La producción de biocombustibles
Cambio climático: el remedio sería peor que la enfermedad
La conversión de bosques y praderas naturales liberaría más carbono a la atmósfera que el que se retendría al utilizarse los biocombustibles. Los efectos serían peores que usando combustibles fósiles.

Agencia EFE

La conversión de tierras para el cultivo de materia prima para biocombustibles aumenta la emisión de carbono en la atmósfera, lo que empeora el problema del cambio climático en vez de resolverlo, revela un estudio publicado en la revista Science.

Según Joe Fargione, científico de Nature Conservancy, la investigación tuvo como objetivo determinar si en realidad vale la pena llevar a cabo esa conversión.

Y el resultado estableció que la conversión de bosques, pastizales y turbas para el cultivo de biocombustibles libera en la atmósfera más carbono que lo que se retiene al utilizarse esos biocombustibles en vez de los actuales combustibles fósiles, añadió.

"Estas zonas naturales albergan mucho carbono. Por ello el convertirlos en tierras de cultivo significa la emisión de toneladas de carbono en la atmósfera", señaló el científico.

"Si uno trata de mitigar el calentamiento global, simplemente no tiene ningún sentido dedicar tierras vírgenes a la producción de biocombustibles", agregó.

Según el científico, la conversión de tierras con residuos vegetales -turbas- para la producción de aceite de palma en Indonesia y la de sectores de la Amazonía en Brasil para la producción de soja produjo la mayor liberación de carbono en la atmósfera.

"Todos los biocombustibles que usamos ahora provocan la destrucción del hábitat, directa o indirectamente", dijo Fargione.

"La agricultura global ya está produciendo alimento para 6.000 millones de personas. La producción de biocombustibles exigirá que se deban convertir más territorios en tierras agrícolas", indicó.

Según el informe del estudio, sus conclusiones coinciden con observaciones anteriores en el sentido de que la mayor demanda de etanol de maíz probablemente esté contribuyendo a la conversión de algunas zonas de la Amazonía brasileña.

Por otra parte, los agricultores estadounidenses que tradicionalmente producían maíz y soja de manera alternada ahora se han dedicado a plantar exclusivamente maíz para atender la demanda de etanol.

Además, los agricultores brasileños están plantando cada vez más soja y con ello están deforestando la región del Amazonas, indicó el estudio.

"Al buscar soluciones para el cambio climático, debemos asegurar que el remedio no sea peor que la enfermedad", indicó Jimmie Powell, que dirige el Departamento de Energía de Nature Conservancy.

"No podemos darnos el lujo de hacer caso omiso de las consecuencias que tiene convertir las tierras para la producción de biocombustibles", añadió.

El científico indicó que insistir en esa conversación podría significar que "sin quererlo estemos promoviendo alternativas de combustibles que son peores que los combustibles fósiles", indicó.

Los científicos señalan que todos los combustibles deben evaluarse según el impacto que tengan en el calentamiento global.

"Es necesario que apliquemos diversos enfoques de manera simultánea para resolver el cambio climático. No existe un remedio mágico.

"Algunos biocombustibles pueden serlo, pero sólo si se producen sin que sea necesaria la conversión de tierras nativas para dedicarlas a la agricultura", agregó.

Creada en 1951, Nature Conservancy es una organización independiente que se ha asignado la tarea de proteger las tierras ecológicamente importantes en todo el mundo.

Precisiones

El dióxido de carbono (CO2) generado por la creciente deforestación y pérdida de sabanas, turberas o praderas naturales para ser destinadas a terrenos de cultivo supera ampliamente al volumen de emisiones evitado gracias al uso de combustibles ecológicos, asegura el informe publicado en la revista Science del 8 de febrero.

Tales reconversiones de tierras para cultivar maíz o caña de azúcar, materias primas del etanol, o de soja para biodiésel, generan emisiones de CO2 de 17 a 420 veces superiores a la reducción anual lograda con el reemplazo de combustibles fósiles por biocombustibles, señalan los investigadores.

No obstante sus objeciones, los autores del estudio destacan que hay, sin embargo, algunos biocombustibles que no contribuyen con el recalentamiento global pues no afectan el medioambiente.

En ese sentido, citan a los producidos a partir de desechos agrícolas y forestales como la viruta de madera y las plantas que nacen en terrenos no propicios para la agricultura, actualmente, objeto de mucha investigación.

El Año del Planeta Tierra

El Año Internacional del Planeta Tierra (Aipt), centrado en las geociencias, arrancará el próximo martes con un acto en la sede de la Unesco en París, destinado a "contribuir en la mejora de la calidad de vida de las futuras generaciones".

Se trata de "hacer de nuestro planeta un lugar más seguro, más sano y más rico para sus comunidades humanas, empleando el conocimiento de 400.000 especialistas en ciencias de la Tierra", indica la Organización de la ONU para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Organizado juntamente con la Unión Internacional de Ciencias Geopolíticas, el Año del Planeta Tierra, apoyado por 191 países, es en realidad un trienio (2007 a 2009), pero las Naciones Unidas han proclamado 2008 como el período más relevante.

La Aipt tiene por "vocación explicar y difundir a la sociedad civil los conocimientos de las geociencias: su objeto, métodos, esperanzas, resultados e impacto en la sociedad", según las palabras de su presidente, Jean Dercourt, dirigente de la Academia de Ciencias francesa.

Aunque no está destinado a poner en marcha "programas nuevos ni originales", "sensibilizará al público" y lo hará más conocedor de la materia, explicó Denis Vaslet, presidente del Comité Nacional Francés, de la Oficina de Investigaciones Geológicas y Mineras.

Para la Unesco, el Año se inscribe en los "objetivos de la ONU sobre desarrollo sostenible al promover el uso racional de los recursos de la Tierra y alentar una mejor planificación y gestión con vistas a reducir los riesgos para los habitantes del planeta".

Por ejemplo, esta iniciativa persigue demostrar cómo la falta de conocimientos ha podido llevar a catástrofes, como hundimientos de presas, tsunamis, inundaciones o erupciones volcánicas, y a la vez probar que el dominio de las geociencias también ha permitido prevenir otros accidentes naturales.

La Unesco insta así a los científicos a trabajar sobre diez grandes temas que afectan a la humanidad: salud, clima, aguas subterráneas, océanos, riesgos naturales, etc..

En ocasión del lanzamiento del Aipt, una conferencia de dos días será organizada el martes en la sede de la Unesco en París moderada por su director general, Koichiro Matsuura, en la que intervendrán científicos, dirigentes de grandes empresas y responsables políticos.

Los debates se centrarán en temas como el crecimiento demográfico y el cambio climático, los recursos de la Tierra o los riesgos naturales.

El programa de este Año Internacional se pude consultar en los sitios web www.anneeplaneteterre.com y www.yearofplanetearth.org.