Paleta libre
"La pintura me sana, me cura"
Empezó a pintar cuando sus hijos ya estaban crecidos y encaminados. Ahora, después de 25 años de dedicarse al arte, se reconoce con alegría a través de la mirada de los otros. Fresca, sin vueltas, con un estilo propio, Nydia Andino se anima a ir más allá de los límites convencionales.

Laura Osti

"Yo soy pintora todo el día, pero pinto algunas horas; actualmente, porque mis hijos están grandes y trabajando, eso me permite dedicarme mucho a la pintura y a todo lo que sea artes visuales". Así comienza Nydia Andino la charla con El Litoral, esa tórrida tarde de enero en que nos recibió en su casa, ubicada en pleno centro de esta capital. Una antigua "casa chorizo" que ella y su marido restauraron y reciclaron, en cuyo fondo, la artista plástica tiene su atelier.

"La pintura es lo que más me interesa y lo que más hago, pero si se presenta otra cosa, también me entusiasma mucho, me gusta la mezcla de cosas, la mezcla de personas, me gusta ir al Cinemark porque ahí hay toda clase de gente... siempre que no sea una mezcla peligrosa, porque a la vida trato de cuidarla", acota risueña. En esa mezcla de cosas pueden incluirse trabajos de herrería, como una bicicleta fija con un pequeño visor para observar distintas imágenes mientras uno da un "paseo", u otros objetos que al pasar por sus manos se transforman en una manifestación plástica e incursionan en el terreno del arte.

"Yo no pienso que la pintura sea ficción -aclara-, porque una vez que vos pusiste todas tus energías en eso y todas tus emociones y tus quehaceres, eso se ha transformado en un cuerpo con energía y no es lo mismo ver una reproducción en un libro que ver la pintura original. En el original, a través de los años, ves la huella del pintor y lo sentís más una obra de un humano. La pintura es una aventura de lo más interesante".

Nydia tiene 67 años y proviene de San Jerónimo Norte. "Yo era una mujer con muy poco mundo, vivía casi en el campo, me había dedicado a criar mis hijos, tengo estudios secundarios, pero empecé a pintar de grande, cuando mis hijos ya eran grandes, hace como 25 años que yo me dedico a esto".

Un comienzo difícil

Relata que le dio trabajo reconocerse como pintora. "éltimamente me siento bastante más firme, no porque yo haya hecho lo que querían las otras personas, siempre he hecho lo que he querido yo, pero si vos sentís que tenés apoyo, eso te ayuda también, porque es muy difícil juzgar lo que uno hace".

Comenta que tiene cuatro hijos, "la mayor tiene 46 años y el más chico tiene 30, y diez nietos, y tengo a mi marido también", se ríe. "Pero todos me dan libertad, nadie está celoso de que yo me ocupe de esto", advierte y reconoce que fue su marido quien la impulsó a ir a aprender a pintar.

Señala que no hizo la carrera de Artes Visuales sino que asistió a talleres libres, "con buenos profesores", entre los que mencionó a Julio Botta y César López Claro. Al respecto, considera que "lo más que puede hacer un profesor, que es interesantísimo, es darte libertad; el desarrollo es de uno, es muy difícil que alguien de afuera pueda hacer lo que no podés hacer vos".

Sobre sus comienzos, que fueron difíciles, dice de sí misma que "no era una persona despierta, a mí me costaba enormemente poder manifestarme, a lo mejor todo lo tenía adentro pero no podía", hasta que un buen día se soltó. Y ahora afirma con convicción: "Lo que yo tengo es que yo me animo, me animo a poner lo que a lo mejor a otro le parece tonto. He tenido el reconocimiento de muchas personas y eso también te va ayudando, pero por más que no hubiera tenido ese reconocimiento, hubiera hecho lo mismo porque era lo único que podía hacer yo".

La importancia de quien mira

Para Nydia, "la pintura es una escritura, pero que no se puede conocer a través de la inteligencia, es semejante a la música, uno percibe una vibración, pero se necesita ejercicio, no siempre se puede captar de una vez, se aprende mirando y mirando".

Entre sus pintores favoritos, mencionó a "Matisse, un maestro del color; Monet, una persona refinada, delicada, se puede apreciar mejor viendo el original; Picasso es un destructor, la familia tiene que haber sufrido bastante, pero te hace bien Picasso. ¿Por qué? Porque vos también tenés adentro la violencia y la destrucción, vos lo mirás y es como que te sana; el estadounidense Jackson Pollock también me gusta... la pintura me sana, me cura, cuando ves pintura se te amplía el panorama, la percepción...".

Respecto del arte actual, "de este principio de siglo, que hacen personas muy jóvenes, es una pintura más de ideas y yo me siento más identificada con pintura de sentimientos. Te tenés que meter en eso intelectualmente y yo me conecto de otra manera", dice.

Nydia prefiere resaltar mucho la importancia del que mira. "Si no hay alguien que mira, no somos nada, la obra vive a través de la mirada del otro, es una comunicación oculta y misteriosa entre el autor y el que mira. En el momento de la mirada pasa a tener protagonismo el que mira, es el personaje más importante. Me interesa más esa comunicación que descifrar conscientemente lo que quiso decir el autor, que puede ser una idea influida por enseñanzas, yo prefiero esa comunicación más íntima de humano a humano", concluye.