Para la Región central de Santa Fe
Fertilización con fósforo y azufre en la producción de alfalfa
Entre los factores que condicionan la producción de leche en la región central de Santa Fe, la deficiencia en la producción de forraje constituye uno de los más relevantes, siendo la fertilidad del suelo un aspecto muy relacionado. Les resumimos parte del trabajo que será expuesto en las jornadas sobre pasturas en el Inta Rafaela el 21 de febrero.

Ing. Agr. Hugo Vivas y Luis Romero. INTA EEA Rafaela.

Esta situación determina una menor carga animal por unidad de superficie y una pérdida económica asociada a los costos de oportunidad. En la región mencionada la producción de alfalfa no es uniforme. En el oeste es significativamente superior a su correspondiente del centro y el este. Podría aceptarse que todas comparten similares condiciones de radiación, temperatura y ligeras diferencias en los promedios anuales de precipitación, con aumentos hacia el este. Las razones que en gran parte explican la variabilidad productiva se relacionan con los niveles de fertilidad. Por ejemplo, en el oeste los contenidos de materia orgánica (MO) oscilan alrededor de 2,8-3% y el nitrógeno total (Nt) de 0,15-0,16 %, mientras que en el este dichos valores son inferiores y varían alrededor de 2,2-2,5 % para MO y de 0,10-0,12 % para Nt. Otro ejemplo puede darse con el fósforo (P).

Funciones del fósforo

Para una adecuada producción de alfalfa los factores más limitantes lo constituyen el fósforo (P) y el azufre (S). El calcio (Ca) actuaría favoreciendo la absorción del P y se debería a un aumento de los iones positivos tanto en la solución como en la superficie radicular que facilitaría la absorción de los fosfatos. Se necesita mayor investigación e información sobre este nutrimento para precisar su rol en relación con los otros factores mencionados.

Entre las numerosas funciones que le cabe al P se pueden mencionar que favorece el rápido desarrollo radicular, interviene en todas las funciones energéticas, aumenta la eficiencia del uso del agua, constituye compuestos esenciales para la fotosíntesis, es componente de las proteínas, contribuye a la fijación del anhídrido carbónico y facilita la fijación del N atmosférico a través del aporte de ATP asociado con la actividad nitrogenasa. Se considera una buena provisión de P extractable cuando el mismo supera los 25 ppm en los primeros 20 cm de suelo. Otros autores como Quintero y Boschetti, destacan que en numerosos trabajos de nuestro país las posibilidades de respuesta a la fertilización son altas por debajo de 12 ppm de P Bray I pero con valores superiores la alfalfa continúa respondiendo pero a una tasa menor.

Hace falta

En el centro de Santa Fe, frecuentemente el P extractable en la capa superficial es inferior a 25 ppm y disminuye considerablemente en profundidad, mientras que en el oeste existen valores superiores a 70 ppm y de hasta 20 ppm a una profundidad de 1,40m.

A partir de la campaña 1994-95 se comenzó a disponer información que demostró la necesidad de la fertilización fosfatada para aumentar la producción de alfalfa en el centro de Santa Fe. Posteriormente el azufre (S) se constituyó en el otro nutrimento deficitario y con una relevancia similar a la del P.

El S se presenta en suelos con bajos niveles de materia orgánica y muchos años de agricultura. Junto con el P constituye un elemento de gran importancia en la formación de las proteínas de la pastura y su demanda guarda relación con los niveles de producción de materia seca (MS). En suelos arenosos el S puede tener una dinámica similar al nitrógeno y migrar con facilidad hacia horizontes profundos pero en suelos franco limosos y arcillosos el nutriente tiene capacidad de permanecer y tener efectos residuales en años posteriores.

La primera experiencia con resultados positivos a la fertilización fosfatada en alfalfa fue encontrada por Vivas en el Departamento Las Colonias, a la vez que la respuesta fue nula en el Departamento Castellanos con suelos suficientes en P. Las diferencias productivas fueron muy notables poniendo de relieve la deficiencia nutricional en el suelo de Humboldt.

Contracara

En el oeste corresponde enfatizar en la elección de la variedad, la fecha de siembra, el control de las malezas y la inoculación para optimizar la fijación biológica del nitrógeno, pero en el este además se impone un análisis del suelo para evaluar el P extractable y fertilizar si el mismo es inferior a 25 ppm. La cantidad a utilizar estará en función de los resultados analíticos y de los objetivos de producción y la dosis podrá definirse con ayuda profesional o técnico asesor. La fertilización fosfatada permite un forraje de mayor calidad respecto de este nutrimento, puesto que con las dosis sucesivas se observaron aumentos de 0,27 a 0,35 g/100 de P.

Por la información disponible en la EEA Rafaela, el déficit nutricional de los suelos del centro-este de Santa Fe no está sujeto solo por el P sino también por el azufre (S). La primera referencia mostrando el beneficio productivo del S en alfalfa fue detectada en la campaña 1998/99 en un suelo de la serie Esperanza. Este nutrimento es muy requerido por las leguminosas y las crucíferas y se presenta en suelos con bajos niveles de materia orgánica y muchos años de agricultura. Junto con el P, el S constituye un elemento de gran importancia en la formación de las proteínas de la pastura y su demanda guarda relación con los niveles de producción de MS.

Síntomas

Los síntomas de deficiencia de S son clorosis en la parte superior de la planta pudiéndose confundir con la falta de nitrógeno. También se caracteriza por el desarrollo restringido de la altura y la biomasa.

La experiencia que puso de relieve el rol del S en función de dos niveles de fertilización con P fue evaluada por Vivas et al (2001) en la localidad de Esperanza en un suelo con 2,22 % de MO, 12 ppm de P extractable y 9,5 ppm de azufre de sulfatos (S-SO4). Se utilizaron dos niveles de P (20 y 60 kg/ha) bajo la forma de SFT (P=20%) y cuatro niveles de S (0, 12, 24 y 36 kg/ha) como sulfato de amonio (S=24%).

Diferencia productiva

En el 1º período el contenido de P extractable en Rafaela fue de 44,4 ppm y en Humboldt de 23,6 ppm de P, algo inferior al deseable 25 ppm. Las condiciones ambientales no fueron tan diferentes en las dos localidades, por lo tanto la diferencia del 67% en la MS podría atribuirse a las condiciones nutricionales del suelo. La confirmación de este factor causal se presentó en el período 2003-2006 donde las variedades en Esperanza fueron fertilizadas con P y S a la siembra y en sucesivas oportunidades durante el ciclo de la pastura, alcanzando una diferencia productiva con sus similares en Rafaela de tan solo un 8,3%.

Las evidencias hablan

Las evidencias indican que para satisfacer la nutrición de la alfalfa en la región central y este de Santa Fe no solo es necesario el P sino también el S en variadas proporciones y momentos de aplicación. En el oeste hasta el presente solo el S tiene la mayores posibilidades, sobre todo en suelos con antecedentes de mucha agricultura.

En el oeste

Por el momento, en el oeste de la provincia con alta concentración de P en el suelo, es factible la producción de alfalfa sin recurrir a la fertilización fosfatada pero es diferente en el centro y el este donde la aplicación de P es imprescindible.

La bosta vale

La MS de alfalfa contiene alrededor de 0,3% de P. Por lo tanto los 49830 kg/ha de MS en Rafaela consumieron 150 kg/ha de P en tres años, equivalentes a 750 kg/ha de Superfosfato triple (SFT), que corresponden a 250 kg/ha de SFT/año. En Humboldt, por el contrario, la cantidad fue de 250 kg/ha de SFT en tres años correspondiendo aproximadamente a 83 kg/ha de SFT/año.

Es evidente que la cantidad necesaria de P para la producción de alfalfa es alta pero es importante saber que una gran proporción de lo que se consume puede volver al suelo a través del bosteo, de ahí la importancia de la mayor permanencia de los animales en los potreros para facilitar el retorno de los nutrientes.