremos nuestra existencia, analizando lo de nuestra juventud; en nuestro lento caminar observaremos que nuestra vida en este lugar es un pasaje de ida sin regreso.

Si sabemos llevar nuestra ancianidad sin carga ni culpas, sólo con el sentido del amor y atención al prójimo, nos dará una dignidad propia de haber cumplido con una misión, llevando con nosotros el cariño y el respeto de todos. En la vejez creemos perder satisfacciones de los años vividos; pero en nuestro pausado trajinar, vamos recogiendo las esperanzas que no hemos olvidado y el agradecimiento por todo lo que hemos conquistado.

Nuestra fuerza no es la misma, al igual que nuestras pretensiones, pero en nuestra carrera por vivir un poco más vemos que nada vuelve, sólo nos queda la perduración de nuestro placer y el tiempo privilegiado de nuestra existencia. Cuando somos jóvenes, llenos de fuerza e ideales sentimos un respeto y admiración; al ir envejecimiento todo va decayendo, nuestra mirada quizás sea un poco perdida, buscando un poco de ternura y paz.

Muchos jóvenes cuando ven a un anciano caminando tambaleante, faltándole coordinación en sus movimientos, no se dan cuenta de que a ellos también los viene persiguiendo un viejo.

Ayúdanos... otros lo harán por ti.

José María Chartier - DNI: 6.191.112, ciudad

Agentes o semáforos

Señores directores: Con conocimiento de causa, estimaba que de entrada nomás el Sr. Intendente, ingeniero Mario Barletta, procedería a la intervención de algunas reparticiones, pero considero que se quedó corto pues hay muchas más como para "operar sin anestesia".

Pero ojo. En relación con el tránsito vehicular, hablan de la incorporación por necesidad de contratar la cantidad de treinta inspectores más, cuando lo aconsejable es semaforizar el microcentro y de esa forma estimo se cubrirán esas u otras necesidades con lo existente.

En años idos y situaciones similares, se resolvió que para jerarquizar la función del inspector municipal en la calle, era instruirlos en cursos a tales efectos, obligando a los agentes a concurrir dos veces por semana al mismo y rendir los exámenes correspondientes. La dirección se resistía a la incorporación de "agentes impuestos".

Federico A. Rodríguez Peyronel - DNI. 3.166.609