ALBERTO OLMEDO
20 años sin el Negro
Ilustración Lucas Cejas. 

Hace dos décadas fallecía uno de los capocómicos argentinos por excelencia. Televisión, cine y teatro fueron los espacios donde desplegó su capacidad para hacer reír y crear personajes inolvidables, de la mano de una innata capacidad para la improvisación.

"No hay merienda si no hay capitán", canta su coterráneo Fito Páez en el "Tema de Piluso", delineando el territorio de una generación que, día a día siguió frente al televisor, taza de leche y masitas de por medio, las aventuras del Capitán.

Su sombrero característico, su sonrisa pícara, sus ojos saltones, marcaron a fuego la historia de miles de pibes. Su carrera devino en un prolífico árbol lleno de ramas, con un tronco formado a base de humor. Y esos niños, ya adultos, fueron colgándose de esas ramas y regando la tierra con carcajadas.

Alberto Olmedo nació en 1933 en un barrio humilde de Rosario: Pichincha, y empezó a trabajar a los seis años, en una verdulería. Por ese entonces vivía con su mamá, Matilde. Mientras cursaba la escuela fue incursionando en diferentes grupos artísticos, perfilando una vocación que, a los 21 años, lo llevaría a probar suerte en Buenos Aires.

El salto llegó, paradójicamente, de forma improvisada. Trabajaba como switcher en Canal 7 cuando, en la cena de fin de año, el Negro hizo una improvisación que dejó impresionadas a las autoridades de la emisora. Era el preámbulo de lo que sería su marca indiscutible: la capacidad para sacar conejos de la galera y hacer reír sin más soportes que la propia espontaneidad.

MÁSCARAS

En 1955 Julio Bringuer Ayala, interventor del canal, le ofreció trabajar por primera vez como actor. Una semana después de esa cena, Alberto debutaba en "La Troupe de TV" y, poco después, comenzaba a hacer monólogos y pequeños sketchs en "La revista de Jean Cartier", donde surge el personaje "El profesor de locutores".

Dos años después nacía Joe Bazzoka, en el marco del programa infantil que protagonizó durante tres años, todos los sábados al mediodía. Sin embargo, su primer gran éxito llegaría de la mano de "El Capitán Piluso", en Canal 9, a partir de 1960.

En 1964 ingresó, junto a Javier Portales y María Rosa Fugazot, al elenco de la popular "Operación Ja Ja", de Gerardo y Hugo Sofovich, donde nacieron personajes como "Rucucu" y el "Yéneral Gonzáles".

"El botón" y "El test de las familias", "El chupete" y "Fresco y batata" fueron algunos de los ciclos que tuvieron como protagonista al hincha fanático de Rosario Central.

En 1972 llegó a la pantalla grande "Los caballeros de la cama redonda" y, un año después, el Negro protagonizó "Alberto Vilar, el indomable".

El Maipo fue la casa que vio su debut en el teatro de revista, junto a José Marrone.

En 1980 hizo junto a Susana Giménez "Alberto y Susana" en Canal 13. Ese mismo año se estrenó "A los cirujanos se les va la mano", primera película del cuarteto Olmedo-Giménez-Porcel-Casán que luego haría furor en los teatros porteños y marplatenses.

"No toca botón" fue, sin duda, su programa emblemático. Allí nacerían personajes como "Chiquito Reyes, doble de riesgo", "Lucy" y "El Nene" -del que Olmedo se valía para hacer sus famosos "chivos" al aire- "El dictador de Costa Pobre", "El Pitufo", "Rogelio Roldán, jefe de cadetes" y "El Psicoanalista", entre otros.

En 1986, el furor estaba instalado. Es el año de "El manosanta", "Álvarez y Borges" y "El mucamo Perkins". En teatro, "El Negro no puede" bate récords históricos, con casi 120 mil espectadores en el Neptuno, de Mar del Plata.

NADA MÁS

El 5 de marzo de 1988 cayó involuntariamente del balcón de su departamento en el piso 11°, luego de una noche de fiesta. Su compañera Nancy Herrera fue testigo de la desgraciada maniobra. Sus restos están sepultado en el Cementerio de la Chacarita.

Su deceso prematuro provocó una profunda tristeza entre sus seguidores. Luego de su muerte, comenzó a ser considerado un humorista de culto, y se celebran homenajes en su Rosario natal y en el resto del país.

Olmedo tuvo cinco hijos: tres varones con su primera esposa, Judith Jaroslavsky; y un varón y una mujer con la segunda, Tita Russ.

Una columna de ladrillo, en la Avenida Corrientes, tiene marcadas en su parte superior las huellas dejadas en cemento de las manos del actor, y una placa debajo que dice: "¿Qué quiero que quede de mí? Una estatua a mis manos en la calle Corrientes para que miren y digan: `Chau, Negro'. Nada más".

El 4 de mayo

de 1976, en el primer programa del año de "El Chupete", se anunció la "desaparición física" de Olmedo. Una semana después, como consecuencia de la broma (que hacía referencia a los asesinatos que estaban cometiendo los militares en el poder), el ciclo fue levantado. A raíz de este incidente, Olmedo fue "borrado" de la televisión, durante dos años.

DE LA REDACCIÓN DE EL LITORAL/www.olmedo.com.ar