Mercados y tendencias
El trigo local sigue aislado del mundo
El Gobierno dispuso que no se podrán registrar ventas de trigo con embarques al exterior antes del 8 de abril. Como las ventas se podrán anotar con un máximo de 15 días antes del envío, el movimiento se iniciará el 25 de marzo.

Flavia Rossi

La comercialización de trigo dista mucho de ser normal. Aunque la cosecha recién terminó, la exportación hace tres semanas que se mantiene retirada en la zona de Rosario y dejó a la molinería como principal demandante. Sin la urgencia por completar barcos y con la exportación cerrada durante todo marzo, la plaza local sigue separándose de los vaivenes externos.

No hay más barcos que busquen trigo sobre las costas argentinas. El programa de carga para el trigo se terminó en el tiempo prometido, habiéndose embarcado los siete millones de toneladas registradas en noviembre.

Sin claridad respecto a cuándo se reanudarán los negocios -y sobreponiéndose al desmentido aumento de retenciones-, el interés comprador del sector se redujo sustancialmente durante febrero. Dejó de cotizar la pizarra sobre Rosario y sólo hubo negocios puntuales en los puertos del sur. Los precios retrocedieron de los 650 pesos por tonelada de fines de enero (700 pesos por lotes especiales sobre Rosario) hasta acomodarse en los virtuales 570 pesos de esta semana sobre Necochea.

Sigue cerrado

Semanas atrás se había postergado la apertura del registro para comienzos de marzo y se puso el límite de embarque para el 17 de ese mes. Sin embargo, esta semana la Secretaría de Agricultura informó que no se registrarán ventas al exterior de trigo correspondiente a operaciones con períodos de embarques que se inicien con anterioridad al 8 de abril. Aunque la noticia no sorprendió a los operadores, justificó una nueva corrección a la baja de las cotizaciones del término.

Con la nueva regulación, las ventas de trigo se pueden anotar con un máximo de 15 días antes del embarque, por lo que recién habría movimientos desde el 25 de marzo. Hasta entonces, el sector seguirá comprando a cuenta de los negocios que hará en el futuro. Precisamente, aunque el volumen negociado fue muy flojo como para entibiar los precios, los exportadores siguieron comprando 1,4 millones de toneladas.

Nuevo sistema

El nuevo sistema de cuotas de exportación empezará a contarse desde abril, con un máximo de 400 mil toneladas por mes, y permitirá monitorear el impacto que tenga el mercado internacional sobre la molinería. El tema es que con las compras que ya tiene el sector estará tranquilo hasta mediados de julio.

La pregunta del millón: el saldo exportable adicional no fue precisado. La producción de la campaña 2007/08 llegó a casi 15,5 millones de toneladas y se exportaron siete millones. Aunque el Gobierno mencionó el volumen de dos millones de toneladas, se reserva la potestad de ajustarlo con la condición de que no comprometa el abastecimiento interno.

Hasta fines de enero, los molinos habían comprado dos millones de toneladas, con un adelanto de 25 por ciento respecto al año pasado. Si bien la campaña arrancó con un remanente de aproximadamente un millón de toneladas, parece prematuro fijar el potencial de consumo interno.

Atentos

La molinería sigue atenta a las novedades. Están presentes pero cautelosos, saben que el sector al que pertenece está en ebullición. La calidad general es buena y está resultando barato competir con la exportación para abastecerse. Por el momento, la suerte está de su lado.