DOS EN UNA
Marroquí y Española

Cuando se habla de manifestaciones artísticas compartidas entre España y Marruecos, todo el mundo piensa muy especialmente en el arte islámico. Por lo que respecta al país magrebí, el Islam es el principal elemento forjador de su cultura, sobre todo por su larga duración, desde finales del S. VII y hasta la actualidad.

El arte islámico se caracteriza por el predominio casi absoluto de la arquitectura, civil y religiosa. Al Norte o al Sur del estrecho de Gibraltar un largo y paciente proceso de mixturas de encuentros y desencuentros derivaron en una arquitectura de características únicas.

Los Moros llevaron una cultura espacial basada en la lógica del espacio abierto como corazón del espacio cerrado, arquitecturas que poco muestran hacia fuera y que mucho viven hacia dentro. El Ryad se trata de una construcción señorial organizada alrededor de un patio central, espacio este que será el pilar fundamental de los edificios coloniales españoles.

Destacan, además, tipos arquitectónicos genuinos que surgirán de influencias y devolverán influencias aún mas elaboradas.

Así el Ksar (poblados fortificados de arquitectura bereber, con estructura social de tribus no sedentarias), son construcciones semejantes a fuertes románicos de la temprana edad media española con cuatro torres en cada ángulo de la construcción y una sola puerta de acceso.

Las Medersas o Madrarsas normalmente monumentales, colegios o universidades coránicas, suelen estar organizadas como un RIAD con una sala de plegaria y las habitaciones para los estudiantes, en la galería superior, similar a la arquitectura monástica occidental.

Los Marabouts, que son pequeñas edificaciones normalmente encaladas en blanco, tumbas de los marabouts (musulmanes santificados), influyeron decididamente en las capillas renacentistas.

Los Kasbah que son ciudadelas, construidas generalmente al mismo tiempo que la ciudad, y cuyo objeto era hospedar a las fuerzas armadas, resultaron decisivos en la gestación de las plazas de armas coloniales.

Los Fondouks construidas siempre en el interior de la medina, como lugares de acogida de las caravanas y de los campesinos que llegan a la ciudad en día de mercado, cuentan con establo para los animales y para los dromedarios de las caravanas, báscula comunitaria, centro de intercambio y negocio, especialmente los días de gran mercado actuaban en el espacio urbano como las plazas mayores de las ciudades ibéricas.

No sólo existe un espacio arquitectónico común entre España y Marruecos. El entramado urbano de muchas poblaciones meridionales españolas y septentrionales marroquíes siguen una misma concepción, siendo unas veces contemporáneas en el tiempo y otras se han realizado por el influjo de uno sobre otro.

Pero el mudéjar se ha convertido en un sustrato islámico permanente en la arquitectura española, que renace continuamente y enriquece, transformando a las dos arquitecturas en una.

Arq. Gustavo Barrirero.