La variable de ajuste debería ser el que especula
Por Eloy Rodríguez

El oscilante ex Ministro de Economía, Roberto Lavagna, se regodeaba, en el año 2005, de haber bajado el precio que se le pagaba a los tamberos, de 60 a 53 centavos, una injusticia económica, propia de quienes priorizan la especulación sobre lo productivo.

La situación ha empeorado en detrimento del pequeño y mediano productor, son casi el 70% de los tamberos, que producen menos de 2.500 litros, el único eslabón controlado gendármicamente. íCuánto interés en saber cuanto gana el tambero, no vaya a ser que su renta sea exorbitante!. Mientras tanto, los restantes eslabones participan de las especulativas ruedas de negocios, convirtiéndose en destinatarios de sinecuras estatales, sin aportar, por ejemplo, al sistema de estabilización de precios, eximiéndose de algunos impuestos y con rebajas en las retenciones a las exportaciones.

Otro dato contundente, se refiere al FOPAL (Fondo de Asistencia a la Lechería) que reveló, en 1986, la existencia de 40.000 tambos en todo el país, hoy no existen más de 12.000, de los cuales el 40% produce 1.000 litros, como máximo, y un 20%, ordeña más de 6.000 litros.

La lechería, actualmente, choca contra dos óbices: 1º) la inequidad de subsidiar el precio de la leche y algunos derivados, restándole rentabilidad al productor y 2º) considerar la similitud en los costos sin tomar en cuenta la magnitud de la explotación tambera.

Un estudio realizado por el INTA de Entre Ríos llegó a la conclusión que un tambo grande gana el 9%; uno mediano, el 5% y uno chico, un 4%.

Estos últimos, que son empresas familiares, ajustan los costos mediante la restricción de los retiros mensuales; los medianos, familias y empleados, mediante el despido de trabajadores y los grandes, conformado por asalariados, debe absorber los mayores costos, que luego compensan con otra variable, por ejemplo el combustible: un aumento en este ítem, repercute un 20% en los más pequeños, 15% en los medianos y menos de un 5 % en los grandes. Además, el análisis arrojó otro dato preponderante: el 35% de la explotación tambera se efectúa en campos arrendados por grandes y medianos empresarios.

Otra investigación llevada a cabo por Raúl Zehnder y Sergio Borga, INTA Rafaela, sostiene que "el costo de oportunidad suele omitirse al momento de estipular los valores de producción. Si alguien alquila, dicho precio es un gasto que se traslada al valor final, pero si la tierra es propia, se omite el costo de oportunidad, por eso estos suelen ser más elevados en aquellas empresas que arriendan el campo".

El veterinario Rodolfo Murray, sostiene que "En los costos de la lechería inciden: los combustibles, las tarifas eléctricas, los balanceados, los fletes, herbicidas, fertilizantes y los sueldos". Además dice que "es fácil cortar los gastos y que lo difícil es sostener la estructura productiva".

La leche en sachet, en góndola, cuesta, en promedio, $ 2,15, si el precio en tranquera bajó de $ 0,82 a $ 0,78 la cadena de valor aumenta el precio final en casi $ 1,40.

Además, el fondo compensador de la leche en polvo, de alrededor de 100 millones de pesos, formado por la diferencia entre el valor de mercado con el de imposición exportable, hasta la fecha, no se distribuyó.

Quien transforma pasto o granos en leche de primera calidad y que aplica en su rodeo sanidad, genética y tecnología, no puede ser el chivo expiatorio de la angustia inflacionaria. Hoy que el mundo aumentó la demanda de leche, Argentina produce menos. Hay alguien que especula, que no es justamente el tambero.